El Ayuntamiento de Barcelona quiere hacer frente a la grave crisis sanitaria, social y económica provocada por la Covid-19 con un presupuesto expansivo de 3.231 millones de euros en 2021, el volumen de recursos movilizado más elevado de la historia. A pesar del parón económico, el Gobierno municipal plantea un aumento de 197,5 millones de euros para abordar las nuevas necesidades de la ciudad poscoronavirus: gestionar y dar respuesta a la emergencia social e impulsar con recursos públicos la reactivación de la economía, poniendo un énfasis especial en los sectores y colectivos más golpeados por la pandemia.
Para el primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, Jaume Collboni, los presupuestos que plantea el consistorio son “los que la ciudad necesita y los que están esperando muchas familias y empresas que lo están pasando mal”. Collboni ha expuesto en la presentación del proyecto de los presupuestos la obligación de abordar la realidad que ha impuesto el coronavirus, con muchos barceloneses que han perdido el trabajo y tienen dificultades para llegar a final de mes, y muchos autónomos y pymes en crisis. A pesar de todo, Collboni ha defendido que 2021 será el año de la recuperación, a la que quiere contribuir el consistorio con todos los recursos que tenga a su alcance.
Concretamente, el proyecto de presupuestos para 2021 prevé incrementar el gasto y la inversión a niveles máximos históricos. Así, el gasto corriente llegaría hasta los 2.415,5 millones de euros, con un incremento de 29,5 millones de euros respecto a los presupuestos vigentes, y la inversión lo haría hasta los 795,4 millones de euros, con 202 millones de euros más. La construcción de vivienda social y la transformación del espacio público son las principales partidas de inversión que ha dibujado el Gobierno municipal, claramente marcadas por la necesidad de dar respuesta a la pandemia.
La construcción de vivienda social y la transformación del espacio público son las principales partidas de inversión del proyecto de presupuestos
En cuanto a los ingresos, la previsión para el año que viene se basa en las aportaciones extraordinarias del Estado —si el Gobierno central consigue aprobar sus cuentas—, la suspensión de las reglas fiscales que permite utilizar los remanentes y la posibilidad de endeudarse. Pero también contempla la reducción de los ingresos propios, con la congelación de los tributos municipales y la rebaja del 75% en la tasa de terrazas prevista en las ordenanzas fiscales.
Con la presentación del proyecto de presupuestos, se inicia ahora el camino para aprobarlos, empezando con la ronda de contactos y de negociación con los diferentes grupos municipales. La intención del equipo de Ada Colau es llegar a un acuerdo “con una máxima mayoría” para sacarlos adelante, según ha remarcado el concejal de Presupuestos y Presidencia, Jordi Martí. Y, si no se consigue, tanto Collboni como Martí han advertido de los riesgos, con una prórroga de las cuentas de este año y la pérdida de 500 millones de euros de capacidad por parte del Ayuntamiento para abordar la crisis.