Cuando se piensa en el Parkinson, la primera imagen que viene a la cabeza es la de personas afectadas por temblores. Este es uno de los síntomas que provoca esta enfermedad, pero no el único. Menos conocidos son otros como la pérdida de olfato, el estreñimiento, las pesadillas nocturnas violentas, los problemas de sueño, la depresión, la ansiedad o los fallos de memoria. Además de no asociarse con este trastorno neurodegenerativo, se manifiestan mucho antes de que lleguen los problemas de movilidad —hasta 20 años antes—, lo que puede ser clave para avanzar en la investigación para encontrar una cura.
Actualmente, unas 140.000 personas en España sufren Parkinson, una patología de la que se desconoce su causa y que acostumbra a aparecer a partir de los 60 y 65 años. Tiene un impacto considerable en la calidad de vida de los enfermos, pero no es mortal. Los síntomas se pueden tratar y aliviar, aunque todavía no se ha encontrado ningún medicamento que dé una respuesta adecuada. Los factores de riesgo son la edad, ser hombre, no fumar ni beber café y tener algun familiar afectado. Se trata de la segunda enfermedad neurodegenerativa más extendida, por detrás del Alzheimer, que afecta a 800.000 personas en el país.
La unidad de Parkinson y trastornos del movimiento del Servicio de Neurología del Hospital Clínic, apoyada por la fundación estadounidense Michael J Fox, está participando en un estudio europeo con el que quiere encontrar a 10.000 personas residentes en Catalunya que le ayuden a conocer mejor esta enfermedad en su fase preclínica. El centro barcelonés conoce a esta fundación desde hace años, puesto que llevan una década desarrollando conjuntamente un estudio para identificar marcadores de la enfermedad pero, en este caso, centrándose en pacientes ya enfermos.
Según explica Eduard Tolosa, uno de los investigadores del estudio Envejecimiento cerebral saludable, el Parkinson tiene una progresión paulatina: aparece cuando entre el 50% y el 70% de las neuronas, células productoras de dopamina, han fallecido y ha disminuido la cantidad disponible de este neurotransmisor, esencial para la movilidad. Aunque la muerte de las neuronas se inicia muchos años antes de que aparezcan los primeros síntomas motores, el trastorno se diagnostica cuando estos se manifiestan.
Por ello, remarca Tolosa, analizar cómo evoluciona el cuerpo antes de que se manifieste irreversiblemente el Parkinson tiene que servir para poder diagnosticarlo en la fase más temprana posible, listando los síntomas no motores y los factores de riesgo ligados a este trastorno. Disponer de un diagnóstico precoz puede servir para desarrollar mejores tratamientos y curas, incluso tratamientos preventivos, consiguiendo ralentizar, detener y hasta revertir su progreso.
El estudio en el Clínic llega después de que ensayos clínicos con posibles fármacos no hayan obtenido los resultados esperados. Para el investigador, el problema ha sido que se han probado en personas en las que la enfermedad ya había avanzado mucho, fase caracterizada por la falta de producción de dopamina, así como la acumulación excesiva de una proteína llamada alfa-sinucleína. En ese sentido, una de las líneas de investigación abierta se centra en fármacos que intentan frenar los niveles de alfa-sinucleína. Si conociendo los síntomas preclínicos se detecta a las personas con un alto riesgo de desarrollar Parkinson, se podrán probar los medicamentos con ellas y valorar su efectividad.
Sin tener que desplazarse al hospital
El estudio Envejecimiento cerebral saludable, liderado por la doctora Maria Jose Martí, empezó en junio. De momento, ha conseguido ya unas 1.000 respuestas y espera obtener las 9.000 restantes en lo que queda de año. Una de sus características es que se realiza íntegramente en remoto: los interesados en contribuir a la investigación solo tienen que responder un cuestionario sencillo y online, con una duración de unos 40 minutos, sin tenerse que desplazar al hospital. Para los profesionales, este mecanismo también permite evaluar la información de forma rápida, económica y eficaz. No ha sido fácil desarrollar este planteamiento, remarca Tolosa, teniendo en cuenta cuestiones legales y las dificultades tecnológicas que se han tenido que resolver para hacerlo accesible a todos los usuarios.
Una vez se hayan conseguido las 10.000 respuestas, los investigadores contactarán con un máximo de 2.600 participantes para realizar una prueba olfativa en casa —el 90% de los enfermos de Parkinson pierden el olfato—. En una última fase, 300 participantes serán llamados a ir al hospital para realizar una visita médica y pruebas como un test de memoria o de concentración. En total, se espera que el estudio dure unos cinco años.
Una de las características del estudio es que se realiza íntegramente en remoto: los participantes solo tienen que responder un cuestionario sencillo y online, con una duración de unos 40 minutos
Para participar en el estudio, se debe tener una edad comprendida entre los 50 y los 80 años, así como disponer de acceso a Internet y residir en Catalunya. Tienen que ser personas neurológicamente sanas, descartando aquellas diagnosticadas con una enfermedad neurodegenerativa, ya sea Parkinson o Alzheimer, u otros trastornos neurológicos del movimiento, demencia, derrame cerebral o esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Tampoco pueden participar personas que estén tomando medicamentos que puedan aumentar o desencadenar los síntomas asociados a una enfermedad neurodegenerativa.
Barcelona no es en la única ciudad en la que se está realizando el estudio. También se está llevando a cabo en Luxemburgo, Innsbruck (Austria) y Kasel (Alemania). Según indica Tolosa, en Reino Unido, se está ejecutando un estudio similar y, como era previo, se han incorporado a algunos de sus investigadores para poder homogeneizar los protocolos y poder así compatibilizar y aumentar los resultados obtenidos.