La vida diaria de Marcos Palazzi se sube al caballete. No sabe definir su pintura pero sí sabe que está en plena armonía con sus gustos literarios y musicales. Las cocinas, los bares y los interiores de las furgonetas son escenarios perfectos para dejar volar su imaginación. Ahora podemos disfrutar su última cosecha gracias a la exposición Música de paseo que recala en la Sala Parés, en la calle Petritxol, hasta el próximo 5 febrero.
Cuando era niño, sus padres le regalaron una caja de pintura que nunca utilizó. “Siempre estaba dibujando con un lápiz y empecé a pintar a los dieciocho años cuando entré en la escuela EINA gracias a uno de mis profesores, Serra de Rivera. Entré en EINA con la idea de hacer diseño pero pronto pasé a arte. Después me apunté a la Massana y más tarde a La Llotja. En todas las escuelas por las que pasé tuve profesores muy buenos. También me encantaban los cómics y me gustaba mucho ir a exposiciones y a museos como el antiguo MNAC que estaba en la Ciutadella. Ahí me empapaba de pintura. Estaba solo y me pasaba horas delante de un cuadro”.
Marcos Palazzi recuerda que su primera exposición fue en la galería bar de Carlos Barral en 1985. “Lo primero que enseñé fueron dibujos. No había color. El color lo empiezo a entender ahora”, bromea. La galería Parés son palabras mayores. “Me presenté a un concurso de pintura de la Sala Parés en 1991 y gané. Desde entonces he hecho en esta galería muchas exposiciones individuales y colectivas. También he expuesto en N2, en 3 Punts y en Alcolea. Tuve la suerte de exponer en Berlín con la galería 3 Punts, y en Madrid, con Alcolea. De todo se aprende. Todo son experiencias”.
Pintor constante durante los meses de estado de alarma consiguió un permiso para ir cada día a su estudio de la calle Sant Pere Més Baix, número 42. “Esta exposición, Música de paseo, responde a dos años de trabajo. No busques pinturas sobre la pandemia… Yo pinto cada día. La mayoría son situaciones cotidianas. Mi familia y mi gato son un constante en mis cuadros. Hay una serie sobre interiores y una serie dedicada a la música. No faltan paisajes inquietantes como una boda en Escocia o las montañas de Asturias de un viaje familiar. Y a Marta, mi mujer, la retrato mucho, pero esta chica desnuda en una de las playas de Menorca no es ella. A Menorca íbamos mucho pero volví este verano y cuál fue mi sorpresa al descubrir que muchas playas habían desaparecido porque se las había llevado el temporal. También hay rostros de amigos como Miguel Gallardo, que es uno de los retratos más divertidos de la muestra, o Helena Vázquez, a quien se me antojó dibujar con un palillo en la boca.
Como la vida misma
— ¿Cómo define su pintura?
— No sé definirla. Se parece bastante a la música que escucho y a los libros que leo. Puedo decir que es un tanto ecléctica. Me gusta variar la mirada clásica sobre lo que me rodea. La luz es clave. Me gusta la luz artificial y pongo el foco en lo que quiero mostrar.
— Como pintor de estudio, ¿cómo es su lugar de trabajo?
— Mi estudio está aquí al lado. Es muy grande y por eso lo comparto con Juan Escudero. Al lado está Xavier Solá y encima Artigau. Estoy rodeado de pintores. Me levanto muy pronto y bajo andando hasta el estudio. Tardo unos cuarenta minutos. Paso todo el día ahí. De ocho a ocho. Muchas veces comemos entre colegas.
— Pintor y profesor.
— Doy clases los jueves de cuatro y media a ocho y media. Los alumnos son más o menos de mi generación. Les hago dibujar y trabajamos con óleo. Siempre del natural. Pasamos un rato muy agradable.
“Esta exposición, Música de paseo, responde a dos años de trabajo. No busques pinturas sobre la pandemia… Yo pinto cada día. La mayoría son situaciones cotidianas”
Sobre la tecnología aplicada a la pintura, Marcos Palazzi destaca que no utiliza el ordenador como herramienta, pero respeta a los artistas como David Hockney que utilizan una tablet para dibujar. “El problema es que todos los dibujos se parecen mucho. Pero el Ipad es una herramienta como el lápiz o el grabado…”.
“No me gusta hablar de mis imprescindibles pero reconozco que lo que queda de Matisse y Hockney es súper alegre. De los grandes me gustan Bacon, Velázquez, Tiziano, Tintoretto, todos los italianos. Si vas a los museos de Londres o de Edimburgo, flipas. Hay infinitos pintores. No me caso con nadie. Me gusta la pintura que está bien”.
Si alguien quiere ver obra de Marcos Palazzi puede ir a Can Framis, a la Sala Parés o a su estudio de la Calle Sant Pere Més Baix.