En defensa del canapé

En los últimos años, he ido invitado al Godó unas cuantas veces pero, mira por donde, no he conseguido ver ningún partido de tenis. De hecho, ahora que lo pienso, no he llegado, ni siquiera, a ver las pistas del Real Club de Tenis. Siempre me pasa lo mismo: de la copa y el canapé del village paso directamente al comedor, el café siempre se alarga y, cuando me doy cuenta, ya llego tarde a algún sitio y tengo que marchar volando. En fin, tampoco soy el único al que le pasa, ¿eh?

El Godó está lleno de gente guapa haciéndose fotos para el Instagram a quien el tenis le importa un bledo, pero dan ambiente. También abundan los señores de corbata y las señoras de traje chaqueta que hacen negocios, sin hacer caso tampoco a los dos chicos en pantalón corto que, a pocos metros, van golpeando la pelota con la raqueta. En este tipo de eventos siempre encuentras gente interesante o, al menos, pintoresca. En una ocasión, me sentaron al lado de Jaime de Marichalar. Durante el primer plato intercambiamos algunas cortesías, pero cuando un cirujano plástico que acababa de hacer la cara nueva a una celebrity y con quien también compartíamos mesa le alertó, medio en broma, de que yo era periodista, Don Jaime enmudeció de golpe.

Sin saber muy bien porque, he acabado formando parte de esta troupe que, de forma más o menos regular, deambula entre bandejas de canapés y hace cola en la barra de gin-tonics de inauguraciones, presentaciones, galas benéficas… A veces, tengo la sensación de que siempre somos los mismos, aunque no sea del todo cierto. En 2016, Massimo Dutti abrió su flagship store en la Casa Ramon Casas del Paseo de Gracia —para entendernos, donde antes estaba la Vinçon—. Vamos, para allá: modelos, gente de la tele, deportistas de élite… Todo el mundo muy bien vestido y peinado. Nivel. Ahora una copa de champán, ahora un trozo de jabugo, ahora una gamba… Una velada estupenda, vaya.

Todo el mundo muy bien vestido y peinado. Nivel. Ahora una copa de champán, ahora un trozo de jabugo, ahora una gamba...

Poco después, H&M también abrió mega-tienda en el Paseo de Gracia y, por supuesto, también organizó una mega-fiesta. Vamos, para allá, también. Recuerdo que, a diferencia de Massimo Dutti, aquí me sorprendió no conocer prácticamente a nadie. Todo eran chicos y chicas muy jóvenes, para mí completamente anónimos, que no paraban de hacerse selfies. Me recordaban a los personajes de “La Bola de Cristal”, con sus chándales, maquillajes y peinados de los 80. Al día siguiente leí en la prensa que eran algunos de los influencers más importantes del mundo, con millones de seguidores, y pensé que me estaba haciendo mayor y que, en aquella troupe, no pintaba nada.

Barcelona, ​​como toda gran ciudad, tiene un calendario anual de eventos en el que el MWC ocupa un lugar muy destacado. Durante los días de congreso, las grandes empresas telefónicas compiten por cuál organiza el acto más fastuoso en el lugar más emblemático para sus miles de invitados. También es importante la 080 Barcelona Fashion y todas las fiestas que organizan las firmas de moda coincidiendo con este salón.

Sin embargo, el gran acontecimiento del año es la Gala People in Red que organiza la Fundación Lucha contra el Sida del Dr. Bonaventura Clotet para recaudar fondos para la investigación del VIH y que reúne un número de famosos por metro cuadrado excepcionalmente alto para Barcelona. En la conocida popularmente como Gala del Sida es donde ves los auténticos profesionales del canapé. Personas que saben pasar por un photocall sin parecer que estén ante un pelotón de fusilamiento y que quedan bien en todas las fotos, aunque, en el momento del clic, se estén comiendo una tostada con un huevo de codorniz con sobrasada de aquellas que chorrean.

Sin duda, en Barcelona, ​​tenemos la mano rota en esto de organizar este tipo de saraos. Contamos con agencias especializadas como el Equipo Singular de Paco Caro, XXL, Interprofit o Mahala, por citar sólo algunas, que los hacen funcionar con la precisión de un reloj suizo. Porque en la organización de un evento de pequeño o gran formato se debe cuidar hasta el mínimo detalle: ambientación, decoración, gastronomía, música, merchandising, RRPP, comunicación… Sólo de esta manera se convertirán veladas memorables al servicio de los intereses de empresas e instituciones. En estos eventos, se juegan la reputación y, para una marca, lo es todo.

Sin duda, en Barcelona, tenemos la mano rota en esto de organizar este tipo de saraos

Cuando hablamos del mundo de los eventos, hablamos de miles de puestos de trabajo y de cientos de millones de euros de facturación. Pero también de una forma de hacer networking que difícilmente se puede sustituir por formatos no presenciales. Por todo ello, en estos tiempos convulsos de congresos virtuales y presentaciones por Zoom, he querido escribir una columna en defensa del canapé.