Dicen que en Sant Sadurní d’Anoia hay una especie de nobleza que no existe en ninguna otra parte. Son familias que durante generaciones y generaciones han estado trabajando la tierra para hacer cava y que con el paso de los años han ido dibujando el paisaje y la arquitectura que ahora conforma la comarca del Alt Penedès. Estamos hablando, sin embargo, de una aristocracia trabajadora que desde el viñedo hasta la venta de las botellas, se arremanga para que todo el proceso salga bien. No son nobles, formalmente, pero la pasión que ponen en su trabajo y en la elaboración de vinos y espumosos, los hacen merecedores de esa distinción. ¿Y si hubiera la opción de ver las interioridades de algunas de estas familias? Pues ahora es posible.
Una de estas familias es Juvé & Camps, una casa muy conocida que ha acompañado las celebraciones de muchos hogares catalanes y de todo el estado. Hace más de 200 años, un antepasado puso los cimientos de lo que ahora es una bodega emblemática, que ha sido capaz de conservar el espíritu familiar. De hecho, la máxima responsable es ahora Meritxell Juvé, cuarta generación de la familia. Es ella la que en estos momentos aglutina todo el legado familiar de años y más años dedicados a la elaboración del cava y también es ella, la que ha decidido que ha llegado la hora de mostrar todo ese legado a quien quiera verlo y disfrutar. Su padre, Joan Juvé se ha sumado a esta iniciativa al afirmar: “llevamos muchos años entrando en las casas de la gente, pero ha llegado la hora de que la gente entre también en nuestra casa”.
Adentrarse hacia la oscuridad de la cava por una escalera estrecha que desciende y notar la humedad del subsuelo, no es una sensación habitual. Una vez que los ojos se han acostumbrado a la falta de luz y pueden captar el mar de botellas colocadas en rima (esto significa capiculadas para poder hacer auténticas paredes de vino) las pupilas se dilatan aún más, con el ansia de verlo todo, porque es un verdadero espectáculo. Un hilo de luz que traspasa el líquido de las botellas de vidrio se convierte en el foco a seguir para realizar un recorrido que lejos de parecer inhóspito, es cada vez más agradable.
Joan Juvé: “Llevamos muchos años entrando en las casas de la gente, pero ha llegado la hora de que la gente entre también en nuestra casa”
Ver cómo duermen las botellas en la cava centenaria —algunas tardarán más de 36 meses en salir al mercado y otras más de 100— es sólo una de las experiencias que se pueden vivir en Juvé & Camps y que están abiertas a todo el mundo. Todavía bajo tierra se realizan catas y se muestran cómo son algunos de los procesos de elaboración del cava, como por ejemplo el degüelle. Siempre es una sorpresa comprobar la fuerza con la que sale disparado el líquido y la pericia que es necesario que tenga la persona que lo hace. Al mismo tiempo también es un gran placer poder probar una botella de espumoso que acaba de destaparse, después de muchos meses descansando con sus levaduras.
Para quienes quieran profundizar aún más en la experiencia, una de las opciones que se ofrece en la misma cava, es acceder a La Capella. Si bien no es un lugar religioso, sí es cierto que algunas de las botellas que allí reposan, puede decirse que son “sagradas”. Es el lugar donde la familia Juvé guarda sus espumosos históricos y los más prestigiosos. Un espacio restringido que se abre sólo en contadas ocasiones.
Justo encima de las cavas centenarias, en el corazón de Sant Sadurní, la modernidad contrasta con la tradición de las profundidades de la casa. A pie de calle se encuentra la vinoteca Juvé & Camps, donde además de poder adquirir las botellas que elaboran, también se pueden degustar a copas allí mismo. Y con el asesoramiento del personal especializado se pueden elegir las referencias que más se adecuan a cada uno.
Entrar dentro de Juvé & Camps no es sólo adentrarse en el edificio o ver las botellas. El viñedo, —en este momento cerca de 270 hectáreas cultivadas con certificación ecológica— es una parte fundamental del secreto del éxito de esta bodega centenaria y sólo pisándolo se puede llegar a percibir la importancia que la tierra y el entorno tienen en todo el proceso y también en la esencia de Juvé & Camps. Para ello proponen diversas experiencias junto a las cepas —algunas más contemplativas y otras más activas—, pero todas ellas para pasar un rato agradable y tomar conciencia del valor de la viticultura.
Los amantes del yoga tienen la opción de practicarlo a pie de viña. Se trata de una experiencia singular que conecta con el entorno y con uno mismo y que rompe con los esquemas de haber practicado esta disciplina en un lugar cerrado. Para los más intrépidos, existe la opción de los recorridos en segway. Manteniendo el equilibrio sobre estos vehículos eléctricos de dos ruedas se pueden contemplar las cepas adentrándose por los caminos rurales que las rodean. Son caminos que también se pueden recorrer conduciendo un Mehari, el icónico coche descapotables de los años 70, con el que pueden realizarse expediciones más largas y admirar la extensión vitivinícola de Juvé & Camps.
Todas estas experiencias y otras que se detallan en su web, se redondean siempre con una cata de algunos de los espumosos de la casa y con el maridaje de productos gastronómicos gourmet y de proximidad. Una forma diferente de plantear una actividad en familia, en pareja o con un grupo de amigos. Las opciones y combinaciones de experiencias son diversas e incluso pueden realizarse a medida. Este trato cercano es marca de la casa, por lo que no es de extrañar que los visitantes se encuentren con alguno de los miembros de la familia trabajando en la cava o en la vinoteca o acompañando a clientes.
La intención del equipo de enoturismo de Juvé & Camps, no es sólo dar a conocer cómo se elaboran sus espumosos. Lo que quieren, es que sus visitantes se lo pasen bien en su casa, que vean lugares bonitos, como la cava centenaria o los viñedos, que disfruten probando sus vinos en un entorno privilegiado y que poco o mucho creen un vínculo con la marca y pasen a formar parte de la familia. Es la forma de transmitir un legado centenario para entender, no sólo, la calidad de sus elaborados sino también de la familia y el equipo que lo hace posible. Es ver un poco por dentro cómo es esa “nobleza” del Penedès de Sant Sadurní; es entender la dimensión del cava, que ha marcado y marca todo un territorio y, todo ello, pasando un buen rato.
Algunas de las actividades son la Ruta Gran Reserva, que incluye una visita guiada por las cavas, el degüelle artesanal y cata de la misma botella, la degustación de tres cavas de larga crianza y un aperitivo con productos locales; la Ruta Premium, que es más exclusiva con la cata de productos premium y visita a La Capella y que se realiza en grupos reducidos; y la Ruta Terroir, que antes de visitar con guía las cavas centenarias y disfrutar también de una cata con productos de proximidad y del espectáculo del degüelle, se ha realizado un recorrido en coche y también un paseo por los viñedos, donde también se realiza una cata con picnic.
Éstas son las actividades cerradas y que se pueden encontrar en horarios fijos. El resto —paseo en bicicleta eléctrica, segway o Mehari, picnic a pie de viña, catas y cursos de iniciación a la cata, showcookings o cursos de cocina— se pueden pactar y realizar a medida en función de las necesidades, del número de personas, del tiempo, etc. Es tan sencillo como contactar con los correos electrónicos [email protected] y [email protected]
El resto de propuestas enoturísticas, las encontrarán detalladas siguiendo este enlace.