“Cuando cursaba el segundo curso de Bellas Artes, un profesor, ¡que además era de pintura!, me dijo que lo que hacía era demasiado figurativo, que no estaba de moda y que me pasara al abstracto. Eso me sentó como un mazazo y hasta me planteé dejar la carrera, aunque al final fui más tozudo y aquí sigo, ganándome la vida con mis dibujitos”.
Adrià Ferrer Marquès lleva rato ya en el Bar, en su habitual progresión de “empezar con vermú y acabar con cerveza”, dejándose llevar por una conversación que “según el nivel etílico, podría hacernos acabar hablando acaloradamente de música, desamores y aventuras” y rememorando a aquel profesor que no consiguió que nos perdiéramos su arte y que, supone, “debe seguir dando clases”.
Ilustrador y diseñador gráfico, El Marquès —“siempre debo aclarar que es mi apellido y no un mote de proxeneta”— es un treintañero oriundo de Malgrat de Mar y residente en Barcelona que, para mayor gloria de nuestro deleite ocular, ha sacudido el mundo cultural y gráfico de la ciudad y más allá, con una imponente labor que abarca desde carteles, hasta portadas de discos (años atrás él mismo estuvo al frente de The Pennycocks, superlativa banda de Street Punk), libros, camisetas y exposiciones.
–¡Suerte que no le hiciste caso a aquel profesor!
–Había varios que preferían que te tirases el rollo haciendo instalaciones, videoarte o performances y consideraban la pintura y el dibujo como un lenguaje muerto y obsoleto. Con éstos, desnudo apruebas seguro.
Un no parar
“Sin duda, de lo que más orgulloso estoy es de cuando hice el cartel para el festival de Jazz a la Pedrera. Poder ver mi poster iluminado en tamaño gigante, frente al edificio de Gaudí, fue verdaderamente emocionante”.
Desde luego, un hito en la conspicua e imparable producción de este hábil cultor de diversas formas de gráfica mid century que ha prestado su talento para proyectos y marcas tan dispares como Springfield, Campari, Volcom, Penguin Random House o la Generalitat de Catalunya, sin olvidar el underground que le vio nacer artísticamente, con pequeños sellos y festivales como New West Records, Bcore Disc, Sofar Sounds, o el veterano Gambeat Weekend de Barcelona.
La penúltima, el aplaudido Hasta siempre, Míster Berlanga (Random Comics), escrito por Luis Alegre y profusamente ilustrado por El Marqués, un repaso a la vida, obra y alma del genial cineasta que, mejor que nadie, supo captar nuestra idiosincrasia.
–A saber en qué andarás ahora metido.
–Pues ahora mismo estoy con el diseño del próximo disco de Pokey LaFarge y con un proyecto con Filmin.
Una ciudad a la que escapar
Adrià echa atrás la mirada, a aquella Barcelona a la que se escapaba desde Malgrat de Mar por motivos estrictamente musicales. “Mis primeros escarceos me hicieron descubrir mucha parte de las subculturas y el underground de la época. Tanto nos colábamos en conciertos de Punk, como en fiestas de Soul o guateques de Rock & Roll. Todo estaba muy mezclado”. Una mezcla de sonidos, ideas, éticas y estéticas del Siglo XX que se respira a pleno pulmón viendo su obra.
No le cuesta relacionar ésta con el espacio que habita, para sacar a flote su leyenda urbana predilecta: “En uno de los primeros libros que ilustré, sobre leyendas de Catalunya, se hablaba de la leyenda de la Calle Estruc de Barcelona, considerada mágica. Se dice que en el siglo XV vivía allí un brujo llamado Astruç Sacanera, que tanto quitaba mal de ojo como te sacaba una muela y que era especialmente famoso por poseer la Pedra Escurçonera, una piedra milagrosa que curaba hasta las picaduras de serpiente. Aún existen placas y relieves en los edificios de esa calle, repletos de motivos esotéricos y fantásticos. Se dice que están escritos en una variante del hebreo y actúan como talismanes de la buena suerte, eso sí para quien sepa leerlos”.
De repente, en la radio suena Cachao López y El Marqués pide subir el volumen. “Últimamente estoy bastante on fire con algunos recopilatorios de música cubana y antillana de los años 40s y 50s. Me dan mucha alegría y me hace mucha gracia que casi todas las canciones hablen de amor o de comida”.
–A propósito de comida, ¿querrás alguna cosa? ¿Mirar menú, tapas, raciones?
–Tapas, a perpetuidad.
–Oído cocina.