Smart City Expo 2024
Uno de los estands del Smart City Expo, salón sobre las ciudades del futuro.

Las ‘startups’ se crecen en el Smart City Expo

El salón sobre ciudades inteligentes estrena un espacio para empresas emergentes y amplía su alcance

Entre grandes estands de países y ciudades de todo el mundo, en los que predominan los trajes y los apretones de mano, el Smart City Expo World Congress (SCEWC) de este año ha reservado un espacio exclusivo para empresas emergentes. El salón sobre ciudades inteligentes, organizado por Fira de Barcelona, ha llenado 1.000 metros cuadrados de pequeños mostradores en los que las startups explican sus innovaciones, reparten tarjetas y, si tienen suerte, cierran negocios. No solo es una cuestión de concentración en expositores compartidos, sino que también hay algo de estilo, con las corbatas y los maletines viéndose sustituidas por camisetas y sudaderas selladas con los logos de unas marcas aún incipientes. Sobre una moqueta diferente, más de 80 startups participan en este nuevo espacio a lo largo de los tres días que dura el salón, desde el martes hasta el jueves en el recinto ferial de Gran Via.

El Smart City Expo lleva años poniendo el foco en ámbitos concretos de las ciudades del futuro, fijándose especialmente en aquellos que ahora más contaminan. Son la movilidad, la construcción y la economía azul, que cuentan con programaciones paralelas dentro del mismo salón y que también se han convertido en los protagonistas de las propuestas de las startups. A diferencia de otros congresos, las empresas emergentes que se han instalado estos días en el pabellón 3 del recinto ferial de L’Hospitalet de Llobregat no se van por las ramas y proponen soluciones, la mayoría de veces, sencillas y realizables. Se alejan de una tendencia demasiado habitual en el ecosistema emprendedor de, simplemente, digitalizar algo que aún no lo está, y van bastante a la una en buscar nuevos caminos para hacer frente a la emergencia climática.

Parece fácil lo que dicen, incluso obvio, pero la gracia es haberlo pensado primero. Un ejemplo es lo que plantea la holandesa The Great Bubble Barrier. Es eso, una frontera de burbujas en ríos y canales de ciudades para evitar que la contaminación llegue a mar abierto, según cuenta Annemiek Zeelen. Puede sonar a milagro, pero no, la compañía consigue frenar a residuos como cigarrillos, envoltorios de caramelos, vasos, botellas y bolsas, desviando su trayectoria a una zona habilitada para recogerlos y hacer lo que se tenía que haber hecho desde un principio, tirarlos a la basura. Lo que más abunda es el porexpan. Todo esto, sin afectar a las migraciones de los peces ni a la circulación de barcos. Ya operan en ciudades de Países Bajos como Ámsterdam, Harlingen, Katwijk, Wervershoof, donde han llegado a recoger pelotas, sillas, cascos, tablas de surf e incluso un árbol de navidad, con la decoración aún puesta. También están en Portugal, en Oporto.

Si las burbujas las conoce todo el mundo, la fotocatálisis, entendida como una fotosíntesis artificial, puede sonar más técnica pero tampoco es nada nuevo. La italiana Wiwell pone el foco en este proceso para limpiar el aire de polución y virus, desarrollando esta pata con la covid, pero también para eliminar los malos olores. Una fina película de plástico hace todo esto cuando entra en contacto con la luz, ya sea natural o artificial, como ya está viendo Coca Cola en los carteles que cuelga por las ciudades y los autobuses que circulan por la ciudad natal de la firma. Pero también se está colocando en muebles, casas, oficinas y coches, así como en las casetas de las mascotas, aquí pensando más en los malos olores.

Lo de reutilizar las cosas se sabe también hace tiempo, pero también es verdad que aún queda mucho por reciclar. Eso pensaron desde Sustein cuando visitaron una planta de residuos y vieron cómo las mascarillas, las batas y las botellas de medicamentos de los hospitales se quemaban después de esterilizarlos. Así decidieron recuperarlos para usarlos como aislamiento acústico y térmico para casas o edificios, según explica Lucía Carrasco. Se lo compran empresas de construcción, una de las industrias más contaminantes. Es una de las compañías con sede en Barcelona que participan en la zona de innovación del Smart City Expo. Inmersa en una ronda de financiación, quiere captar recursos para hacer crecer el equipo e internalizar la producción.

Si nadie duda que reciclar es bueno, aún menos que caminar también. Apoyándose en ese conocimiento popular y mirando hacia reducir las emisiones del transporte, la sueca Walking Talking propone una app para montar reuniones de trabajando caminando. Tal y com recuerda Linnea Arvidsson, la empresa se había dedicado a planear muchos team buildings con reuniones de fin de semana, excursiones en el bosque o juegos, pero vieron que no acababa de cuajar y que, además, comportaba desplazarse, lo que acababa generando más contaminación. Con todo esta experiencia, ahora apuestan por este nuevo tipo de reuniones, cara a cara, aprovechando para ejercitarse un poco y no quedarse tanto encerrados. En la app se pueden tomar notas de lo que se dice para no olvidarse de nada.

Interior Smart City Expo 2024
Pasillos llenos durante la edición 2024 del Smart City Expo.

Presentes en todo el salón

Esta ha sido la primera prueba para la nueva Innovation Area, acompañada de muy cerca por el Barcelona Tech Summit, espacio organizado por Barcelona Activa con una cuarentena de startups más. Aquí las inquilinas han sido spin-offs científicas y tecnológicas como Aortix, Bamboo Energy, Colorsensing, Ephion Health, Jolt o Keybotic. El Smart City Expo sigue así el camino de otros grandes salones como el Mobile World Congress (MWC), donde lo que empezó como un piloto, con startups colándose en la gran feria de la industria del móvil en el 4 Years From Now (4YFN), ha crecido tanto que ha acabado completamente diferenciado de su matriz. Asimismo, el Integrated Systems Europe (ISE), el principal salón de la industria audiovisual, prevé también contar con un espacio propio para empresas emergentes en la edición de 2025.

El Smart City Expo sigue el camino de otros grandes salones como el MWC o el ISE

Todo esto sin olvidar que, en el resto del Smart City Expo, otras empresas emergentes se encajan en los estands de países y ciudades, ampliando su alcance y representando una prueba más que el ecosistema emprendedor ha venido para quedarse. Ahí está Neuralport en el expositor de Japón. Acompaña a la Japan External Trade Organization (JETRO), organización similar a ICEX o Acció, para poner el foco en todo el país y enseñar que hay vida más allá de la inmensa Tokyo, con actividad emprendedora radicada en la tradicional Kyoto o la emergente Osaka. Neuralport se encuentra cerca de la segunda urbe, en Kobe, con una solución de gafas de realidad virtual para medir el nivel de estrés que quiere llegar a hospitales.

Con 1.100 expositores y 850 ciudades representadas, la feria también acoge a grandes multinacionales como Microsoft y compañías locales como Sorigué y Moventis. Algunas como Bioo, con sede en Viladecans, miran de muy cerca a las startups. Con uno de los grandes estands, la compañía cuenta ahora con proyectos en Taiwán, Singapur, Corea y Estados Unidos, y empezó como ellas, presentándose a citas como el Smart City Expo o el MWC para darse a conocer y captar clientes. Desde hace años es una de las firmas que más espacio ocupa en estos salones con unos interruptores biológicos que son plantas, siempre captando el interés de unos asistentes que aún les cuesta creerse que apretando un árbol de jade se puede encender la luz.