Escena Inside Out 2
Una escena de 'Inside Out 2'. © Pixar

Emociones a flor de piel

'Inside Out 2' funciona de forma extraordinaria y da la bienvenida a la angustia, la envidia, la vergüenza y la indiferencia. Es, sobre todo, una reflexión sobre la parte buena de la angustia, pero también su mala parte, con una breve aparición estelar de una nostalgia que promete mucho de cara a las futuras entregas.

Pixar y Disney son imparables cuando se unen y en este caso se pueden percibir, como si viésemos a través de un agujero, las interminables reuniones de psicólogos, sociólogos, antropólogos e incluso supongo que influencers, líderes de tendencias y random teenagers discutiendo sobre qué sucede en el cerebro de una preadolescente.

Han querido dejarlo en pre. En pre, porque permite esquivar temas escabrosos o íntimos que habrían sido (por cierto) más esperables en esta segunda parte: en efecto, a esta preadolescente todavía no le gusta nadie y eso, que podría parecer la mayor decepción en una película sobre las emociones a esta edad, resulta que es todo un acierto. En efecto: si nos ponemos a hablar de novios y novias, no podemos centrarnos tanto en lo que ocurre adentro y todos sabemos que la adolescencia es la etapa vital del dolor. Si nos poníamos en plan demasiado culebrón, nos distraíamos.

Para la tercera parte, supongo que han reservado todo el despertar sexual/afectivo y han preferido centrar, acertadamente, esta secuela en la complejidad emocional. ¿Alegría, tristeza, miedo, rabia y asco? No, eso no es suficiente, compliquémoslo un poco más: de la tonalidad mayor de las emociones infantiles pasamos a la tonalidad menor de las emociones complejas, las notas negras, o azules, o disonantes. Y, como gran protagonista, la angustia.

El resultado funciona de forma extraordinaria, la supuesta abstracción de conceptos como la personalidad (que en la primera parte no aparecía, y que es un eufemismo de “alma”) no hace la acción más espesa sino más rica. Clara, comprensible, necesaria. Las emociones primarias no son suficientes para configurar una forma de ser o la conciencia de uno mismo, porque son más pasivas o reactivas. Lo que te hace un tipo de persona u otra son las emociones complejas y en el caso adolescente damos la bienvenida a la angustia (hiperactiva, preocupada, sufridora, acomplejada, histérica), la envidia (tóxica, deslumbrada, exagerada), la vergüenza (irracional, instintiva, absurda) y la indiferencia (perdonavidas, aburrida, con el móvil siempre a a mano), mientras aprendemos que el mecanismo mental de Riley ha tendido a aparcar muy lejos los recuerdos negativos. Esta tendencia configuraba una manera de ser positiva, sólida y luminosa, pero claramente insuficiente: la personalidad resulta más interesante cuando afronta, también, los recuerdos y las vivencias negativas.

El entorno habla de cambio de equipo y de escuela, de nuevas amigas, de traición a las de siempre, de inseguridad en su desarrollo en el hockey. Los padres quedan en un segundo término y los chicos (o las chicas, quiero decir los amores) los dejaremos para más adelante. El caso es que observamos cómo la angustia (verdadero protagonista de la película) intenta coger los mandos demasiado a menudo hasta que, en un momento crítico, desemboca en un visible ataque de pánico que lo paraliza todo y acaba transfromando a Riley en una mala persona. Luego, evidentemente, vendrá la gestión.

Los padres quedan en un segundo término y los chicos (o las chicas, quiero decir los amores) los dejaremos para más adelante

Pero Inside Out 2 es sobre todo una reflexión sobre la parte buena de la angustia (nos permite no fiarnos demasiado de nosotros mismos ni de los demás, nos avisa, nos hace activar también el trabajo para mejorarnos) y su mala parte (cuando todo es un desastre, cuando todo será un desastre, no se puede trabajar ni vivir. Y, además, es siempre mentira). Con una breve aparición estelar de la nostalgia, como vieja/nueva emoción, que promete mucho en las próximas entregas.

Si quieren una pista sobre el momento más bestia y emotivo del filme, sólo imagínense todas estas emociones reconciliándose después de la gran crisis y conformando, como en la piña de un castillo, el equipo que a partir de ahora echará la personalidad de la protagonista. Ahora, después de esta exitosa segunda parte, Riley ya está preparada para conocer a alguien especial. Lo cual es natural pero no me consuela mucho: fui con mi hija de, precisamente, trece años y ahora hay un moscardón desconocido que le aparece demasiado a menudo en el salvapantallas del móvil.

Inside Out 2
Después de esta exitosa segunda parte, Riley ya está preparada para conocer a alguien especial. © Pixar