Parc de recerca biomèdica
Parc de recerca biomèdica. © Vicente Zambrano González
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Barcelona y el ADN de la innovación

La empresaria Laura Urquizu reivindica en el Cercle d’Economia la capacidad histórica de la ciudad para emprender y atraer talento y reclama mayor colaboración público-privada

¿Es posible innovar y atraer talento desde Barcelona? Esta es la pregunta que esta semana se lanzó en una nueva sesión de Cercle Obert en la sede del Cercle d’Economia. La responsabilidad de la respuesta recayó en esta ocasión en Laura Urquizu, consejera delegada de la compañía Red Points, nombrada en 2020 como una de las cien líderes mundiales en transformación de negocio por Business Insider y una de las personas más creativas de España por Forbes.

Urquizu fue clara: sí, pero con la condición de que la iniciativa privada y pública trabajen en este sentido. Y es que esta empresaria alertó de que ahora “no nos podemos dormir en los laureles”. “Barcelona —dijo— es sinónimo de Innovación, lo lleva en el ADN”. Hasta ahora, añadió, la innovación había nacido de la sociedad civil, y no solo en el terreno de la tecnología. Esta sociedad civil y la capacidad de la ciudad para atraer talento han sido las claves del éxito. “Durante años no ha habido mejor ciudad para emprender”, sentenció, y destacó el papel en este proceso de la empresa municipal Barcelona Activa.

Sin embargo, Urquizu remarcó que ahora ya no basta solo con el empuje de la sociedad civil. Es necesario el apoyo de los gobiernos, como ocurre en países como Israel, Estonia e Islandia. En este sentido, apuntó que en estos momentos “esto no está en la agenda de Barcelona”, algo que, a su juicio, se debe corregir. Porque hoy, en el mundo, hay una competición feroz por atraer talento, y esta es una pugna entre ciudades más que entre países. Por ello, abogó por una mejora de la colaboración público-privada, legislando y creando condiciones fiscales que atraigan el talento innovador y facilite la inversión en startups.

Porque hoy, en el mundo, hay una competición feroz por atraer talento, y esta es una pugna entre ciudades más que entre países

La consejera delegada de Red Points reclamó que Barcelona debe decidir qué industrias quiere atraer y crear hubs, porque “las empresas van a seguir agrupándose en hubs”. No obstante, advirtió de la falta de “perfiles formados” y de que la universidad está “muy lejos” de las empresas innovadoras. En este sentido, dijo echar en falta más “perfiles híbridos”, profesionales que combinen habilidades humanísticas con científicas.

Urquizu señaló que nos encontramos en un proceso de “crecimiento postraumático” como consecuencia de la covid. Un momento, añadió, en el que se hace evidente “lo que falta”, por lo que es el adecuado para generar oportunidades que cubran estos gaps. Por todo ello, dijo, “después de la covid es un momento ideal para emprender”.

La empresaria tiene razón cuando asegura que Barcelona e innovación han sido dos conceptos que siempre han maridado muy bien por diversas circunstancias que van más allá de tan solo la iniciativa de la sociedad civil. La colaboración público-privada se coronó en los Juegos Olímpicos y tuvo mucho recorrido. Era una de las esencias del denominado modelo Barcelona que imitaron ciudades de todo el mundo.

Nadie puede cuestionar que la innovación en todos los campos va a ser una de las claves para la reactivación económica y social. Y eso va asociado a la atracción de talento. Urquizu acierta también cuando dice que esta va a ser una competencia entre las ciudades globales o áreas metropolitanas.

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“Durante años no ha habido mejor ciudad para emprender”, sentenció Urquizu. © Curro Palacios

Se innova cuando se ejecuta una invención, lo que permite a las empresas mejorar la calidad de su producción respecto a los competidores y expandir su mercado, lo que deriva en mayores ganancias. Eso, claro, hasta que surge otra innovación que deja obsoleta la anterior. Esto se explica muy bien en el reciente libro El poder de la destrucción creativa, de Philippe Aghion, Céline Antonin y Simon Bunel. El conflicto permanente entre lo viejo y lo nuevo se presenta como un incentivo continuo en el proceso de innovación y crecimiento económico.

Una de las consecuencias de la pandemia es que puede hacer crecer la brecha de la desigualdad en la sociedad, según apuntan los expertos. En este sentido, la innovación actuaría como un agente de movilidad social. Según el citado libro, “los nuevos innovadores reemplazan a los innovadores de ayer”. Además, la empresa innovadora en sí misma favorecería el trampolín social al permitir formar y promover a sus empleados, en especial aquellos con menores capacitaciones.

En cualquier caso, Barcelona lo tiene todo a favor para ser una de las capitales de la innovación. Solo hay que poner las condiciones para que sea una de las prioridades de la agenda pública y privada de la ciudad.