El fabricante automovilístico chino Chery reafirma su apuesta por Barcelona. En un contexto de tensión por los aranceles europeos a los coches eléctricos procedentes de China, la plana mayor de Chery ha desembarcado este sábado en la Ebro Factory, antes la planta de Nissan en la Zona Franca, para demostrar que sigue apostando por la alianza industrial que ha forjado con Ebro, histórica marca local de camiones y tractores desaparecida a finales de los 80. Se ha dado así por reactivada la producción en la fábrica, donde desde hace unas semanas se han empezado a fabricar las primeras preseries del SUV s700 de Ebro, el modelo con el que se ha recuperado la marca y se ha devuelto la actividad a unas instalaciones que llevaban paradas desde hace casi tres años tras la marcha de Nissan.
“Hoy es un nuevo paso para la colaboración entre China y España en automoción. Nuestra colaboración va a ser un impulso para que Ebro se convierta de nuevo en una marca muy bien acogida en España y Europa. Espero que sirva de ejemplo para la relación bilateral entre ambos países”, ha dicho el presidente de Chery, Tongyue Yin, en un mensaje cargado de significado. Después de que ambas compañías firmasen el acuerdo para reactivar la Zona Franca en abril, las dudas volvieron cuando hace unos meses se retrasó hasta 2025 el inicio de la producción de Chery en la Ebro Factory por los aranceles europeos, arranque previsto en un principio para este año con el modelo Omoda 5 de gasolina y eléctrico.
Poco después del anuncio sobre el retraso de la llegada de Chery, de propiedad estatal y con sede en Wuhu, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hizo un viaje oficial a China, tal y como ha recordado su embajador en España, Yao Jing, en el mismo acto de este sábado, en el que también ha estado el presidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional China, Zhao Leji. Durante la visita a China de Sánchez, España cambió su posición y pidió reconsiderar los nuevos impuestos de la Comisión Europea, con afectación también para Seat y otros sectores importantes para el país como el porcino. “No ha sido un camino fácil, pero finalmente esta histórica planta vuelve a producir coches”, ha celebrado el ministro de Industria, Jordi Hereu, acompañado por el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, y los consellers Albert Dalmau, Alícia Romero, Miquel Sàmper y Jaume Duch. También han asistido exconsellers de ERC como Natàlia Mas y Roger Torrent.
Con las preseries del todocamino de Ebro ya en marcha, los primeros vehículos del modelo s700 se empezarán a fabricar en las próximas semanas, con la previsión de comercializarlos a partir de este diciembre a través de 30 concesionarios. Le seguirá el SUV s800. Ambos se hacen con plataforma y tecnologías compartidas con Chery. Tienen un tamaño medio, siendo el s800 más grande, con versiones de combustión y híbridas enchufables, con una autonomía de 90 kilómetros en modo eléctrico, a la espera de fabricar vehículos Ebro 100% eléctricos.
La producción de los Ebro arrancará con un turno y medio, con 44 coches por turno.“Después de 40 años, volveremos a ver vehículos Ebro en nuestra carretera. Estamos seguros de que esto es el inicio de una gran alianza”, ha señalado su presidente, Rafael Ruiz. Para hacerlo posible, se han reincorporado entre 150 y 200 trabajadores a la línea de producción, según ha señalado Miguel Ruiz, representante del sindicato USOC y la cara más visible de los empleados de Nissan desde que la firma nipona anunció que se iba de la planta en 2020, en plena pandemia.
En una primera fase, el coche vendrá semiensamblado de China y se completará en la Zona Franca. Más adelante, ya de cara al año que viene, se pasarán a realizar en Barcelona los procesos de soldadura, pintura y montaje, también para los vehículos Chery, lo que permitirá ir incorporando a más extrabajadores de Nissan a la plantilla, con el objetivo de llegar a los 1.250 empleados cuando la planta esté a pleno rendimiento. Los planes de Ebro pasan por fabricar más de 20.000 vehículos en 2025.
