El Four Years From Now (4YFN) ha arrancado este lunes con el testigo de dos de las empresas emergentes más prometedoras de Barcelona: la biotecnológica Ona Therapeutics y la empresa de cargadores inteligentes para coches eléctricos Wallbox. Tanto la consejera delegada de Ona Therapeutics, Valerie Vanhooren, como el de Wallbox, Enric Asunción, han encontrado un punto en común en los orígenes de sus compañías. “Barcelona me escogió”, han manifestado ambos.
En el caso de Asunción, la ciudad fue el lugar de nacimiento de su startup por cuestiones prácticas. Tanto él como el otro cofundador de Wallbox, Eduard Castañeda, estaban viviendo fuera de Barcelona cuando en una boda decidieron que podían liderar la nueva movilidad. Asunción estaba en Países Bajos, trabajando para Tesla, y Castañeda, en Zaragoza. Después de dedicar todos sus ahorros a crear la empresa, la decisión más lógica fue irse a vivir a casa de sus padres, en Barcelona. “Era la mejor opción”, ha expuesto Asunción. Esta elección conveniente, incluso forzada, se vio beneficiada por dos factores, que han resultado claves para el futuro de Wallbox. La presencia del talento necesario para formar parte de la compañía y de una red potente de proveedores del sector de la automoción, teniendo en cuenta la ubicación de actores estratégicos como Seat y Nissan.
Por su parte, Vanhooren vino de Bélgica porque se enamoró de un catalán. En su país de origen, puntero en el campo de la biotecnología, la directiva había hecho investigación y trabajado en grandes empresas. Cuando decidió que se iba, Vanhooren vio como todos sus compañeros de trabajo y amigos pensaban que se estaba equivocando, dejando atrás uno de los principales mercados europeos para este sector. Su sorpresa fue cuando descubrió que en Barcelona había un ecosistema incipiente y rico, con un excelente sistema científico, fondos dispuestos a invertir y talento. Es por eso que Vanhooren no tiene ninguna duda que Catalunya puede situarse al mismo nivel que Bélgica de aquí a diez años o, incluso, “quizás menos”.
En este camino para posicionar la ciudad y su entorno en el sector biotecnológico, Vanhooren no descarta que Ona Therapeutics se convierta en un nuevo unicornio catalán —empresa valorada en más de 1.000 millones de euros—, después del éxito reciente de Wallbox. “No me importaría”, ha bromeado. Para la consejera delegada, lo más importante es conseguir que su descubrimiento sobre la metástasis llegue al mercado, tomando el camino que haga falta para que las personas se beneficien directamente. Después de cerrar una ronda de 30 millones de euros en junio de 2020, Vanhooren ha señalado que prevén ir a por una de Serie B en unos años.
Asunción, interpelado como primer unicornio catalán y tercero de España, después de Cabify y Glovo, ha explicado que no tuvieron ningún tipo de duda en lanzarse a salir a la bolsa de Nueva York mediante una SPAC, un vehículo de inversión poco común a nivel local. Para él, la SPAC tiene como virtud que permite conseguir inversores a largo plazo y, en su caso, con experiencia en el sector. La operación tiene riesgos, como cualquier negocio, pero Wallbox tenía claro que era necesario ganar músculo para poder liderar un sector que está creciendo muy rápidamente y todavía lo hará más en el corto plazo. Para garantizar esta posición, la compañía tiene unos objetivos claros: de aquí a cuatro años esperan haber entrado en beneficios y tener una plantilla de 3.000 trabajadores.
Vanhooren y Asunción, que no se ven como local heroes, denominación con la que se los presentaba en la charla, solo esperan servir de ejemplo para otros emprendedores barceloneses. Cada cual lo hará desde su ámbito. Ella, trabajando para que el cáncer se acabe convirtiendo en una enfermedad crónica, mientras que él lo hará facilitando el acceso al sector energético a todos los ciudadanos, permitiéndoles generar su propia energía y convertirles en actores que la pueden vender y comprar.