Copa América de Vela
El trofeo histórico por el que competirán en Barcelona los equipos de la Copa América de Vela. ©María Muiña - Sailing Shots

El trofeo de la Copa América de Vela se irá de ruta como la antorcha de los Juegos Olímpicos

Se espera que la competición genere 2.000 puestos de trabajo, un impacto económico de 1.000 millones y atraiga a un millón de visitantes

La llegada de la Copa América de Vela a Barcelona ha conseguido generar un consenso amplio entre las diferentes administraciones y la sociedad civil, así como ha hecho recuperar un poco la autoestima a la ciudad y le ha inyectado una dosis de optimismo. Con el objetivo de aprovechar este impulso, los organizadores de la competición están pensando en maneras de hacerla más accesible y de llegar a toda la ciudadanía. Una de ellas utilizará una fórmula muy popular y mundialmente conocida. Se quiere replicar el paseo previo que hace la antorcha de los Juegos Olímpicos. A falta de antorcha, el trofeo histórico de la Copa América está calentando para irse de ruta.

Lo ha explicado el presidente del Port de Barcelona, Damià Calvet, en un desayuno organizado por Foment del Treball y PwC. “Haremos un tour que tendrá que ir a muchos sitios: allá donde haya vela, como los puertos, los clubs o la Federació Catalana de Vela, también a Madrid y Europa. Irá a lugares en los que podrá captar la atención, hacerlo atractivo y generar expectación”, ha sostenido.

Este paseo no será la única actividad que se organizará para visualizar en la ciudad a la competición deportiva, la más antigua del mundo y una de las que tiene un mayor impacto económico y mediático, solo por detrás de los Juegos Olímpicos y los mundiales de futbol. Calvet también ha detallado que, aunque no hará falta acometer ninguna gran obra, se acelerarán inversiones ya planificadas para que estén listas de cara a 2024. Una de ellas será la apertura a la ciudadanía del Moll Drassanes y el Moll Barcelona, donde actualmente atracan los ferris y los cruceros. También se pondrán al día los tinglados del Moll de Sant Bertran y del Moll Oriental, así como se prevé poder estrenar la nueva lonja de pescadores.

Durante su exposición, Calvet ha desgranado algunas de las cifras que supondrá la Copa América para la capital catalana. No solo está el impacto económico previsto de 1.000 millones de euros, sino que, según cálculos del Ayuntamiento, se espera que se generen 2.000 puestos de trabajo directos e indirectos y se atraiga a un millón de visitantes. Además, Calvet ha remarcado que incidirá en el posicionamiento de la ciudad como capital de la economía azul. “Actuará como un catalizador de la náutica, como el Mobile World Congress lo hace con la tecnología”, ha defendido.

El presupuesto del evento se estima que será de 50 millones de euros, de los cuales el 75% se destinará a la ciudad, tanto a la construcción de los espacios y de las infraestructuras necesarias para su celebración como a la prestación de servicios a los equipos competidores. En la edición de 2024, competirán un total de seis equipos, que estarán formados cada uno por 300 personas. Uno de ellos, el suizo Alinghi Red Bull Racing, será el primero en llegar para empezar a entrenar.

Damià Calvet
El presidente del Port de Barcelona, Damià Calvet, durante el desayuno organizado por Foment y PwC.

Debate sobre los cruceros

En el desayuno, Calvet también ha valorado la negociación que se está llevando a cabo con el Ayuntamiento para regular el turismo de cruceros que llega a la ciudad. El presidente del Port ha pedido no compararse con otras ciudades que han restringido su cantidad, como Palma de Mallorca, Venecia o Dubrovnik, teniendo en cuenta que tienen características diferentes. “El modelo es Barcelona y queremos desarrollar un modelo que dé valor añadido”, ha señalado.

Asimismo, ha pedido no culpar a los cruceristas de la masificación en la ciudad, remarcando que solo representan el 4% del total y tienen un impacto económico de 1.000 millones de euros y generan 9.000 puestos de trabajo, además de representar una baja incidencia medioambiental. “El balance es claramente positivo”, ha dicho el también exconseller de Territori i Sostenibilitat.