Era negra. La fachada posterior de la Casa Batlló no era de tonos claros como se creía, sino que era negra, con las barandillas en blanco —más concretamente, albayalde—. Después de un año de trabajos y de una inversión de 3,5 millones de euros, la fachada posterior y el patio de la planta noble del icono modernista vuelven a lucir como Gaudí los concibió hace más de un siglo.
Ahora, un jardín vertical en una guirnalda de mosaico trepa por los laterales de la fachada en tonos casi pastel, que se reproducen en balcones coronados por puertas de madera verdes. Bajo la fachada, el patio, en el que ha emergido una nueva estructura que recupera parte de una singular pérgola que topa con la pared del fondo fundiéndose en un mosaico que “explota en color”, como describen el arquitecto director de la Casa Batlló, Xavier Villanueva, y el arquitecto técnico, Joan Olona, desde un despacho en lo alto de la casa modernista en el que no esconden su asombro por las sorpresas que han ido descubriendo durante el proceso.
El testimonio de la pérgola y ese fondo del patio ha llegado a la actualidad a través de fotografías, mediante las que se han podido reproducir los originales. Sin embargo, no ocurre lo mismo con los colores: no hay documentación gráfica o escrita que recoja el aspecto definitivo de la fachada tal como la concibió Gaudí. De hecho, la única foto que se conserva de aquel momento de la fachada posterior no ha aclarado el asunto, sino que ha contribuido a la confusión: una imagen de 1906 que deja entrever la pared en un color claro ha hecho pensar durante años que originalmente era blanca.

Sin embargo, la Casa Batlló no estaba acabada en 1906: aunque la obra principal terminó entonces, los trabajos siguieron desarrollándose hasta años después, lo que abría la posibilidad de que la fachada posterior no estuviera terminada cuando se tomó aquella fotografía. Y, ante la duda, ciencia. “Lo que hicimos fue analizar los materiales que tenemos en la fachada; extrajimos muestras para verificar con microscopía las capas que ha habido en cada elemento, hasta llegar al límite del original”, explica Olona. Es lo que técnicamente es estratigrafía arqueológica: el estudio de la superposición de capas, que puede incluso indicar cuántos años han correspondido a cada una analizando la cantidad de polvo que llegó a acumular.
“Cuando fuimos a hacer la estratigrafía, vimos que la capa original era negra. No es una decisión técnica, sino que lo determinan las pruebas científicas con pruebas en toda la fachada: el acabado original es el negro”. El mismo proceso se siguió con todos los elementos de la fachada, desde la carpintería hasta las barandillas, que han llevado al verde y al blanco. Ese blanco, ese albayalde, se corresponde realmente al producto de protección que se solía aplicar al hierro, y que Gaudí dejó en todo el edificio; en el microscopio se identifica sin lugar a dudas, y es que incluye unos pequeños pigmentos azules inconfundibles. Para aplicar estas complejas técnicas, más habituales en arqueología que en arquitectura, la Casa Batlló ha recorrido a laboratorios de instituciones como el CSIC y la Universidad Politècnica de Catalunya, e incluso de más allá de Catalunya.
Unos 60 operarios, 40 artesanos y una decena de miembros del equipo técnico han trabajado en la restauración
Esta investigación se ha bajado hasta el suelo, originalmente recubierto de dibujos geométricos de colores. Eran piezas de mosaicos Noia, realmente concebidos para interior, que empezaron a presentar problemas por los cambios de temperatura y la lluvia. Con los años, se fueron haciendo reparaciones y cambios, hasta que, como comprobaron mediante el análisis de las piezas, no quedó ni una sola original. Y aquí, la Casa Batlló puso en marcha otro proceso: trabajó con especialistas del mismo Pavimentos Noia para validar un nuevo producto con la misma apariencia pero con más resistencia. “Hemos reproducido formalmente lo que teníamos de origen con un pavimento Noia mejorado en cuanto a características físico-mecánicas”, que evitarán los cambios de colores por el sol, las afectaciones por la temperatura y que pueda absorber las manchas de la suciedad que llegue a su superficie, como relata Villanueva.

Pero la mayor sorpresa que se llevaron los expertos no es precisamente visible. “El interior de los balcones es un sistema tensado que no habíamos visto nunca”, resalta Villanueva. Para aguantar los balcones voladizos, Gaudí no utilizó vigas, sino un ingenioso sistema mediante el que colocó un pequeño perfil en el extremo y lo fijó a la viga del edificio ya existente mediante un pasamano que retorció para maximizar su capacidad portante. “Es una solución de mínimos que es capaz de soportar mucha carga”, explica Olona, aún con asombro.
En el proceso, se desmontaron todas las barandillas para devolverlas a su estado original, “como un mecano” compuesto más de 500 piezas atornilladas una a una. Luego, claro, tenían que volver a colocarse en el mismo lugar exacto, y más teniendo en cuenta la complejidad del ingenio que soporta los balcones. Para asegurarlo, otra vez, ciencia y, sobre todo, tecnología. “Generamos una nube de puntos de toda la fachada, con las medidas reales milimétricas punto a punto y con su geolocalización”, narra Olona. Para rearmar las estructuras, unas gafas de realidad virtual permitieron a los operarios colocar cada una de las piezas en su lugar original exacto.

En total, han participado en esta recuperación de la fachada posterior unos 60 operarios, que se suman a 40 artesanos de ámbitos como la forja, el cristal y la carpintería. A ellos se suman el equipo técnico de una decena de personas que ha trabajado en el proyecto, además de los profesionales de laboratorios y los que han colaborado en reunir documentación. Decenas de personas aliadas para devolver a su estado original un aspecto clave de una de las más emblemáticas joyas modernistas barcelonesas. En ella, según Villanueva, “la fachada posterior tiene tanto interés o más que la principal”, ante la que se agolpan centenares de turistas a diario en el Paseo de Gràcia: “Puede ser menos luminosa, pero es extraordinaria”.
