Jordi Valls, director general de Mercabarna.
Jordi Valls, director general de Mercabarna.
ENTREVISTA A JORDI VALLS

Mercabarna busca un operador privado para instalar 120.000 m² de placas fotovoltaicas

La empresa convocará este primer semestre de 2022 un concurso público para dotar al polo alimenticio de una fuente de energía verde que se prevé que genere el 25% de su consumo energético. El recinto, que tiene un plan inversor de 200 millones de euros, adoptará también un nuevo sistema de penalizaciones y bonificaciones fiscales con el objetivo de duplicar el reaprovechamiento alimentario e incentivar la economía circular.

Jordi Valls Riera (Manresa, 1960) cierra su primer año como director general de Mercabarna, con un montón de proyectos sobre la mesa presupuestados en casi 200 millones de euros. Tras una década en la empresa privada —fue alto directivo del grupo Agbar en Reino Unido, Chile y México—, el ejecutivo ha vuelto al sector público con el objetivo de liderar un ambicioso plan de transformación del gran mercado central de Barcelona, ​​que afronta un cuádruple reto en materia de transición energética, digitalización, reaprovechamiento alimenticio y ampliación de la superficie del polo alimentario.

Después de conseguir desbloquear la compra de la parcela que posibilita la ampliación de Mercabarna, el expresidente del Puerto de Barcelona (2007-2011) y también exconsejero de Trabajo de la Generalitat (2006) y exalcalde de Manresa (1995- 2006) ultima los detalles de un innovador concurso público para seleccionar a un operador privado que permitirá instalar 120.000 m² de placas fotovoltaicas y ofrecer energía verde a un precio competitivo a las empresas concesionarias. En Mercabarna conviven unas 500 compañías que facturan 5.000 millones de euros y suman 7.500 trabajadores.

–¿Cómo encontró Barcelona después de una década viviendo en el extranjero?

–Volví a Barcelona procedente de México en plena pandemia, cerrando una etapa internacional muy interesante. Me he encontrado con una Barcelona que está pagando el precio de invertir muchísima energía durante once años en un proyecto determinado que no ha dado respuesta a las inquietudes y emociones que generó en su día. La sociedad está algo agotada desde el punto de vista energético por haber hecho este esfuerzo, pero creo que ahora estamos en un momento muy atractivo, porque la gente tiene ganas de hacer cosas y hay proyectos comunes más allá de lo que piense cada uno y de su proyecto político. El cambio es tan acelerado, tan brutal, que o nos ponemos a trabajar todos hacia una misma dirección o esa oleada de cambios nos traerá mucho desconcierto. Pero la buena noticia es que existen ganas de desarrollar proyectos conjuntamente, porque la situación es complicada.

–¿Qué valoración hace de Mercabarna después de este primer año?

–Me encontré con una compañía que tiene muy clara cuál es su función. Mercabarna en toda esta pandemia ha visto con un punto de orgullo su importancia, ha garantizado en todo momento el abastecimiento de alimentos y ha empezado a reconocerse públicamente esta función. Somos un polo de exportación extraordinario y tenemos un rol muy importante en el marco de la distribución alimentaria en el sur de Europa; ¡poca broma con Mercabarna! Ahora bien, como sociedad mercantil tenemos también muy claro que en los próximos cinco años debemos llevar a cabo cambios sustanciales en materia de modernización, eficiencia, sostenibilidad, economía circular, digitalización, y refuerzo de los productores de proximidad…

–Hablemos de estas prioridades. ¿Cuáles son los retos con los que está trabajando para hacer frente a esa oleada de cambios?

–Debemos hacer muchas cosas a la vez. Por un lado, reforzar nuestro capital económico. Debemos generar resultados y capital para poder realizar las inversiones necesarias. En segundo lugar, debemos generar capital natural; nuestras actividades, directa o indirectamente, tienen un impacto en el Planeta y por eso debemos minimizar este impacto introduciendo elementos como la energía verde o la potenciación de la economía circular. Por otro lado, debemos mejorar nuestro capital social y capital humano, apostando por la formación y por fortalecer, por ejemplo, los vínculos que tenemos con las universidades. Y también tenemos que crecer físicamente, porque nuestros clientes necesitan espacio y debemos proporcionarselo, y por eso hemos llegado a un acuerdo para comprar al Consorcio de la Zona Franca de Barcelona (CZFB) una parcela de 173.194 metros cuadrados que permitirá incrementar en un 22% la superficie disponible. Otro reto desde el punto de vista de la resiliencia y capacidad de adaptación es, por ejemplo, definir el rol que debemos tener en el ámbito de la salud de la población, en el refuerzo de la producción de proximidad, en las nuevas tendencias del sector de la alimentación o en el auge de la proteína vegetal o de las foodtech que innovan en nuevos modelos disruptivos en este sector.

–¿Qué inversión requerirán todos estos proyectos?

–En el período 2021-2026, Mercabarna prevé efectuar unas inversiones de entre 175 millones y 200 millones de euros. De éstos, 75 millones corresponden a la ampliación del 22AL, es decir, a la compra y acondicionamiento de la parcela del CZFB. Unos 60 millones se destinarán al plan de inversión anual de Mercabarna, dotado de unos diez millones por ejercicio. Y el resto a otros proyectos, como el plan de transformación energética, la reforma del Punto Verde o el proyecto de transformación digital.

–Los fondos Next Generation de la Unión Europea, ¿qué parte de ese presupuesto podrían aportar?

–Nuestro objetivo es ir a buscar unos 28 millones del fondo Next Generation que destinaremos al plan de economía circular, a la nueva infraestructura del Punto Verde y al nuevo centro de aprovechamiento alimentario, que hemos llamado Foodback. Ya hemos presentado una primera solicitud de dos millones por una fase del Punto Verde.

–¿En qué consiste este nuevo centro de reaprovechamiento alimentario?

–Los proyectos en el ámbito de la economía circular son claves para Mercabarna. Hasta ahora no había una cultura de reaprovechamiento, sino un modelo de donación al Banc dels Aliments o de destrucción y valorización a través del Punto Verde que pusimos en marcha en el año 2000 y que funciona muy bien, con un grado de reciclaje del 75%. Ahora queremos poner en marcha un nuevo sistema en el que todo esté integrado y con un modelo de penalizaciones y de incentivos que nos permita reducir al máximo el desperdicio y que ya no dependa sólo de la voluntariedad. Es un proyecto importante que requiere de una inversión de unos 6 millones de euros y que ya está en fase de ejecución.

Jordi Valls ha vuelto al sector público después de diez años vinculado a la empresa privada. ©Toni Bofill

–¿Cómo funcionará este modelo de bonificaciones y penalizaciones?

–Pondremos contenedores de basura inteligentes en todas partes para saber quién y qué cantidades tira en cada momento. Estos contenedores irán al Punto Verde y, por tanto, se tendrá que pagar una tarifa por este residuo generado. Lo que queremos es que el máximo volumen de alimentos se derive al nuevo Centro de Reaprovechamiento Alimentario Foodback y allí se decidirá si estos excedentes deben ir al Punto Verde o pueden ser aprovechados por las entidades sociales. Si es así, habrá un incentivo o bonificación fiscal. Además del Banc dels Aliments a partir de ahora habrá otras entidades sociales involucradas con el objetivo de duplicar el aprovechamiento alimentario de fruta y verdura. De los seis millones de euros, 3,5 millones se destinan a la remodelación del Punto Verde, 1,1 millones a la construcción del centro de reaprovechamiento y 900.000 euros a la compra de los contenedores industriales inteligentes para poder establecer las penalizaciones.

–¿Cuál es la apuesta por la energía verde de Mercabarna?

–Queremos desarrollar un proyecto de instalación de placas fotovoltaicas en todos los edificios públicos y crear una comunidad energética junto al sector privado. El objetivo es que gracias a la fotovoltaica podamos generar entre un 20% y un 25% de las necesidades energéticas de la unidad alimentaria, que es una de las concentraciones de frío más importantes que existen en España. En paralelo, debemos preparar la infraestructura para incorporar los sistemas de carga de vehículos eléctricos y también el uso del hidrógeno como combustible de los camiones.

—¿Cómo lo harán para conseguir que la energía solar genere el 25% de la energía necesaria?

—En este primer semestre de 2022 convocaremos un concurso público para buscar un socio privado que nos permita instalar, de golpe, 123.000 metros cuadrados de placas fotovoltaicas en los tejados de los mercados del pescado y de la fruta y en otros edificios titularidad de Mercabarna. Es un proyecto clave, muy relevante para nosotros, con una inversión de 5 millones de euros que queremos realizar de la mano del Mecanismo para la Energía Sostenible de Barcelona (MES Barcelona) impulsado por el Ayuntamiento de Barcelona.

El Mercat del Peix se cubrirá de placas fotovoltaicas. ©TNBP

—¿Cómo se financiará esta iniciativa?

—Lo que haremos con la convocatoria de este concurso será buscar no sólo una empresa instaladora y gestora del parque de placas fotovoltaicas, sino también financiadora. La idea es crear una SPV (special purpose vehicle), una sociedad que tendrá como cliente a Mercabarna y que podrá endeudarse. El socio privado que gane el concurso, en principio, contará con la mayoría del accionariado de la SPV, donde el Ayuntamiento de Barcelona, ​​a través de MES Barcelona, ​​podría tener el 30% del capital. Estamos valorando si Mercabarna también tendría una participación en ese vehículo. El objetivo es poder ofrecer una tarifa competitiva a nuestros operadores, es decir, a las empresas que trabajan bajo los tejados donde pondremos las placas solares. Es un tema de compromiso ambiental pero también queremos añadir competitividad a las empresas de Mercabarna con una nueva fuente energética que tendremos disponible en un contexto de altos precios de la energía.

–Actualmente, en Mercabarna ya hay placas solares en algunos edificios como el Biomarket y las oficinas corporativas, ¿verdad?

–Sí, en edificios públicos, contando el Mercat de la Flor, ahora tenemos instalados 316,42 kWp, con una producción estimada de unos 380MWh/anuales. En paralelo, ya hay operadores privados que han realizado también inversiones y que sumarían 1.782,94 kWp más.

—Los 123.000 m² nuevos que ahora se prevén instalar en los tejados de los mercados, ¿qué energía generarán?

–La ​​primera fase sería de 6.376 kWp y la segunda (en previsión de nuevas edificaciones) de 1.338,36 kWp. La energía producida en la primera fase sería de unos 7.710 MWh/año y en la segunda fase de aproximadamente 1.618 MW h/año.

–¿Y la idea es incentivar que los operadores privados cubran también de placas fotovoltaicas sus edificios?

–Sí, queremos acompañar a las empresas privadas en este proceso con el objetivo de crear una comunidad energética, de forma que la energía sobrante de un sitio se pueda consumir en otro, exportar a la red o incluso acumularla en baterías. El potencial fotovoltaico en inmuebles privados estaría en torno a los 13.515 kW, con una energía total producible de unos 16.342MWh/año.

–¿Qué plan de digitalización prevé llevar a cabo Mercabarna?

–Mercabarna, Barcelona y todas las grandes ciudades deben dar un salto radical en la digitalización de la distribución de la última milla. La clave es poder disponer de datos que nos permitan ayudar a este reto de ciudad y poder tomar decisiones en tiempo real. Tenemos previsto llevar a cabo una inversión de 15 millones de euros para modernizar y digitalizar nuestras entradas, para tener un mayor control de todos los vehículos que entran y salen e implantar un modelo de smart mobility y smart parking con un uso intensivo de tecnología, sensórica e inteligencia artificial. Éste es uno de los proyectos que trabajaremos este 2022 y para el que por ahora buscamos financiación.

Mercabarna prevé digitalizar sus accesos e implantar un sistema inteligente de movilidad. ©TNBP

–¿Participarán en el proyecto de nuevas terminales ferroviarias del Puerto de Barcelona?

–Sí, se nos ha invitado a participar en la nueva terminal intermodal del Puerto y hemos manifestado que sí que nos interesa ser uno de los promotores de una de las cuatro terminales, la de ferrotage, es decir, la que permite poner los camiones sobre el tren. El Puerto de Barcelona debe ahora convocar un concurso y nos interesaría poder tener una participación accionarial minoritaria porque como empresa pública debemos apoyar una modalidad de transporte que puede sacar muchos camiones de la carretera y contribuir así a reducir las emisiones. Mercabarna registra un volumen de tráfico muy elevado desde el sur de España y hacia el norte de Europa y por eso creo que incentivar el ferrotage es importante.

–Mercabarna decidió cerrar el matadero porque era deficitario y eso ha liberado una importante parcela de terreno. ¿Qué plan tienen para esa superficie?

–Sí, el matadero se cerró y en febrero estará totalmente derribado. Nos queda una parcela —llamada MB15— con una superficie total de 27.556 metros cuadrados (42.980 m² construibles) que queremos empezar a comercializar este 2022 y que podría acoger entre tres y cuatro proyectos. Tenemos ya algunas empresas interesadas, aunque no puedo decir nombres por ahora. Además de estos proyectos de terceros que ya tenemos sobre la mesa, también estamos pensando en construir desde Mercabarna un nuevo pabellón polivalente en el que podríamos ubicar un sandbox, es decir, un banco de pruebas para startup del sector del alimentación.

–¿Qué demandas le han hecho llegar las empresas concesionarias en este primer año?

–Los concesionarios están preocupados por el precio de la energía y su repercusión en los costes y en la inflación. Pero también me han hecho llegar, ya, que quieren que se apruebe una nueva ampliación del período concesional. Hace poco que entró en vigor una prórroga que alarga las actuales concesiones hasta 2037, pero ahora ya se habla del más allá y es algo que debemos entender. Las empresas para realizar las inversiones necesarias deben poder trabajar con períodos largos y lo estamos estudiando. No es fácil, pero estamos valorando legalmente lo que se puede hacer.

–No hay prisa, ¿no?

–Lo veremos en su momento, pero, sí, los operadores tienen prisa, aprietan, y debe entenderse. Si Mercabarna es como, es gracias a ellos, que quieren tener una clara proyección de futuro.

Tags from the story