Los edificios que proyectan la Barcelona del futuro se construyen sobre los cimientos de una ciudad con pasado milenario. La construcción de una de estas nuevas viviendas en Montjuïc, entre las calles dels Ferrocarrils Catalans y la de Vilageliu y Gavaldà, ha desenterrado una parte de esta antigua ciudad, concretamente una cantera de época romana. Datada entre los siglos II y IaC, se trata de una de los canteras más antiguas de Cataluña e incluso de Europa.
El hallazgo arqueológico no es solo relevante por tratarse de uno de los más antiguos con datación arqueológica confirmada de todo el continente, sino que, además, se relaciona directamente con la fundación de la ciudad de Barcelona. De hecho, los arqueólogos apunten que de esta cantera podrían haberse extraído los primeras piedras para la construcción de la Barcino romana, e incluso otros grandes asentamientos próximos, como el de Baetulo (actual Badalona) o Iluro (actual Mataró), convirtiéndose en una pieza capital del proceso de urbanización romana de Hispania.
Una vez se extraían estos bloques de piedras de las canteras, lo más habitual era transportarlos en barcos a través del mar o rutas fluviales, ya que la gran dificultad a la hora de transportarlos era gran peso. Así, esta cantera desenterrada no solo sería una de las principales zonas de suministro de Barcino, sino también de todo el territorio del actual Barcelonès e incluso de la Laietània (que se extendía por las actuales comarcas del Vallès Oriental y Occidental, el Maresme y el Baix Llobregat).
Esta cantera, por lo tanto, es la muestra de un cambio urbanístico que se produce con la llegada de los romanos a la península ibérica, cuando empiezan a fundarse las grandes ciudades, frente a los pequeños poblados que los íberos habían construido. “Es en este momento cuando surgen las ciudades, con infraestructuras que necesitan mucha más piedra de las que habían necesitados los íberos. La cantera, por lo tanto, es el punto inicial de este cambio urbanístico”, ha enfatizado la jefa de la Unidad de Estudios Arqueométricos del Institut Català de Arqueologia Clàssica (ICAC), Anna Gutiérrez.
Por todos estos motivos, Gutiérrez considera que el hallazgo “acabará siendo un punto de referencia a nivel internacional en el estudio de las canteras romanas”. Sobre todo por el hecho de que las canteras son “un tipo de yacimiento poco conocido y raramente excavado, ya que a menudo pasan desapercibidos o quedan enmascarados en el paisaje”.

El hallazgo representa, de hecho, la continuidad de otro frente de cantera documentado ya en la década de 1990, cuando se desenterró un tramo de 50 metros de longitud y 10 de altura. Ahora, los trabajos de este edificio han identificado un nuevo tramo de gres blanco quarsítico del Mioceno, de 30 metros de longitud, 5 metros de altura y 4,5 metros de anchura. A pesar de ser la continuación del frente de cantera encontrado a finales del siglo anterior, las técnicas de excavación actuales, más avanzadas, permitirán obtener nueva información sobre las prácticas constructivas de la época romana, como el tipo de herramientas que se utilizaban o las estrategias que se seguían.
Asimismo, el yacimiento también permite conocer aspectos de las personas que trabajaban, como su dieta. Además, en el marco de la excavación de este yacimiento también se ha encontrado una gran variedad de materiales, como hechos elaborados con cerámica campaniana, importada de la zona de Nápoles, o un pebetero con el relieve de la diosa de la agricultura Deméter.

Para poder compaginar la conservación de este descubrimiento con los intereses de la promotora privada que está levantando el nuevo edificio, se ha llegado al acuerdo que un tramo de 8 metros de longitud de la cantera se conserve a la segunda planta subterránea del edificio, que será visible dentro de la finca. El resto del yacimiento se desmontará para preservarse y para que las obras, que se iniciaron el pasado otoño, puedan continuar. Por otro lado, también se llevará a cabo un trabajo de fotogrametría para generar un modelo 3D del conjunto. Además, en los próximos meses, el equipo de arqueólogos, liderados por Andrew Kelly de la empresa AGER, realizará estudios de materiales cerámicos y analíticas complementarias para poder confirmar su datación y aportar más datos sobre las técnicas de construcción de la época.