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í, hace calor. Mucho calor. Estamos en verano y es lo que toca, dice todo el mundo. De acuerdo, pero el cambio climático está provocando la generalización y persistencia de altas temperaturas en esta época del año, en Cataluña y en buena parte del mundo, incluso en zonas del planeta donde hasta ahora habían escapado bastante de la canícula estival. De hecho, ya se concluye que los efectos de las elevadas temperaturas del verano pueden considerarse tan preocupantes como el impacto de la gripe en invierno.
Ante esta situación, la Generalitat responde con la campaña ‘Un verano sin UFFF‘, que recoge un conjunto de recomendaciones básicas para aliviar esta sensación asfixiante cuando el termómetro se dispara. Uno de los consejos básicos recuerda la importancia de hidratarse y, en esto, beber agua es fundamental. Además, ventilar y mantener frescos los hogares, evitar hacer deporte y esfuerzos al aire libre en las horas centrales del día y protegerse del sol con crema solar son otras de las recomendaciones elementales para soportar el calor.
En concreto, con respecto al agua, es imprescindible para la vida, porque beber permite que todos los procesos de nuestro organismo funcionen adecuadamente. Esto es especialmente importante en algunas situaciones y edades. En adultos sanos, basta con beber cuando se tiene sed, pero en niños y personas mayores, cuando se sufren algunas enfermedades, cuando se practica ejercicio físico o cuando las temperaturas ambientales son altas, hay que prestar más atención y aumentar su consumo: de 1,5 a 2 litros al día, a menudo y en pequeñas cantidades, en y entre las comidas. Lógicamente, el agua es la mejor opción entre las bebidas y hay que evitar el alcohol. Además, el agua también está presente en muchos alimentos (frutas, hortalizas, leche…), y seguir una alimentación saludable que contenga agua facilitará la hidratación de un cuerpo humano que, recordémoslo, es un 60% de agua.
EL SISTEMA SANITARIO, PREPARADO PARA LAS COMPLICACIONES POR EL CALOR
Uno de los efectos del excesivo calor es la deshidratación, que puede manifestarse con dolor de cabeza, sequedad de boca, cansancio, dificultad de concentración, ardor de estómago o taquicardia. De hecho, si se complica, puede derivar en un golpe de calor, como los 65 casos registrados el verano pasado. Si esto ocurre, la red sanitaria pública de salud está preparada. En primer lugar, este verano ha aumentado el dispositivo de profesionales para reforzar la atención primaria y hospitalaria con hasta 503 profesionales equivalentes adicionales, la mayoría para los equipos de atención primaria. En segundo lugar, como cada verano, en los hospitales el dispositivo permite responder a cualquier actividad, adecuándose a las necesidades de asistencia que se produzcan para garantizar una respuesta adecuada y flexible en todo momento. Finalmente, el Sistema de Emergencias Médicas (SEM) cuenta este verano con 25 unidades adicionales de soporte vital básico y avanzado, que amplían la cobertura en las zonas de costa, donde en verano aumenta significativamente la población.