Diego Ameixeiras
El escritor y periodista Diego Ameixeiras. © Sara Antelo
ENTREVISTA A DIEGO AMEIXEIRAS

“La ficción es un consuelo frente a la realidad”

Una de las voces más interesantes de las actuales letras gallegas se traslada a la Barcelona libertaria de 1977 para construir su última novela, 'Un anarquista' (AlRevés)

Con una apuesta estilística singular, Diego Ameixeiras (Lausana, 1976), narrador prolífico y verdadero diamante oculto de la narrativa negrocriminal, da el do de pecho en Un anarquista (AlRevés), una envolvente narración ficcionada sobre el Caso Scala que, más que leerse, agarra al lector por el pescuezo para arrastrarlo por sus trepidantes corrientes narrativas. El resultado es un fresco de una Barcelona a caballo entre un régimen y el siguiente, donde todo es posible, lo mejor y lo peor.

El amor libre, la vida en los márgenes, un mundo de cómix, drogas expansivas, música estridente y coyundas colectivas, pero también de violencia, de sangre, de terrorismo de Estado. De lobos esteparios que, sabiéndose en las últimas, mueren matando para que los de arriba muden sus pieles por las de corderos.

— Vamos a empezar desde el principio, para aquellos que todavía no conozcan a Diego Ameixeiras. Cuéntanos en tus propias palabras quién eres y qué has ido haciendo en la vida.

— Pues soy escritor y periodista. Mi oficio consiste, fundamentalmente, en escribir. Es mi manera de relacionarme con el mundo, e intento hacerlo de la mejor manera posible. La ficción es un consuelo frente a la realidad. Siempre me han gustado mucho los ambientes de la novela negra, por lo que la mayoría de mis historias pertenecen a ese género. Soy bastante mitómano. Lo que realmente me gustaría haber hecho en la vida es mudarme al Hollywood de los años 40 con Barbara Stanwyck o Gloria Grahame, pero no lo he conseguido.

— Me tienes que explicar cómo un gallego residente en Santiago de Compostela ha conseguido parir una novela tan sumamente barcelonesa, captando tantos matices de la ciudad. ¡Y no me vale que digas que tienes buenos informantes!

— ¡Es que es así! La gente es muy generosa cuando te cuenta sus experiencias. Se ha escrito mucho sobre Barcelona, y gran parte de los escritores que admiro han ambientado sus novelas en una ciudad que siempre me ha acogido muy bien. Durante el proceso de escritura de la novela me dediqué a repasar esas voces… y en muchos casos, claro, a descubrirlas. Me han sabido revelar el alma de unas calles que literariamente son inagotables. Uno siempre escribe intentando emular a sus autores preferidos. Es una forma de agradecimiento.

— ¿Y cómo te nace la idea de escribir sobre el Caso Scala y el entorno libertario de la época?

— Siempre me ha interesado mucho el momento histórico de la Transición, quizás porque nací justo tras la muerte de Franco. El Caso Scala es uno de esos episodios oscuros que no encajan en una historia oficial que nos habla de años de grandes consensos y reconciliaciones, cuando en realidad las cosas fueron muy distintas. En la calle había gente dejándose la piel contra lo que el Estado profundo estaba organizando, una operación que podríamos resumir con la conocida frase de El Gatopardo: “Todo debe cambiar para que todo siga igual”. Hubo avances inimaginables en poco tiempo, por supuesto. Se soltaron muchos lastres, pero también se construyó una democracia llena de agujeros.

“Siempre me ha interesado mucho el momento histórico de la Transición, quizás porque nací justo tras la muerte de Franco”

— Xavier Cañadas, que fallecía el año pasado, fue sin duda la principal víctima del montaje del Caso Scala, tal y como él mismo explicó en su biografía carcelaria Entremuros. ¿Llegaste a hablar con él para Un anarquista?

— Pues me hubiese gustado, pero su muerte me lo impidió. Sí, es uno de los nombres, junto con el del infiltrado policial Joaquín Gambín, que siempre nos vienen a la cabeza cuando se habla del suceso. Su libro El Caso Scala: terrorismo de Estado y algo más nos revela a un personaje duro y a veces contradictorio. Era muy joven en aquella época, como casi todos los que se vieron involucrados en un hecho tremendamente desgraciado. No olvidemos que el incendio de la Scala se llevó por delante la vida de cuatro trabajadores. El testimonio de Cañadas me resultó muy útil para escribir la novela.

— En tu libro se menciona el atentado fascista a El Papus, imputado en su día a una inexistente Triple A española y que, al igual que el Caso Scala, también tiene todas las hechuras de terrorismo de Estado…

— Sí, todo el contexto social y político de la novela responde a episodios reales. El Estado hacía de las suyas, por supuesto. Ese atentado que citas es paradigmático. Mucha gente con influencia no quería bromas y estaba dispuesta a pasar a la acción. Comprobar el nivel de violencia política de esos años, al repasar las hemerotecas, es sorprendente. Sobre todo, si uno piensa que todo el mundo, tras la muerte de Franco, se estaba dando abrazos en la calle y cantando Libertad sin ira. Pues no.

El escritor Diego Ameixeiras, que ha publicado 'El anarquista'.
Diego Ameixeiras, un gallego residente en Santiago de Compostela que se ha atrevido con el Caso Scala. © Xoan Alvarez

— La novela supone también una apuesta bastante radical a nivel estilístico. No hay puntos y aparte y eso, en contra de todo prejuicio, logra arrastrar al lector por la corriente de la historia. ¡Cómo fluye! Explícame un poco más a fondo los porqués y cómos de esta audacia narrativa.

— La novela incluye algunos tramos que se aproximan a la crónica histórica o al reportaje. Quería que el salto de la ficción a ese otro tipo de procedimientos narrativos fuese lo más natural posible, así que decidí arriesgar: no poner puntos y aparte, utilizar tres voces diferentes y expandir el texto sin contención. Mi objetivo era que el texto le ofreciese al lector una cierta sensación de bosque en el que se sumerge y no puede salir. También, que tuviese claro que esa estrategia requiere una lectura casi de un tirón. ¡Espero no haber asfixiado a nadie!

“Decidí arriesgar: no poner puntos y aparte, utilizar tres voces diferentes y expandir el texto sin contención”

Un anarquista llega muy poco después de tu anterior obra, El ciervo y la sombra, que a momentos me llegó a recordar aquel magistral Érase una vez el fin, del asturiano Pablo Rivero. ¿Tardaste realmente tan poco en escribirlo, o es que tú eres de los de estar trabajando en varios libros a la vez?

El ciervo y la sombra se editó en castellano un año más tarde que la edición original en gallego. Un anarquista, en cambio, se ha publicado casi a la vez en los dos idiomas, y en catalán. Quizás por eso parezca que he escrito muy rápido esta última. En todo caso, intento trabajar con cierta constancia. No es afán de producir; es una necesidad de ordenar mi vida a través de la ficción. Si no escribo, si no tengo una historia en marcha, siento un vacío enorme.

— Y la pregunta del millón, claro: ¿Cuáles son los siguientes pasos de Diego Ameixeiras?

— Pues tengo otra novela en marcha, faltaría más. Una novela negra de corte clásico, a lo James M. Cain, con su crimen y sus pasiones subterráneas. Si os apetece, me acercaré otro día por aquí para informaros de cómo va el asesinato.

Diego Ameixeiras
Diego Ameixeiras ya tiene otra novela en marcha, “una novela negra, de corte clásico”, según cuenta. © Xoan Álvarez