El cava vive un momento dulce, tal y como reflejan las cuentas de Raventós Codorníu, el grupo productor líder en el mercado español con una cuota por volumen del 21%. A pesar del contexto de sequía, la histórica compañía catalana, controlada por el fondo de capital riesgo estadounidense Carlyle, ha cerrado otro ejercicio con cifras de récord. La facturación ha crecido por tercer año consecutivo y se ha situado en los 232 millones de euros en el ejercicio 2023-2024, un 4% más en comparación con el anterior, muy cerca de los ingresos más altos que jamás ha obtenido, hace más de 20 años, cuando alcanzó los 235 millones de euros. Consolidada ya como una marca completamente ecológica, la empresa vinícola ha registrado también una subida en el ebitda, con un 15% más hasta los 39 millones de euros.
Unos resultados que han permitido reforzar los beneficios que recuperó hace un año, cuando la compañía obtuvo seis millones de euros de resultado neto. Su consejero delegado, Sergio Fuster, no ha querido dar la cifra exacta obtenida en el ejercicio 2023-2024, a la espera de ser validada por la junta general de accionistas, prevista para diciembre, pero ha avanzado que será “más verde” y supondrá un crecimiento similar al del ebitda, en el entorno del 15%. Raventós Codorníu sumará así dos años de beneficios tras un bache de números rojos que duró varios años y que empezó en el ejercicio 2018-2019, el primero tras el cambio accionarial que supuso la entrada de Carlyle. Durante los años de la pandemia, en 2020 y 2021, la empresa perdió 11 millones de euros y 8 millones de euros, respectivamente, y en 2022 se acercó al punto de equilibrio, con un resultado negativo de 200.000 euros.
“Estamos en el mejor momento que se recuerda, pero este es solo el principio. Esperamos seguir este ritmo de crecimiento”, defiende Fuster. “El cava goza de muy buena salud y no siempre ha sido así”, remarca el directivo, después de que haya ido recuperando cuota de mercado frente el prosecco italiano y el champán. En España, el consumo del cava ha consolidado su posición superando el resto de espumosos en el último año, con una cuota de casi el 58%, tras crecer más de un punto porcentual, mientras que el champán ha caído ligeramente (-0,9) y se ha quedado en una cuota del 12%, y el prosecco continúa siendo residual, con una cuota del 1,1% y una subida de 0,2 puntos.
Con marcas como Codorníu, Viña Pomal, Raimat, Scala Dei, Parxet, Abadia de Poblet y Legaris, la empresa comercializa más de 57 millones de botellas anuales, de las cuales 11 millones son ecológicas, y las ventas se reparten entre un 55% de cava y un 45% de vino. La marca blanca del grupo se concentra en Reino Unido, representando menos del 4% de la facturación total.
El mercado nacional, con el protagonismo absoluto de Anna de Codorníu, supone el 63% de todo el negocio, con un crecimiento de las ventas de casi el 3%. Asimismo, el internacional va ganando peso y se queda con el 37% del negocio, creciendo más, con un 6% de subida, y con el cava y la gama media-alta siendo las líneas que tienen más tirón. Los mercados que registran un especial dinamismo en las ventas son Reino Unido, México, Japón, Suiza, Finlandia y Brasil, mientras que Rusia y China se han estancado. A nivel mundial, Raventós Codorníu alcanza una cuota mundial de cava en volumen del 12,3%.
Abiertos a compras y estabilidad en el accionariado
Inmersa en esta buena racha, la bodeguera no descarta adquisiciones de otras compañías. “Siempre hemos estado abiertos y esto no ha cambiado”, subraya Fuster. Por otro lado, después de seis años desde la entrada de Carlyle como accionista mayoritario, el directivo asegura que no prevé ningún cambio en la estructura del capital, teniendo en cuenta la senda de crecimiento que están saboreando. Tampoco se contempla el reparto de dividendos, después de que se hiciera de manera excepcional hace dos ejercicios. Según Fuster, “no está en la política de la casa hacerlo cada año”, prefiriendo reinvertir los recursos en la empresa. Con una plantilla de 600 trabajadores y 15 bodegas repartidas por España, Argentina y California, la empresa contempla este año una inversión de 15 millones de euros en el negocio, en línea con años anteriores.
Con la mirada puesta en una buena campaña de navidad y en dejar atrás la sequía, Raventós Codorníu prevé alcanzar unas ventas de 240 millones de euros en 2025, una de las metas que fijó Fuster cuando desembarcó en el año 2020, proveniente de multinacionales como Kellogg’s, Danone, United Biscuits y Procter & Gamble. También se va encaminando al objetivo de llegar a un beneficio operativo de 50 millones de euros.
