La fábrica de Alstom en Santa Perpètua de Mogoda, una de las más grandes del grupo francés, está “a tope”, remarca en más de una ocasión su directora, Cristina Andériz. Después de una etapa complicada (2006-2016), con el parón económico y la caída del mercado español, la planta barcelonesa ha apretado el acelerador gracias a la recuperación de la demanda interior, pero también a la consolidación de las exportaciones que le permitieron sobrevivir la crisis.
Ante este escenario, la multinacional ha decidido acometer un plan de transformación de unas instalaciones de las que han salido una parte de los trenes que se ven por Barcelona, y también España, desde el tranvía y el metro que circula por la capital catalana, con la puesta en marcha de la línea L9, sin conductor, como hito, hasta los trenes de Cercanías —modelo Civia—. La previsión de Alstom es que la planta de Santa Perpètua, entre las cinco mejores del grupo a nivel europeo y entre las 15 a nivel mundial, llegue a una capacidad de trabajo anual de 1 millón de horas entre 2025 y 2026. Este 2023, se situará en las 800.000 horas, cifra que se ha duplicado respecto al año pasado.
El impulso definitivo a la transformación lo ha dado la adjudicación en 2021 del contrato de Renfe para la construcción de casi 200 nuevos trenes de Cercanías. “Nos va a dar de vivir en los próximos cinco años”, remarca Andériz, recordando que el proceso de fabricación de los trenes es muy largo, pasando por diversas fases de diseño y construcción, además de múltiples pruebas de validación. Las primeras entregas se prevén para 2025. No será hasta que estén aprobadas las tres primeras unidades —unos seis coches— cuando se acelerará la producción de todo el pedido, teniendo en cuenta que estas primeras unidades siguen un estricto proceso de validación que puede llegar a alargarse un año.
Para llegar al millón de horas anuales de trabajo en un par de ejercicios, la planta contratará a unos 190 trabajadores este 2023, abarcando una amplia variedad de perfiles, desde encargados de logística y operarios hasta ingenieros, unos trabajadores que cada vez cuesta más incorporar. Actualmente, la plantilla se sitúa en los 1.200 trabajadores —unos 1.000 propios y el resto de empresas subcontratadas—. Esta cifra también se ha acelerado en los últimos años, partiendo de unos 500 empleados en 2020. En 2022, se contrataron a unos 200 trabajadores.
Teniendo en cuenta el peso del contrato de Renfe, la mitad de las incorporaciones se destinará a los nuevos trenes de Cercanías, que presentarán como novedad una configuración en dos plantas. Renfe también se quedará con la mitad de horas trabajadas, es decir, unas 500.000.
El plan de transformación de la planta barcelonesa ha supuesto hasta el momento una inversión de 150 millones de euros y sumará 20 millones de euros entre 2023 y 2024. Los recursos desembolsados se acompañan con una partida anual de mantenimiento, con un presupuesto de 40 millones de euros.
Buena parte de la ejecución de los 150 millones de euros empezó en 2016 cuando la compañía se puso a recomprar terrenos de su parcela que había vendido durante la crisis, recuperando la propiedad de los 360.000 metros cuadrados que la configuran y aumentando la superficie industrial en 7.000 metros cuadrados. Se han podido construir nuevas naves, líneas de acabado, un taller de soldadura y una zona de pruebas. “Podemos crecer más, pero de momento no lo haremos”, expone Andériz, recordando que están casi al límite de la capacidad operativa. Para exprimir al máximo el espacio disponible, la empresa ha externalizado su almacén, con un acuerdo con la francesa Daher, que se ha encargado de construir uno de 2.000 metros cuadrados en La Llagosta.
Para exprimir al máximo el espacio disponible, la empresa ha externalizado su almacén, trasladándolo a La Llagosta
La inversión acometida también se ha destinado a la digitalización de la fábrica, en la que no se ve ni un papel y se han incorporado nuevos robots, con la previsión de ampliar su alcance este año, por ejemplo, en la nave de pintura. En este apartado, destaca la automatización del taller de soldadura, con un plan, según Andériz, pionero en el grupo y el sector. Asimismo, la planta cuenta con un centro de excelencia en impresión aditiva que da servicio a todo Alstom, una técnica que, pese a ser aún demasiado incipiente para el sector, Santa Perpètua trabaja por incorporarla.
Proyectos en marcha
A la espera de que el pedido de Renfe coja velocidad de crucero, la fábrica barcelonesa está trabajando en una amplia variedad de proyectos. El transporte público de Barcelona es uno de los protagonistas, con nuevas unidades para el tranvía, que se destinarán a la prolongación entre Glòries y Verdaguer, y para la L1 y la L3 del metro, un proyecto prácticamente terminado con los primeros vagones de la línea verde ya en funcionamiento y la previsión de entregar los de la línea roja en las próximas semanas. Además, Santa Perpètua está trabajando en los 10 trenes que utilizará Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC) para la línea que irá al Aeropuerto de Barcelona, con un diseño que se basará en los futuros trenes de Cercanías que ha encargado Renfe, pero adaptándolo y con diferencias como que solo tendrá un piso.
Otros proyectos en los que está trabajando la planta son los tranvías de Frankfurt, Casablanca y Colonia; los metros de Santo Domingo y Singapur, y trenes regionales para Luxemburgo. El mercado internacional fue el que le permitió a Santa Perpètua capear el temporal en la pasada década y la exportación internacional representa una partida anual de 150 millones de euros, con la previsión de duplicarla este 2023 con la entrada de tres proyectos nuevos. La expansión más allá de España empezó con los tranvías hechos para Argelia, Sidney, Catar, Nottingham y San Petersburgo, y los metros para Lima, Guadalajara (México) y Panamá.
Alstom remonta sus orígenes en el país a las desaparecidas La Maquinista Terrestre y Marítima (MTM), fundada en 1855, y Macosa, nacida tan solo dos años después. El grupo francés las compró en 1989 y 1993, respectivamente, al Instituto Nacional de Industria (INI). En 1994, se inauguró la fábrica de Santa Perpètua. Según los últimos datos disponibles, la compañía ingresó 660 millones de euros en España en el ejercicio de 2021.