Guillem Gisbert
Guillem Gisbert en su primer concierto sin Manel. © Christian Bertrand

Guillem Gisbert estrena su carrera en solitario ante fans de Manel

El cantante y compositor arranca la gira de 'Balla la masurca!' en una sala Apolo llena a rebosar, con todas las entradas vendidas en pocas horas cuando aún no se conocían la mayoría de las canciones del nuevo disco

Se respiraba puntualidad en Apolo. Había que llegar con tiempo al primer concierto en solitario de Guillem Gisbert, tan solo un año y medio después del último concierto de Manel y el anuncio del parón indefinido del cuarteto. “¿Volverán algún día?”, “¿Se habrán enfadado?”, “¿Cuál tocará de Manel?”, “Debe estar nervioso”, “Ojalá empiece con En la que el Bernat se’t troba, la primera del primer disco de Manel”, “No, mejor Benvolgut“, “Uf, La serotonina espero que no”, “Yo he venido por la nueva de Les dues torres“…

Los antiguos fans de Manel, algunos con sus camisetas, se deshacían en un mar de dudas, aún en shock por el adiós de una banda que les había acompañado desde su álbum debut Els Millors Professors Europeus en 2008. Cuesta asumir que el grupo que enseñó tantas cosas, como a cantar a los ex del otro, se ha acabado, que ya no estará, que toca nueva etapa. Se es más conservador de lo que nadie quiere aceptar, uno se aferra a pensar que hay cosas que siempre tienen que estar, como si así no pasara el tiempo y todo siguiera igual, nada se hubiera perdido, en vez de asumir que han pasad0 ya 16 años desde aquel Ai, Dolors que detiene el tiempo y que ellos también tenían derecho a dejarlo pasar.

Cuando apareció Guillem Gisbert con una versión de Anyone Can Whistle de Stephen Sondheim, se hizo el silencio, pocos móviles entre la masa uniforme de cabezas. Fue con las palabras en clave de la Torre Mapfre y el Hotel Arts de Les dues torres, la primera canción de Balla la masurca! (Ceràmiques Guzmán), su primer álbum en solitario, cuando el público empezó a entregarse, aceptando la entrada de sus nuevos acompañantes, Jordi Casadesús (bajo, guitarra y programaciones), Glòria Maurel (batería y percusiones) y Arnau Grabolosa (guitarra, bajo y teclados). Hasta hubo quien se puso a hacer una videollamada para poder presenciar lo que, se quisiera o no, era un nuevo capítulo.

Concert Guillem Gisbert Apolo
El primer concierto de Guillem Gisbert, con Apolo lleno. © Christian Bertrand

El cantante y compositor Guillem Gisbert empezó a interpretar en orden, ya se sabe que es alguien tradicional y previsible, los primeros títulos de Balla la masurca!, con una mezcla de sonoridades y ritmos que continúa la tradición de Manel y mantiene la marca de la casa, unas letras que crean cuentos en pocas frases. Se fue desenvolviendo sin altibajos, abriendo poco a poco su nuevo camino, sin dejar atrás sus tímidos y poco gráciles bailoteos. “Esta noche empieza la culminación de un trabajo con el que llevo un par de años. Han aparecido en mi vida tareas diferentes y personas nuevas que me han ayudado mucho, también ha habido personas viejas que me han ayudado mucho de una manera nueva. Tengo la sensación de que esto de hoy es un ritual”, arrancó Gisbert después de dejarse ir con Balla la masurca! (segunda canción del disco homónimo) y Empatia total.

“Cuando se pusieron a la venta estas entradas hace más de seis meses, se vendieron muy rápido, y muchas de las canciones que tocaremos hoy no habían pasado ni por el estudio, solo estaba el nombre del cantante”, señaló, “por lo tanto, interpreto que tengo delante mío a la línea dura de seguidores de Manel”. Sabiendo con quien estaba hablando, dio las gracias por la asistencia en nombre de los cuatro, diciendo que sus antiguos compañeros, Roger Padilla, Arnau Vallvé y Martí Maymó, estaban ahí, escondidos en algún sitio de la sala. Hay que decir que algún enteradillo ya había visto a dos de ellos siguiendo el concierto desde la planta de arriba.

“Cuando se pusieron a la venta las entradas, muchas de las canciones que tocaremos hoy no habían pasado ni por el estudio. Por lo tanto, interpreto que tengo delante mío a la línea dura de seguidores de Manel”

“Entonces, deben seguir siendo amigos”, respiraba aliviado uno de los antiguos fans de Manel, sintiendo que ahora sí que podía trasladar su apoyo sin fisuras a un Guillem Gisbert que fue dando detalles de sus nuevas canciones. Como sus viajes en Ferrocarrils a la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) para estudiar Periodismo de Miracle a les Planes, poniendo el foco en una parte de su pasado poco conocida, cuando trabajó en los departamento de prensa de Edicions 62 y RBA. O el pasodoble Rafael Azcona de Carmelo Bernaola que había puesto antes de salir al escenario, con su personaje apareciendo en Un home realitzat. La gente siempre esperaba que tocara alguna de Manel entre canción y canción, pero, rápidamente, se olvidaba cuando sonaba Waltzing Matilda, Hauries hagut de venir o Cantiga de Montse.

Aunque no estuviese previsto, los bises acabaron contentando a esa línea dura de Manel que había agotado entradas en tan solo cuatro horas, entre los que también había otros artistas como las hermanas Greta e Irma Farelo (Mushkaa). Con el “No haurà estat senzill venir fins aquí, és espantós com la gent parla tot i que, de lluny, sempre m’has semblat prou forta per no amargar-te”, ya todos supieron que había llegado el momento, con una Ai, Yoko que habla, precisamente, de lo que se especula sobre el fin de una banda, “Era tan fàcil que et donéssim la culpa de tot… Però avui he entès que us estimàveu com molts no haurem estimat mai”. Para los que se quedaron sin entrada para Apolo y para este sábado en Girona, la gira seguirá estos meses festivales de verano como el Primavera Sound, el Vida, Cap Roig y Porta Ferrada. También actuará en Madrid. Hay un nuevo pero viejo conocido Guillem Gisbert para rato.

Guillem Gisbert
Guillem Gisbert girará con su primer disco en solitario, Balla la masurca!, por diferentes festivales este verano. © Christian Bertrand