La terminal corporativa del aeropuerto de Barcelona. ©AENA

El Aeropuerto de Barcelona logra mantener nueve de cada diez vuelos en jet privado

La aviación privada en El Prat mantiene buen pulso a pesar de las consecuencias nefastas de la pandemia para el sector aeronáutico. La terminal corporativa registró 952 operaciones en junio, frente a las 1.102 de junio de 2019, un 13,61% menos.

Cuando se toma un avión en Barcelona lo habitual es dirigirse a los edificios de la T2, la terminal más veterana del Aeropuerto del Prat o bien facturar y embarcar por la T1, edificio que se estrenó con un primer vuelo de la extinta Spanair un 17 de junio de 2009. Salir o llegar por una u otra depende obviamente de la aerolínea que se haya elegido para viajar: si se trata de Iberia, Vueling, Emirates o American Airlines es la uno, mientras que si se opta por Easyjet, Ryanair o Wizzair todo pasa por la dos.

Y si bien es cierto que el grueso de los viajeros aéreos que aterrizan o despegan en Barcelona pasan por esos dos edificios, existe una tercera terminal, más pequeña, discreta y apartada por la que también se puede volar: la corporativa, que ha sido la que ha tenido un mejor comportamiento en estos tiempos convulsos para la economía en general y para el sector aeronáutico en general, puesto que apenas perdió un 13% en el segundo trimestre de 2021 en comparación con el mismo periodo de 2019, en el que las operaciones privadas hacia otros destinos dentro de España  han subido un 4,32%.

Un edificio de Artigues y Sanabria

En diciembre de 2008, medio año antes de la entrada en servicio de la T1 y de manera muy discreta, Aena inauguró otra terminal de pasajeros al que no puso ningún número, sino que la bautizó con un nombre: corporativa, para dedicarla en exclusiva a los vuelos de empresa, privados y VIP, aunque no los oficiales y de estado, pues estos tienen sus respectivos espacios en la T1 y la T2, gestionados por la Delegación del Gobierno en Catalunya.

El edificio, abierto a finales de 2008 es obra de los arquitectos Artigues & Sanabria en colaboración con la ingeniería Aertec Solutions. ©Aena

El nuevo edificio respondió en su momento a una necesidad clara: hasta mediados de 2008 los usuarios de vuelos privados solo disponían de unos pocos metros cuadrados sobrantes en lo que era la planta baja de la antigua terminal dedicada al puente aéreo. El crecimiento de este tipo de aviación y el perfil de sus usuarios hicieron necesario que el gestor aeroportuario moviera ficha en este sentido y encargó a la ingeniería Aertec y a los arquitectos Artigues & Sanabria un edificio sobrio y apartado de las terminales existentes. Frente a ella está la plataforma donde aparcan los jets ejecutivos como los Cessna Citation, Dassault Falcon o Bombardier, aviones que, en algunos casos, como el Global Express pueden volar desde Barcelona hasta cualquier lugar del planeta con una única escala intermedia.

Inicialmente la terminal, de 2.100 metros cuadrados, muy luminosa y dividida en dos plantas iba a estar complementada por un hangar para este sector, aunque esta opción se acabó descartando. Desde hace ya casi una década los usuarios de este tipo de aviación usan esta terminal tranquila y privilegiada situada entre la antigua torre de control y el enorme hangar de Iberia Mantenimiento, también conocido como el Caprice des Dieux, puesto que su diseño coincide con el de la caja de ese queso francés de pasta blanda. En su interior, oficinas de las operadoras especializadas, salas de descanso para tripulaciones y varias salas VIP preparadas para atender a unos pasajeros que apenas las usan, puesto que generalmente el avión ya está preparado en cuanto llegan al aeropuerto.

Interior de un avión privado en vuelo. Este 2021 los vuelos hacia aeropuertos españoles desde Barcelona han aumentado algo más de un 4% ©Javier Ortega Figueiral

El análisis de una escuela de negocio

Segun la escuela de negocios TBS en Barcelona, uno de los baremos a tener en cuenta en la recuperación del sector del lujo y del alto standing es el de las operaciones de despegue y aterrizaje de los jets privados o corporativos, un segmento de la aviación que ha remontado el vuelo con fuerza después del parón generalizado de todo el sector aeronáutico entre los meses de marzo y junio del año pasado.

Desde TBS se han recogido y analizado los datos oficiales de Aena respecto a las operaciones realizadas durante el segundo trimestre de los años 2019 y 2021 en la terminal corporativa del Aeropuerto Josep Tarradellas y los números indican una vuelta importante por lo que respecta al sector de la aviación privada.

Un Hawker 800XPi de la operadora británica Voluxis rodando hacia la pista de vuelo del aeropuerto de Barcelona. ©Raúl Urbina

Así, mientras que en los meses de abril, mayo y junio de 2019 la terminal corporativa del Aeropuerto del Prat acogió un total de 2.720 operaciones, este último trimestre se realizaron un total de 2.367 operaciones, lo que representa una diferencia negativa del 12,98% de operaciones totales, comparando el segundo trimestre de 2019 y el del 2021. En otras palabras: de cada diez vuelos de jets privados operados en el aeropuerto de Barcelona, se han mantenido nueve.

Por lo que respecta al desglose de los meses, en abril de 2019 se contaron 646 operaciones, mientras que el de 2021 sumó 560, un 13,31% menos. Mayo de 2019 contó con 972, mientras que el este año se realizaron 855 operaciones, es decir, una disminución del 12,04%. Los meses de junio son los que más tráfico aéreo se recibe en el aeropuerto, ya que en 2019 hubo 1.102 operaciones, mientras que en junio de este año se realizaron un 13,61% menos, es decir, un total de 952 operaciones.

Embarque de pasajeros en un Falcon 900 de alcance intercontinental. En este sector todo son atenciones. ©Javier Ortega Figueiral

Menos vuelos internacionales, más vuelos nacionales

Cabe destacar que aún con la disminución de los vuelos privados, en general, de estos ha habido un aumento del 4,32% de las operaciones a nivel nacional, ya que mientras en el segundo trimestre de 2019 se realizaron un total de 797 operaciones en la terminal corporativa de El Prat, en los mismos meses de 2021 la terminal realizó 832 operaciones.

Aun así, el aeropuerto barcelonés ha visto como las operaciones con destino o llegada desde países europeos han sufrido un descenso del 16,87% entre los dos periodos de tiempo: de 1.701 operaciones en el segundo trimestre de 2019 en contraposición de las 1.414 operaciones realizadas en el de 2021.

La bajada más fuerte, del 45%, ha sido en el número de operaciones de vuelos intercontinentales, ya que entre abril y junio de 2019 la corporativa contabilizó hasta 222 operaciones, por las 121 del mismo periodo de este año.

Interior de un Dassault Falcon de última generación. Imagen de ©Adrien Daste, uno de los grandes especialistas en fotografía de aviación.

La industria del lujo espera la vuelta del cliente premium

Valerie Lamy, program manager del MSc Fashion & Luxury Marketing de TBS cuenta a The New Barcelona Post que apenas hace un año la industria del lujo se mostraba muy descorazonada, con pérdidas de hasta el 40% de la facturación para algunas marcas. “Estos números relacionados con los jets personales y corporativos son muy esperanzadores”, indica.  “El hecho de que el Aeropuerto de Barcelona ya haya recuperado nueve de cada diez vuelos privados quiere decir también que hay un usuario exigente dispuesto a pagar en esta ciudad y su entorno un precio por la calidad y el bienestar, especialmente después de una época en la que nos hemos visto privados de libertad de movimientos”, concluye Lamy.

El aeropuerto vuelve a despegar con fuerza y lo hace, curiosamente, por la terminal más discreta.