Rafael Villaseca, presidente de Celsa, y Jordi Cazorla, nuevo consejero delegado.

Celsa abre una nueva era con Rafael Villaseca como presidente

Los fondos toman el control efectivo del grupo siderúrgico y fichan a Jordi Cazorla, director de la papelera DS Smith en el Sur de Europa, como nuevo consejero delegado

El cambio de propiedad de Celsa es ya una realidad. Los fondos acreedores que se han quedado con el 100% del capital del grupo siderúrgico han tomado ya de forma efectiva el control de la empresa en sustitución de la familia Rubiralta, que no fue capaz de poner en marcha un plan de viabilidad creíble para hacer frente a la abultada deuda de cerca de 4.000 millones de euros acumulada por la compañía. Este viernes se ha hecho efectivo el nombramiento de Rafael Villaseca como nuevo presidente no ejecutivo de Celsa y se ha anunciado también el fichaje de Jordi Cazorla como nuevo consejero delegado.

Se abre así una nueva era para la compañía con sede en Castellbisbal, considerada como una de las joyas industriales de Catalunya. Con presencia en nueve países y una cifra de negocio que este año prevé alcanzar los 6.109 millones de euros,  Celsa es un gigante siderúrgico europeo que lidera el sector en la producción de acero circular y de bajas emisiones: el 97% de todo lo que produce en sus fábricas está elaborado con acero reciclado, ya que la materia prima que utiliza la compañía es la chatarra en lugar de mineral de hierro.

“Se  inicia una nueva etapa que supone un punto de partida para consolidar el liderazgo de Celsa en el sector”, ha destacado Rafael Villaseca, que en las próximas  semanas tiene previsto reunirse con los equipos directivos de cada uno de los centros operativos de la  compañía para escuchar sus inquietudes y conocer en detalle los proyectos en curso. El veterano directivo es también presidente de la Fundación Naturgy y consejero de Cementos Molins y VidaCaixa. Villaseca (Barcelona, 1951) fue el consejero delegado de la antigua Gas Natural entre 2005 y 2018 y, anteriormente, había dirigido otras empresas como Panrico y presidido Tabasa, Túnel del Cadí, Gisa, Inisel (la actual Indra) y Nueva Montaña Quijano, filial, precisamente, de Celsa. Es también vocal del consejo consultivo de Fomento del Trabajo y miembro del capítulo español del Club de Roma.

Celsa
Barras de acero fabricadas por la compañía catalana, que utiliza la chatarra como materia prima.

Los nuevos propietarios de la hasta ahora mayor empresa familiar catalana, encabezados por los fondos Deutsche Bank, Attestor, HSBC y SVP Global, además de fichar a Villaseca han elegido como nuevo consejero delegado del grupo al directivo catalán Jordi Cazorla. Se trata de un ingeniero industrial por la UPC y MBA por la Universitat de Barcelona que, actualmente, es el director general para el Sur de Europa del grupo papelero británico DS Smith, fabricante de envases de cartón y de todo tipo de papeles especiales. Con anterioridad, ocupó posiciones directivas en Ideal Standard, American Standard, General Electric y Hewlett  Packard. Hasta que Cazorla se incorpore a la compañía, será Sergio Vélez, responsable de FTI  Consulting España, quien ocupe el cargo de director general de Celsa. FTI  Consulting España es la firma contratada por los fondos acreedores para gestionar esta fase de transición.

Villaseca: “Se  inicia una nueva etapa que supone un punto de partida para consolidar el liderazgo de Celsa en el sector”

En un comunicado, la nueva propiedad ha destacado que su objetivo “es asegurar los más altos estándares de  gobernanza corporativa y aportación de valor”. En esta línea, han contratado también a un abogado del Estado, Daniel Alaminos, para que ejerza de secretario del nuevo consejo de administración de Celsa, cuya composición se está ultimando. De forma transitoria, este consejo presidido por Villaseca tendrá cuatro consejeros independientes: Maria Esther Alfonso Evisa, Antonio  Arenas Rodrigañez,  Francisco Javier Díaz-Gálvez de la Cámara y  Luis Aurelio Martín Bernardo. “Todos ellos cuentan con una amplia experiencia en la gestión de empresas en procesos de  transición y en la implementación de planes de viabilidad”, aseguran.

Celsa barras acero
La producción de Celsa, cuya mayor fábrica se encuentra en Castellbisbal, se realiza con hornos eléctricos.

El pasado 4 de septiembre, en una sentencia que ha sido calificada de histórica, el juzgado mercantil número 2 de Barcelona homologó, es decir, aceptó el plan de reestructuración propuesto por los acreedores de Celsa, lo que suponía capitalizar 1.400 millones de deuda a cambio de hacerse con la propiedad del 100% del grupo. Esta reducción del volumen de endeudamiento se ha acompañado con una renegociación de los plazos de amortización de la deuda restante. Concretamente, se ha ampliado en cinco años —hasta 2028— el vencimiento y, además, se ha acordado la extensión de las líneas de circulante del grupo para hacer frente a las necesidades del día a día. “Con esta operación, Celsa se encuentra con una situación financiera muy mejorada”, destaca la nueva propiedad.

Luz verde del Consejo de Ministros

Además de ejecutar esta reestructuración de deuda, para hacerse con el control efectivo de la compañía, los fondos han tenido que convencer al Gobierno de las bondades de la operación, que estaba sujeta al control del Consejo de Ministros, de acuerdo con la normativa sobre inversiones extranjeras directas que España endureció tras el estallido de la pandemia. El visto bueno del Gobierno ya se ha concedido después de que los fondos hayan aceptado varios compromisos al tratarse de una empresa estratégica, como el mantenimiento de la viabilidad de la compañía a largo plazo, la toma de decisiones del grupo en España y la protección del empleo y la capacidad productiva en el marco del carácter estratégico de Celsa.  

Otro de los requisitos, aunque no se ha explicitado en el comunicado emitido este viernes, sería la obligatoriedad de incorporar a Celsa un socio industrial español que podría tomar alrededor del 20% del capital.

Con presencia en Dinamarca, España, Francia, Irlanda, Noruega, Polonia, Suecia y Reino Unido, Celsa emplea a alrededor de 10.000 personas y asegura que estos cambios se producen “en un año récord en su cifra de negocio, con 6.109 millones de euros de facturación”.

El grupo ha explicado también esta semana que se encuentra “en la recta final hacia la circularidad total”, ya que el 97% de su producto ya se fabrica con acero reciclado. En el último ejercicio, la compañía ha recuperado más de 80.000 toneladas de material no férrico y 432 toneladas de plásticos. Su objetivo es alcanzar en 2030 una reducción de emisiones de CO2 del 50% en comparación con el 2021 y ser una empresa Net Positive en 2050.