By invitation
La muestra 'By invitation' del Círculo Ecuestre se puede ver este fin de semana.

Sin invitación

Crónica de la inauguración de la muestra 'By invitation' en el Círculo Ecuestre, que expone este fin de semana cuadros de las galerías más importantes de la ciudad

By invitation, pero entras sin que nadie te pida invitación y por mucho que la tengas preparada. Por unos días entrar en uno de los clubs privados más selectos de la ciudad es fácil, incluso entrar sin que se te pida que te pongas corbata, y esto es con motivo de la quinta edición de la muestra By invitation, una acurada selección de galerías y obras que hay que admitir que guarda un nivel altísimo. El Círculo Ecuestre, que no catalaniza su nombre ni por casualidad y que aún así tiene como lema El Club de Barcelona, he tenido el buen gusto y el acierto de aparecer como una entidad cercana a la creatividad y al arte. Y eso a pesar de que, a diferencia de otros grandes círculos barceloneses como el del Liceu, no tiene un motivo cultural para su existencia sino que se asemeja más a un Cercle d’Economia con grandes salones modernistas, obras de Ramon Casas y un de los mejores ventanales de Barcelona por donde se asoma, en breve, el árbol de Navidad más bonito de Barcelona.

Esta vez se han incorporado a la exposición galerías del mercado primario junto con las del secundario, lo que permite un mayor acercamiento al arte contemporáneo: es decir, aunque la Galería Marc Calzada nos exponga un impresionante Grand Triptyque Noir de Miró (así como David Cervelló expone el azulado Oiseaux Etoile II) o la siempre excelente galería Gothsland exponga carteles de John Hassal o sus clásicos dibujos de Casas, esta vez también podemos contemplar artistas emergentes como Marina Vargas (galería Fernando Pradilla), Regina Giménez (Ana Mas Projects), Lena Laguna Diel (de la galería Fuga, y llegada de Basel) o Natalia Romanciuc (Arma Gallery).

No sorprende que la teniente de alcalde Maria Eugenia Gay mencione en su discurso (previo al del presidente-contigoempezótodo Enrique Lacalle) la gran apuesta por la creatividad femenina en esta edición. Una combinación de clásico y de contemporáneo que debe admitirse que brilla, con un sentido del buen gusto innegable, en todas las salas del Círculo y que incluso hacen que antiguos y reales retratos ecuestres hagan buena impresión de tan buena compañía.

Casas By invitation
La galería Gothsland expone dibujos clásicos de Casas.

Las salas pero también los pasillos, y el bar, los rincones más insospechados, todo el edificio queda invadido por una cuidada selección de obras que no conforman la apariencia de ninguna feria a pesar de que, en efecto, todas las galerías han venido especialmente a vender. En un momento en que se dice que la gente no compra arte en Barcelona, ​​veremos si dentro de determinados círculos (patrocinio de Engel & Völkers, de Hublot, de Andbank o La Roca Village) la cosa se anima un poco más. El evento se complementa con visitas a museos privados, premios y conferencias especializadas, con una especie de nostalgia indisimulada por haber perdido (o no haberse ganado lo suficiente) un Arco para la ciudad. Apenas hemos ganado un Manifiesta lleno de ideología colauera, si se me permite la observación y el guiño al público del Círculo.

La dirección de la muestra ha corrido a cargo de la doctora en Historia del Arte Mariella Franzoni y con el diseño expositivo a cargo del arquitecto Andrea Isola, con 24 expositores seleccionados, no todos catalanes o barceloneses (también hay Guillermo de Osma, Arma Gallery, Gärna Art Gallery de Madrid, o Shiras Galería de Valencia). También una lujosa revista monográfica, patrocinada entre otras marcas por Chanel, donde se entrevista a Carmen Thyssen-Bornemisza como casi obligada referencia a la pulsión coleccionista (y sin perder la oportunidad de preguntarle por la próxima rama del su museo en el cine Comedia del Paseo de Gràcia) o a Sara Puig, presidenta de la Fundación Joan Miró. También una cortés referencia a los 250 años de la Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts de Sant Jordi, con su larga lista de numerarios históricos e ilustres. Toda la revista, de hecho, es una reivindicación de la actividad del coleccionismo. Si tiene que ayudar a reactivar ese sector, incomprensiblemente estancado en una ciudad que había sido vanguardia artística, aquí mi aplauso.

Yo me quedaría dos Casas de Gothsland y un Lena Laguna de la galería Fuga, para seguir el criterio utilizado en esta edición y que sería una especie de “m’exalta el nou i m’enamora el vell”, pero también porque de todos los galeristas invitados son estos dos los que tengo más cercanos. De todas formas, honestamente lo que yo me quedaría es el edificio del Ecuestre con casi todo lo que se contiene (no me hagan mencionar lo que no, hoy no toca) como también me quedaría, si pudiera, con edificio del Círculo del Liceo. Hubo una belle époque en Barcelona donde hacíamos edificios impecables, donde retratábamos a Julias para exponer en ambos círculos, donde comprábamos y veníamos y sobre todo hacíamos arte, y hacíamos círculos, y clubes, y donde teníamos una élite que aparte de ser élite conectaba con el pulso del país. Sí, yo también tengo mis nostalgias. Pero, como mínimo, esta semana ya pocos días de poner el árbol más bonito de la ciudad, el conservador círculo del Ecuestre ha demostrado que sabe conservar el buen gusto.

Mar Olave
Obra de Lena Laguna, galería Fuga. © Mar Olave