La Escuela Industrial también se quiere digitalizar y ser más verde. El antiguo complejo fabril se transformará para adaptarse a los nuevos tiempos, sin olvidar el pasado que se lee en sus paredes. Contaminará menos y se abrirá a la ciudadanía, que podrá cruzar el recinto de punta a punta por varios ejes.
Después de que se haya descartado ampliar el Hospital Clínic en este espacio, la Diputación de Barcelona, la propietaria mayoritaria del conjunto, ha presentado las principales líneas de actuación de este proyecto de transformación. El plazo de ejecución se sitúa en los diez años y el presupuesto será de 100 millones de euros, que se cubrirá con recursos propios de la administración supramunicipal, a pesar de que se contempla la posibilidad de financiarlo con fondos europeos.
La principal pata de la futura Escuela Industrial será un centro internacional de innovación en servicios públicos, que se prevé que empiece obras a finales de 2022. Estará ubicado en el edificio de la antigua Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Industrial, que en 2016 se desplazó al Campus Besòs de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC).
Se espera que el nuevo centro tenga una superficie total de 33.000 metros cuadrados y esté integrado por 800 investigadores, que se dedicarán a ayudar a las administraciones públicas a encontrar nuevas formas de hacer política de una manera más digital y eficiente. Se instalarán startups y grandes compañías que operan en la prestación de servicios públicos, institutos de investigación y representantes institucionales.
El centro de innovación incluirá el paraninfo, recientemente estrenado, a pesar de que se empezó a construir en 1926. Este espacio inacabado hasta hace poco de la Escuela Industrial está formado por un auditorio con capacidad para 600 personas y está preparado para acoger congresos, jornadas u otros tipos de acontecimientos.
El centro también contará con una residencia para los futuros investigadores y los estudiantes de las diferentes escuelas que hay en el recinto, la Escola d’Arts i Oficis, la Escola del Treball, el Institut d’Estudis Fotogràfics y la Escola de Radiologia, que seguirán en la nueva etapa. La residencia estará en el actual Colegio Mayor Ramon Llull de la Universitat de Barcelona (UB), que cerrará a finales de este curso y su edificio se tendrá que someter a una reforma integral.
Crear un espacio para la innovación pública en la Escuela Industrial reformula la voluntad original que tuvo la Diputación de Barcelona para este espacio, la de implantar una universidad donde formar los técnicos que necesitaba Catalunya para industrializarse, ha defendido su presidenta, Nuria Marín, acompañada por el primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, Jaume Collboni. Ahora, pasa por la digitalización, pero también por hacer una economía menos contaminante. Por ello, el proyecto prevé incorporar 16.000 metros cuadrados de verde urbano en el Eixample, una de las zonas más densas y grises de la ciudad.
Eloi Juvillà, comisionado de Proyectos Singulares en la institución supramunicipal, ha detallado que se plantarán más árboles y se generarán nuevas sombras, con el objetivo de incorporar el recinto a la red de refugios climáticos de la ciudad, así como se reformarán los edificios existentes para garantizar la eficiencia energética y se instalarán placas fotovoltaicas. También se eliminará la presencia de vehículos en el interior del espacio, suprimiendo los aparcamientos existentes.
La incorporación de zonas verdes se acompañará con una mejor integración del recinto, que ocupa cuatro manzanas del Eixample, con su exterior. A pesar de que se mantendrán los muros que lo separan de las calles que lo rodean, con un flujo continuo de tráfico, se perfilarán nuevos ejes de peatones que permitirán cruzar la Escuela Industrial con más facilidad que en la actualidad, caracterizada por la presencia de zonas más pensadas para hacer pasar a los vehículos que a las personas. Uno de estos ejes tendrá la forma de un bulevar cubierto y cruzará por el interior del centro de innovación.
La incorporación de zonas verdes se acompañará con una mejor integración del recinto con su exterior
La preservación del patrimonio de la Escuela Industrial es la tercera pata del proyecto de transformación proyectado por la Diputación de Barcelona. El camino iniciado con la inauguración del paraninfo, que abierto para visitas, se seguirá con otros espacios del recinto, como la chimenea que todavía se mantiene de la antigua fábrica textil Can Batlló, concebida por el arquitecto Rafael Guastavino, maestro de la bóveda catalana y exportador de esta técnica a Estados Unidos, donde firmó obras como la estación Grand Central o el puente de Queensboro de Nueva York. Visitar este vestigio también permitirá descubrir el entramado de túneles subterráneos que se diseñaron para canalizar el vapor de las máquinas y calderas distribuidas por todo el recinto y hacerlos salir únicamente por la chimenea.
Todo este pasado se pondrá en valor desde el Centro de Interpretación de la Escuela Industrial, que se ubicará en el edificio de máquinas de la fábrica. También se reivindicará las figuras de los otros arquitectos que contribuyeron a la definición del recinto en etapas posteriores, como Joan Rubió i Bellver y Manuel Baldrich. Otros espacios que se recuperarán serán la Sala de telares, con las vueltas de Guastavino, la Sala Noble del edificio del Rellotge, la Capilla del Colegio Mayor Ramon Llull y el vestíbulo de la Escola del Treball.