UNAS 118.000 PERSONAS SON USUARIAS DE PATINETES ELÉCTRICOS EN BARCELONA. ©Mònica Moreno

El uso del patinete se dispara a la espera de una regulación del alquiler

Hombre de entre 30 y 40 años que hace desplazamientos diarios de quince minutos por la ciudad para ir al trabajo. Este es el perfil del usuario de patinetes eléctricos en Barcelona, donde el uso de este medio de transporte se ha multiplicado por cuatro en los últimos tres años.

Se calcula que en el área metropolitana de Barcelona ya se realizan diariamente 44.210 desplazamientos con los denominados vehículos de movilidad personal (VMP), una categoría copada mayoritariamente por los patinetes eléctricos, pero que también incluye los segway y otros dispositivos. El volumen de usuarios que utilizan este medio de transporte de forma habitual en días laborables se ha multiplicado por cuatro en sólo tres años, ya que en 2017 el número de desplazamientos diarios era de 10.000, según un estudio que acaba de publicar el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) y el Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos de Barcelona (IERMB).

A pesar del fuerte crecimiento experimentado, los patinetes representan sólo el 0,4% de todos los desplazamientos diarios que se hacen en el área metropolitana. Mucho más extendido es el uso de la bicicleta, que ya tiene un peso de un 1,9%, con 211.993 movimientos. En número de personas se calcula que ya hay más de 118.000 barceloneses que son usuarios habituales u ocasionales de los patinetes y los segway. Además, unas 42.000 personas aseguran que en su casa hay uno o más patinetes.

Según el estudio, el perfil de usuario de los VMP es el de un hombre (60%-70% del total) de entre 30 y 40 años y que usa el patinete por motivos de trabajo o de estudios (el 54% de los casos) o motivos personales (46%). La duración media de los desplazamientos es de 15 minutos, fundamentalmente por la trama urbana de Barcelona. Estos usuarios habitualmente van menos a pie y en coche que la media de la población, pero utilizan más la bicicleta, la moto o el transporte público.

El estudio del AMB reclama crear una mesa de diálogo metropolitana y homogeneizar las ordenanzas. ©Marina Gil

El vicepresidente de Movilidad, Transporte y Sostenibilidad del AMB, Antoni Poveda, constata que los patinetes eléctricos son ya “una pieza más de la movilidad urbana diaria” y que “se han de tener en cuenta para seguir avanzando en la nueva movilidad, mucho más sostenible”.

El IERMB asegura que el crecimiento de esta nueva forma de movilidad permite reducir el uso del vehículo privado en la ciudad, ya que se produce un trasvase del coche al patinete. También incentiva la intermodalidad entre diferentes medios de transporte y reduce la congestión en el transporte público en horas punta. En paralelo, la jefa del área de movilidad del instituto, Maite Pérez, señala varios inconvenientes, como posibles “conflictos de convivencia con peatones y ciclistas, la ocupación del espacio público, la accidentalidad o el hecho que muchos usuarios de patinetes eléctricos antes se desplazaban caminando “.

Los patinetes son una pieza más de la movilidad urbana diaria y se tendrán en cuenta para seguir avanzando hacia una movilidad más sostenible

El estudio destaca que uno de los grandes retos pendientes en Barcelona es la regulación del alquiler de patinetes eléctricos de uso compartido tras la “irrupción repentina” de diferentes operadores del año 2017, lo que provocó numerosos conflictos entre empresas y administraciones. “Con el tiempo, el mercado se ha reestructurado a fondo y ha resultado la desaparición o absorción de muchas empresas”, afirma el AMB. “El futuro de los operadores eléctricos compartidos en la metrópolis de Barcelona aún es incierto, a la espera de la regulación para otorgar licencias”, apuntan.

Barcelona prepara el concurso para regular el alquiler de patinetes eléctricos para este verano. Los principales operadores se reunieron con el Ayuntamiento en septiembre del 2019 para iniciar los trabajos conjuntos para lograr una normativa aunque, desde entonces, no se han registrado avances. Desde el sector reclaman celeridad y cumplir la previsión anunciada, ya que esta indefinición ha generado incertidumbre e inseguridad jurídica. Algunos operadores no han esperado y han sacado sus patinetes a la calle sin autorización, implicando un agravio comparativo con el resto.

En Barcelona conviven varios vehículos de movilidad personal.

Una regulación efectiva de esta actividad permitiría a la ciudad marcar unas condiciones que vayan alineadas con los retos de disminución de la contaminación, mejora del tráfico en la ciudad, y una mejora en el uso de los patinetes por parte de los usuarios. La apuesta por el patinete suma en la voluntad del consistorio de tejer una red de movilidad urbana alternativa, sostenible y saludable.

Una normativa poco clara

En el estudio sobre VMP, el AMB, organismo que preside la alcaldesa de Barcelona, ​​Ada Colau, recomienda homogeneizar las ordenanzas municipales e informar y educar a la ciudadanía y a las policías locales sobre la normativa. Hay que recordar que no existe un marco normativo a escala europea, es decir, cada Estado impulsa su regulación. En el caso de España, la DGT impulsó las primeras instrucciones en 2016. En 2020 modificó el reglamento general de circulación de vehículos y redujo la velocidad máxima del VMP de 30 a 25 km/h y prohibió su uso en vías interurbanas. El AMB fue pionera en regular los patinetes el año 2017 a partir de la instrucción de la DGT de 2016, pero hay muchas discrepancias entre municipios y discordancias entre la normativa local y estatal. “La normativa continúa siendo excesivamente confusa“, enfatiza el informe.

El AMB recomienda también la creación de una mesa metropolitana de diálogo sobre los VMP y que se plantee la opción de crear también licencias de patinetes eléctricos de uso compartido de ámbito metropolitano. Entre otras de las medidas propuestas figura seguir trabajando en la pacificación del tráfico para mejorar el encaje de los VMP en la ciudad y redistribuir el espacio viario en detrimento del coche privado.