Merli Marlowe.
La cantante y cineasta Merli Marlowe. © Jordi Santos
EL BAR DEL POST

Merli Marlowe: ‘Elle est folle, cette gauloise!’

“He picado mucha piedra, pero estoy contenta de haber dado los saltos al vacío que me han permitido acabar dedicándome a mis pasiones: ser guionista y directora de cine y, además, cantar en una banda”. Ha anochecido y, tras deleitarse con unas tapas y salir a fumar una Gauloise Rouge, Merli Marlowe corona su paso por el Bar con un Gimlet. Los acordes de As cores de Abril, de Vinicius y Toquinho, resuenan y la parroquiana, sonríe. “La verdad es que siempre he sido bastante kamikaze y muy peliculera”, agrega.

Aprendió francés porque de jovencita quería vivir instalada en un perenne largometraje de la Nouvelle Vague, “y no me bastaba con leer los subtítulos, necesitaba entenderlo todo, meterme ahí del todo”. Estudió Ciencias Políticas “y, cuando terminé la carrera, supe que aquello era lo que no quería hacer”. Y se puso a estudiar cine. Sin embargo, azares de la vida llevaron a esta leridana a trabajar para la Comisión Europea, en Bruselas.

“Era un sueldo increíble y realmente te sentías parte de algo, pero al cabo de un tiempo vi que aquel tampoco era mi mundo”. La llamada del celuloide se intensificaba. “Decidí dar el primer salto al vacío, dejar la comodidad de un trabajo fijo y muy bien remunerado y ponerme a colaborar con la Cinémathèque Royale de Belgique”. Su familia y allegados no daban crédito. “Me decían que estaba cometiendo una locura, pero yo creo que cuando algo se termina tienes que pasar página, dar pasos y asumir las consecuencias”. Elle est folle, cette gauloise!, que dirían en los cómics de Astérix.

Tras diez años en la capital belga, recaló en Barcelona, donde se incorporó en el departamento creativo de una agencia de publicidad. “Aquello tenía cosas buenas, pero al final aquella etapa también llegó a su fin y di un nuevo salto al vacío, para poder dedicarme enteramente a mis proyectos”.

Así, ha dirigido la serie OFF Comedy (que se puede ver en Filmin), ha guionizado el podcast de ficción Mix97 y la serie Tot anirà bé (TV3), ha desarrollado varias propuestas de series que se hallan sobre la mesa de distintas plataformas, forma parte del equipo del podcast literario Los lanzallamas, está trabajando junto con Lorena Fuster de la UB en un documental sobre la arpista Esmeralda Cervantes, hija ilegítima de Ildefons Cerdà, y está escribiendo la próxima película del cineasta Javier Polo, de la que adelanta que será “un thriller realmente trepidante”. Y, cuando tenga tiempo, promete meterse a fondo con el guion para la adaptación a película de Les històries naturals, de Joan Perucho.

Punk en conjunto Courrèges

Impecablemente ataviada con un conjunto de minifalda y camisa Courrèges, Merli Marlowe se transforma sobre los escenarios. “Tengo conciencia, pero me la salto”, ríe. Es su otra naturaleza de amante de la música, con especial hincapié en la década de los 60.

La cantante Merli Marlowe.
Merli Marlowe acaba de sacar el disco ‘Angles morts’ con Les Rencards.

Ha sido Dj y ha dirigido el pequeño sello musical Marlowe Records. Pero también sube a las tablas, primero con las Mortettes (una suerte de homenaje a las Headcoatees británicas) y ahora al frente de Les Rencards, potente banda de beat & roll barcelonesa, eso sí, con letras en francés, “porque escribir en esa lengua es algo que llevaba muchísimo tiempo queriendo hacer, con el añadido de poder escribir sobre los aspectos más mundanos, sexo, depravación, fiesta, en un francés exquisito”. Pura follie.

Acaban de sacar nuevo disco, Angles morts (Groovie) —“el título refleja la doble naturaleza de vulnerabilidad y peligrosidad que tenemos todos en un contexto u otro de la vida”—, producido por Marc Tena, y que presentan el 27 de junio en el Almo2Bar de Gràcia. Ahí se podrá asistir a la metamorfosis de Merli. Cómo esta chica modosita y bien vestida se torna en puro animal de escenario. Punk con ropa chic y gritado con versos dignos del mejor La Fontaine.

Merli Marlowe.
Merli Marlowe también ha sido Dj.

La trampa de la facilidad

“Barcelona es una ciudad muy fácil para vivir. Aquí todo es cómodo”, razona la artista. Sorbe un trago de su Gimlet. “Es excesivamente cómodo —añade—, y eso hace que nos acabemos aburguesando y que a esta ciudad le falten estímulos, le dejen de pasar cosas a nivel cultural y se vuelva superficial”.

— No obstante, todavía hay un buen sustrato de iniciativas cocinándose por aquí…

La parroquiana frunce el ceño. “Puede que sí —replica—, pero yo creo que ahora mismo ya no hay un underground en Barcelona. Al menos, no uno comparable al que había hasta hace unos pocos años”. Y confiesa que lo que esencialmente la une a este lugar “es la gente, mi gente”.

— Esto que dices casi suena a posible nuevo salto al vacío de esos tuyos, tal vez mirando hacia nuevos lugares.

Los acordes de Senza paura, de Vinicus, Toquinho y Ornella Vanoni irrumpen de pronto en el aire. “Sin miedo”, dice la canción. Merli Marlowe ladea una sonrisa y pide otro Gimlet.

— Nunca se sabe— repone, enigmática.

Y guiña un ojo.