Vistes de Barcelona des de la Rambla i Plaça Catalunya. © Martí Petit
Esta semana en The New Barcelona Post, como ya hicimos hace unas semanas con el campo médico y científico, lo hemos dedicado a radiografiar el ecosistema emprendedor de nuestra ciudad. Barcelona ya no es solo una postal mediterránea: se ha convertido, en muy poco tiempo, en un laboratorio donde las ideas se pueden convertir en compañías globales.
Este año la ciudad se ha consolidado como el quinto hub de startups de la Unión Europea y el 33.º del mundo, después de escalar cinco posiciones en solo un año. Es la primera ciudad europea en captación de proyectos de inversión internacional, y es el tercer lugar preferido de Europa para emprender.
Los datos hablan por sí solos: casi 2.300 empresas emergentes activas y unos 19.000 profesionales tech llenan hoy el mapa local. Una densidad muy superior a la otros capitales europeas mucho más grandes que Barcelona. Esta masa crítica se nutre de una calidad de vida incomparable, infraestructuras digitales de vanguardia y una agenda de eventos que concentra capital y talento global: 4YFN, Tech Sprit, MWC, BNEW, ISE o Smart City Expo, por citar solo algunos ejemplos.
Pero la verdadera prueba son los casos de hipercrecimiento. TravelPerk, como explicamos desde The New Barcelona Post, cerró este enero una ronda de 192 millones de euros y ya ha logrado una valoración de 2.700 millones de dólares. Factorial consolida su estatus de unicornio. Wallbox exporta cargadores eléctricos en medio planeta. Y Glovo, en un proceso de consolidación después de su salida con Delivery Hero, se ha convertido en un caso de estudio en Harvard.
Mientras tanto, la lista no para y, por suerte, continúa crecimiento: Exoticca, Submer, Heura o Qilimanjaro Quantum Tech. Una demostración que Barcelona juega en verticales de alto impacto y dentro de una liga global.
La iniciativa privada, como hemos estado explicando esta semana, no anda sola. Programas como Barcelona Activa, el Plan Lidera de la Generalitat o el nuevo plan Barcelona Impulsa refuerzan la colaboración público-privada e inyectan capital, espacios y mentorías en todas las fases de crecimiento.
Barcelona es una marca que, por suerte, no necesita muchas presentaciones
Además Barcelona, en un escenario global cargado de improvisaciones y retrocesos en el campo de las libertades, tiene la capacidad de hablar al mundo con un discurso propio. Con un lenguaje “Made in Barcelona”. Un discurso integrador, con la creatividad como bandera y defendiendo un sistema plural y de libertades. Barcelona ya tiene velocidad. Ahora, pero, necesita persistencia y, sobre todo, necesita ambicionar sin descuidar, como apuntaba el Mar Galtés, la gente de la ciudad y de las empresas del país.
Barcelona es una marca que, por suerte, no necesita muchas presentaciones. El momento es propicio, ya que las ideas brillantes, hoy en día, no conocen fronteras. Eso sí: necesitan un lugar donde arraigar. Y hacerlo con facilidad: sin complicaciones administrativas absurdas y con el convencimiento que, si jugamos bien las cartas, el lugar puede ser Barcelona.
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