Con este relato inauguramos una serie quincenal en The New Barcelona Post para revivir momentos clave de la historia aeronáutica de Barcelona, episodios que transcurren en su aeropuerto o convergen en él. En este primer capítulo, viajamos al 23 de octubre de 1977; habían transcurrido casi dos años desde la muerte del dictador cuando un acontecimiento en El Prat marcó el regreso de la democracia a Catalunya.
El Aeropuerto de Barcelona-El Prat no es solo un cruce de aviones; es un lugar donde Catalunya ha forjado su memoria. Aquel día, un McDonnell Douglas DC-9, matrícula EC-BYE y bautizado Ciudad de Mahón, aterrizó en sus pistas con un pasajero que cambió el rumbo de la historia: Josep Tarradellas i Joan, presidente de la Generalitat en el exilio.
Dirigido por el cineasta Pere Portabella, aquel momento se convirtió en un documental, con El Prat como plató y el avión de Iberia como coprotagonista de la Transición. Una placa de mármol en la terminal T2B, instalada en 2002 por su 25 aniversario, conmemora el momento. Años después, un Consejo de Ministros celebrado en Barcelona bautizó el aeropuerto con su nombre, sellando su legado.

El Ciudad de Mahón despegó de Madrid-Barajas con unos 90 pasajeros, entre ellos Tarradellas; su esposa Antònia Macià, su hija Montserrat, parlamentarios catalanes y periodistas. Una falsa amenaza de bomba retrasó la salida del vuelo, añadiendo tensión a un día ya cargado de simbolismo.
Al aterrizar en El Prat, el aeropuerto vibró: miles de personas aguardaban al político de 78 años, mientras un centenar de reporteros capturaban cada instante. El rugido de los motores se fundió con los aplausos y gritos de la multitud, expectante por el retorno del president.
Una imagen para la historia
El DC-9 desplegó su escalera ventral, y Tarradellas descendió para pisar suelo catalán por primera vez en cuatro décadas. La imagen, inmortalizada por Portabella y decenas de fotógrafos, se volvió icónica. Horas después, desde el Palau de la Generalitat, su “Ciutadans de Catalunya, ja soc aquí!” resonó como un eco que nació en las pistas de El Prat.

El vuelo del regreso
El camino del exilio al retorno también fue aeronáutico. El 27 de junio de 1977, un Learjet 25B, llevó a Tarradellas desde Villacoublay, cerca de París, hasta Madrid-Barajas. Allí negoció con Adolfo Suárez y fue recibido por el rey Juan Carlos I. Ese vuelo discreto allanó el terreno para el regreso triunfal en El Prat.
Destino: legado
El Ciudad de Mahón fue rebautizado como Cala Galdana, pasó a manos de Aviaco y más tarde regresó a Iberia. Tras retirarse en 2001, fue cedido al Museo de Aeronáutica y Astronáutica en la base de Cuatro Vientos.

El Prat, escenario de memoria
En 1977, el aeropuerto no fue solo el destino de un avión; fue el lugar donde Catalunya escenificó su renacimiento. Más que un cruce de aviones, El Prat es un espacio de sueños, memorias y promesas. Aquel 23 de octubre, con el Ciudad de Mahón y Tarradellas como protagonistas, se abrió el primer acto de una nueva era.