Joaquim Micó
El escritor Joaquim Micó.
EL BAR DEL POST

Joaquim Micó: Cuando el gusanillo se vuelve serpiente

“Soy ave nocturna, sin duda. A todos los que ansiamos lo desconocido la noche nos pertenece”. El escritor Joaquim Micó ha llegado a las tantas, el cielo ya cubierto de negro estrellado, la madrugada a la vuelta de la esquina. La noche que divide el día antes de que éste, resurgiendo, la destruya. “Ponme una crema de ratafía con hielo, por favor, mi hija me la descubrió no hace mucho y cada vez me gusta más”, pide.

“Soy alguien que ha pasado media vida equivocándose y la otra media aprendiendo a vivir con ello”. El escritor ha ejercido de guionista de cómic y televisión, periodista, jefe de prensa, enólogo e historiador. Alma inquieta que, fuera de las lides narrativas, ha sido clown, vendedor de quesos, negro literario, profesor de secundaria o relaciones públicas de la mítica sala El Molino.

Muchas vidas que caben en una sola vida, aunque lo suyo era escribir. “No hay nada mejor que alguien te diga que ha disfrutado con algo que has escrito tú. Saber que has conectado con su sensibilidad y que lo que haces sirve para hacer feliz a una persona, aunque sólo sea por unas horas”.

Curtido en la editorial Bruguera y con una amplísima obra centrada en literatura juvenil con títulos como Qualsevol nit pot sortir el sol, 221-B Baker Street, El grafitti de Moctezuma, Ulleres de soul o Paraula de sioux, Joaquim Micó ahora asegura que sólo escribe lo que de verdad desea escribir. “Siento que estoy en un buen momento creativo, que mejoro a cada párrafo, pero siempre que veo uno de mis libros publicados querría cambiar algunas cosas. Nunca estoy suficientemente satisfecho y tal vez por eso quiero seguir escribiendo. Estoy convencido que si hiciese una obra perfecta ya no podría seguir escribiendo, así que, en cierta manera, puedo estar agradecido de seguir aprendiendo con cada libro”. De momento, a su amplio palmarés acaba de sumar el VI Premio Bellvei Negre por Mai no hem tingut París (Libertània), sobre un muy peculiar asesino a sueldo.

La suya es la historia de un renacer literario. Si en 1995 Joaquim Micó abandonaba su actividad “de pica-teclas”, para dedicarse a otras labores más rentables, en 2018 el gusanillo de la escritura volvía a salir a flote, imparable y voraz. “Sé que no puedo estar mucho tiempo sin escribir porque ya pasé por eso y no me gusta quién fui”. Pronto, como él mismo dice, el gusanillo adquiriría dimensiones de una gigantesca serpiente. Ya no podría parar de escribir. Y anticipa: “Ahora estoy trabajando en una novela situada en 1975 que habla sobre el amor y el odio, sobre recuerdos y primeras experiencias, juventud y esperanzas, con mucha música y nazis en nuestro país. Pero que, sobre todo, habla de la amistad”.

La zanahoria después del palo

En la vida del parroquiano, las buenas noticias siempre han llegado después de las desgracias. “Empecé escribiendo guiones de cómic pasando una especie de casting para Bruguera. La noche anterior a la prueba estaba escribiendo el guion cuando me interrumpe mi abuela, que vivía en la misma escalera, y me dice que mi abuelo no se encuentra bien. Bajo a su piso y descubro que mi abuelo ha muerto. Pues nada, avisa a toda la familia y sigue escribiendo el guion que te juegas un trabajo con el que has soñado mucho tiempo. Y el tema de la historieta era el humor, así que nada mejor que hacer reír después de encontrar un cadáver. A la mañana siguiente el director se entusiasmó con el guion y trabajé para ellos hasta el cierre de la editorial”.

Esta metáfora de recibir primero el palo y luego la zanahoria es una constante: “Partimos peras con mi mejor pareja juvenil, me apunto a la escuela de idiomas para olvidarla y en clase conozco a mi futura mujer. Le diagnostican un cáncer terminal a mi padre y nos anuncian que vamos a ser padres. Me echan de un trabajo de mierda en un take away y a la semana me contratan como ejecutivo en un gran grupo sociosanitario. Casi palmo por un tromboembolismo venoso y gano el VI Premio Bellvei”. Sorbe algo de crema de ratafía y remata: “Lo malo es que en la vida hay demasiado tortazo y escasas hortalizas”.

Joaquim Micó
El escritor Joaquim Micó también ha ejercido de guionista de cómic y televisión, periodista, jefe de prensa, enólogo e historiador.

Tres décadas muriendo de éxito

Nacido en Les Corts, el escritor vivió a fondo una Barcelona “donde todo puede ser literario, lo bueno y lo malo. Una ciudad para ser expresada en cualquier género donde visité mis primeros cines, tomé mis primeras copas, amé a mis primeras mujeres y un largo listado de primeras veces, lo que rellena una parte importante de mi biografía”. Su memoria sentimental le conduce por las calles de “aquella urbe decadente y preolímpica de los años 80 con una acusada personalidad, mezcla de extravagancia, de deseo de llegar a ser, de originalidad. Cada rincón transpiraba creatividad y podías coincidir en un antro con periodistas notables, actores famosos o algún artista medio loco”.

Nacido en Les Corts, el escritor vivió a fondo una Barcelona “donde todo puede ser literario, lo bueno y lo malo”

Pero aquel escenario urbano se perdió, para Joaquim Micó, con la siguiente década: “La Barcelona de mi juventud enfermó y lleva treinta años muriendo de éxito. Ya nunca volvió a ser la misma. Yo me largué”. Afincado en el Garraf, confiesa su deleite “en matar en la ficción a algunos de los responsables de lo que le ocurrió a esta ciudad convertida hoy en postal turística donde los precios expulsan a la gente de sus barrios, los comercios tradicionales cierran y ya nadie te dice “bon dia” al entrar en un bar…”.

— ¡Bueno, ojo, en este Bar saludamos siempre a nuestros parroquianos!

“Pero no me negarás que lo de aquí es más bien una excepción”, replica Joaquim Micó, rápido de reflejos, sonriente, mientras paladea su consumición.

Escriptor Joaquim Micó
Joaquim Micó se estableció en el Garraf después de que la Barcelona de su juventud “enfermó y hace treinta años que muere de éxito”.