El CEO de Veritas, Silvio Elias
El consejero delegado de Veritas, Silvio Elias. ©Marc Llibre
LA ENTREVISTA

Silvio Elias: “Menos ‘greenwashing’ y más autenticidad”

El CEO de Veritas defiende que la alimentación ecológica es la mejor solución frente a la emergencia climática y de salud pública, a la vez que propone que estos productos tengan un IVA del 0%. Pide más implicación empresarial y cultura del 'sí' en la Administración

Silvio Elias De Gispert es CEO de Veritas. Ha vivido el negocio familiar y la pasión por la alimentación desde pequeño. ¿Referentes? Su padre, su madre y Nelson Mandela. Trabajó en Arthur Andersen, Albert Heijn y Caprabo. Descubrió el producto y la revolución ecológica en Holanda. ¿Su ikigai? Hacer todo aquello que transforme y marque la diferencia. Le aburre la rutina y decidió escuchar a la tierra, las personas y los animales. Ha sido presidente de Comertia, fundador de Ecomemprendedores o la Fundación Adama y es miembro de la junta de Juno House. También toca la guitarra y ahora recomienda especialmente la música de Says de Nils Frahm. “Brillar es mirar hacia el ego e iluminar es inspirar y servir”, reflexiona. Vamos a las raíces.

—Nacido en una familia de grandes empresarios.

—Mi madre me ha dado una educación muy sensible al arte, las emociones y la alimentación. Leía siempre la letra pequeña. Mi padre es un gran ejemplo de emprendimiento, positivismo, optimismo, empuje y transformación.

—¿Recuerdos de infancia?

—Mi padre trabajaba los sábados por la mañana y yo le acompañaba para hacer los carteles de las ofertas. He vivido y he disfrutado el negocio familiar desde pequeño. No conozco ninguna otra realidad.

“Las decisiones deben tener impacto y trascendencia. Me apasiona lo que transforma y marca la diferencia”

—Estudió ADE en Esade.

—Era el camino natural. Me gustaba el mundo de la empresa y todo lo que se puede llegar a hacer en ella. Las decisiones deben tener impacto y trascendencia. Que ocurran cosas tangibles. Lo tuve muy claro: cabeza y corazón me guiaban hasta allí.

—Empezó a trabajar en Arthur Andersen.

—Estuve un tiempo en consultoría y esto me permitió conocer realidades muy distintas dentro del mundo de la alimentación. Fue un gran aprendizaje. Hay cosas comunes entre distintos sectores: las relaciones entre las personas, la toma de decisiones o la gestión de equipos.

—Fichó por Albert Heijn.

—Albert Heijn es la cadena líder de supermercados de Holanda. Tiene una cuota cercana al 30% y pertenece a Ahold, que es un holding de distribución mundial con presencia en Estados Unidos o Asia. Empecé a trabajar en el departamento de compras y entendí cómo era la relación con los proveedores o el desarrollo de proyectos. Vi nacer el área de compras de producto ecológico.

—El efecto de la Magdalena de Proust.

—La primera vez que me encontré de cara con el producto ecológico fue en 1997 cuando todavía no sabía que los alimentos tenían tantos caminos diferentes para ser elaborados o cultivados.

El CEO de Veritas, Silvio Elias
El CEO de Veritas, Silvio Elias, en uno de los establimentos de la cadena. ©Marc Llibre

—¿Por qué se fue a Holanda?

—Había un acuerdo entre Caprabo y Albert Heijn para crear una joint venture y desarrollar un proyecto en el Estado español. Querían que hubiera alguien de la familia de Caprabo que tuviera la cultura nativa y la adoptada. Sin embargo, la joint venture no prosperó y volví a Barcelona.

—Entró en Caprabo en 1999 para poner en marcha la venta online.

—¡Imagínate lo que tardaba en cargarse una página web en 1999! Entré en el área de ventas para abrir la tienda online. ¿Comprar por internet? Había que tener mucha moral… En 2001 sacamos el proyecto adelante y tuvo mucho éxito llegando a los 1.000 pedidos diarios. Se convirtió en la tienda online número 1 de alimentación en toda España.

“Me aburre la rutina, la continuidad y hacer lo mismo de siempre. Soy la misma persona el lunes que el domingo y me gustan los pequeños impactos”

—¿Cuál ha sido su ikigai?

—Si transforma, lo hago. Si no transforma, no me interesa. Me apasiona lo que transforma, marca la diferencia, tiene un impacto y cambia la realidad. Me despierto pensando en lo que puedo hacer diferente y mejor. Me aburre la rutina, la continuidad y hacer lo mismo de siempre.

—Ser, pensar y hacer distinto. 

—Me gustan los pequeños impactos tanto en la vida personal como profesional. Soy la misma persona el lunes que el domingo y me gusta vivir ese instante posterior al cambio. Es una gran suerte. Y no estoy hablando de salvar al mundo… Pequeños impactos.

—¿Por qué decide fundar Veritas hace más de 20 años?

-Es mi ikigai: necesito hacer algo distinto y que transforme. Yo conocía el sector de la alimentación, el retail y los supermercados y coincidí con Carles Torrecilla, que es compañero mío de promoción. Me dijo que existía un estudio de mercado en Esade sobre el fenómeno de la alimentación ecológica en Estados Unidos y en Europa. Hicimos un viaje por el continente y vimos que existía una oportunidad.

“Los productos ecológicos son un camino, pero nunca han sido una finalidad”

—La oportunidad de “la mejor alimentación posible” y el consumo responsable.

—Lo comenté en casa, me dieron todo su apoyo y mi madre me dijo que adelante. Sin miedo. En 2002 nos juntamos cuatro familias catalanas, constituimos una sociedad en enero y en mayo ya abrimos la primera tienda en la plaza Artós de Barcelona. Una tienda histórica, la primera de las ochenta que tenemos hoy.

—¿Cuál es su modelo?

—Hacíamos tiendas pequeñas y de barrio cuando éramos los únicos que vendíamos producto ecológico, pero ahora necesitamos una oferta superior y mucho más amplia porque hay córners de producto ecológico en los supermercados. El tipo de tienda de hoy no tiene nada que ver con la de hace 20 años y el proyecto está más vivo que nunca.

Silvio Elias Veritas
Silvio Elias destaca que “el mundo es mejor con gente amable que se hace querer”. ©Marc Llibre

—¿Cuál es su visión?

—Los productos ecológicos son un camino o una herramienta, pero nunca han sido una finalidad. ¿Por qué hay que ir a Veritas?

—Usted dirá.

—Queremos un mundo donde los alimentos sean una fuente de salud para tener un planeta sostenible que siga dando salud a las personas y a los seres vivos. ¿Cuál es la mejor forma de hacerlo? La alimentación ecológica. Si lo tratas como una finalidad, entonces te diriges sólo a la militancia y a los activistas. La vida es muy compleja y no todo el mundo puede cargar con la mochila de activista de la alimentación del planeta.

“Queremos un mundo donde los alimentos sean una fuente de salud para tener un planeta sostenible”

—La conciencia es la semilla del cambio.

—Todo el mundo tiene su vida y cada uno elige sus causas. Nosotros no pedimos a las personas que salven el planeta, pero sí que nos acompañen con la alimentación ecológica que es el mejor producto que existe. La certificación ecológica es lo mínimo y a partir de ahí podemos sumar también la justicia social, la justicia climática y los vínculos emocionales con los productos de largo recorrido. Queremos anticiparnos con vocación de impacto.

—Vamos a la raíz del producto ecológico.

—Un producto ecológico está certificado por una normativa europea muy estricta que determina cómo cultivar, procesar, elaborar y envasar un alimento. Si el producto viene de la ganadería entonces también se valora cómo se trata al animal. Cada categoría tiene su particularidad, pero como principio genérico fundamental queda radicalmente prohibido el fitosanitario sintético.

—¿Radicalmente prohibido?

—Estamos hablando de abonos fertilizantes sintéticos derivados del petróleo que son nitrógeno, fósforo, y potasio (NPK). Se utilizarán semillas naturales y no fertilizantes NPK que son los que desgraciadamente se utilizan en la mayor parte de la agricultura. Los tratamientos sintéticos para evitar plagas u hongos elevan la presión sobre el cultivo. Hay que escuchar a la tierra.

“Un producto ecológico está certificado por una normativa europea muy estricta que determina cómo cultivar, procesar, elaborar y envasar un alimento”

—Escuchar a la tierra.

—La tierra debe estar muy sana para que la planta de frutas y verduras salga bien. Debe aplicarse el principio extensivo pero no intensivo en el caso de la ganadería.

—Escuchar a los animales.

—Animales con pasto, libertad de movimientos y tratamientos veterinarios mucho más restringidos. No se pueden suministrar antibióticos de forma preventiva a una ternera o a un pollo, pero lo hacen porque temen que haya un contagio generalizado si uno de ellos enferma. Esto no ocurre con la ganadería ecológica.

—¿Qué dice la ley?

—La ley dice que seis meses antes del sacrificio está prohibido dar antibióticos a los animales y que ese antibiótico no llega a la persona. Sin embargo, está demostrado que la carne desarrolla bacterias resistentes a los antibióticos y eso sí que te lo estás comiendo. La gran mayoría de aditivos alimentarios (las Es) están prohibidos. Se debe cumplir toda esta normativa y nosotros garantizamos que el producto ecológico tenga un gusto superior.

El director general de Veritas, Silvio Elias
Elias defiende que las marcas deben ser honestas y tener voluntad de impacto. ©Marc Llibre

—¿Cómo?

—Trabajamos el suelo con más materia seca y menos agua, sin estresar la planta con productos sintéticos. Muchos de los pesticidas que se utilizan contienen disruptores endocrinos que alteran nuestro metabolismo.

“Las mujeres que siguen una alimentación ecológica tienen un 25% menos de probabilidades de padecer cáncer de mama, según un estudio francés”

—¿Cómo es la relación entre la alimentación y la salud?

—En 2019 se hizo un estudio en Francia donde se monitorizaron y se hicieron cuestionarios sobre la dieta a 70.000 personas (un 80% eran mujeres) entre los 40 y los 60 años a lo largo de 10 años de su vida. ¿Los resultados? Las mujeres que seguían una alimentación ecológica tenían un 25% menos probabilidades de padecer cáncer de mama. Parece lógico que si comes un producto limpio no debes luchar contra sustancias extrañas…

—Hace más de una década que IESE le reconoció como “uno de los jóvenes emprendedores más influyentes menores de 40 años”.

—¡Me sorprendió mucho! Era el único que no estaba en el sector de las telecomunicaciones o la tecnología, pero ya me gustaba transformar, cambiar y redefinir las reglas de juego.

—¿Qué errores le han permitido avanzar?

—Tengo una colección de errores de todos los colores: estratégicos, operativos, conceptuales, personas… O de lectura de mercado. Es imposible no cometer errores y por eso, los convertimos en lecciones y aprendizajes. Si ahora pudiera dar marcha atrás…

—¿Qué haría?

—Probablemente habría hecho las cosas distintas con algunas personas. También es verdad que las decisiones que hemos tomado nos han traído hasta aquí. ¿Me gustaría estar en un sitio diferente? No lo creo.

—¿Por ejemplo?

—Uno de los frenos al consumo del producto ecológico era la desconfianza sobre el sabor. Mucha gente pensaba hace 20 años que el producto ecológico no era bueno, lo asociaba al dietético y se percibía como un sacrificio para cuidar la salud y salvar el planeta. Sin embargo, el producto ecológico está mucho mejor en términos generales y por eso creímos necesario poner restaurantes donde poder probar el producto…

—Del supermercado al plato. ¿Y viceversa?

—¡Fue un error colosal! Las reglas de juego de la restauración no tienen nada que ver con la gestión de los supermercados. Fueron muchos dolores de cabeza que no nos llevaban a ninguna parte. La gente no salía del restaurante e iba al supermercado. Nada tiene que ver el tipo de consumo con el momento de consumo. Dijimos basta y empezamos a crecer como empresa, sin restaurantes. Perdimos mucho dinero.

—¿Cuál es el secreto del éxito?

—¿Qué es el éxito? Veritas es una empresa solvente con 80 tiendas y factura más de 110 millones de euros. Paga las nóminas y está saneada. Esto es un éxito económico necesario para la continuidad y hace que la empresa sea viable. Aun así, el éxito fundamental es conseguir que nuestro propósito y nuestra vocación transformadora tenga un espacio en el mercado y que haya miles de familias que nos sigan.

—¿Cuál es el precio del éxito?

—Ser tan estrictos con la observación del propósito nos reduce velocidad. Vamos siempre por delante de la sociedad, de las administraciones y de la regulación. Por ejemplo, decidimos distribuir productos menstruales gratuitos en los supermercados y estoy convencido de que esto será una realidad legal dentro de unos años. Esperamos que más empresas se sumen a ese movimiento.

El director general de Veritas, Silvio Elias.
El director general de Veritas defiende tener visión a largo plazo y seguir la brújula, aunque haya tentaciones. ©Marc Llibre

—¿Qué más mueve a Veritas?

—Tenemos vocación transformadora a través de los alimentos y hemos pagado sobre todo un precio empresarial. Nadie duda de la honestidad de Veritas y de lo que hacemos en nuestros supermercados tras 20 años. No es fácil construir una marca sólida que disfrute de la confianza de sus clientes. Nunca se nos criticará por ser una pose, una moda o una mentira.

“Vamos siempre por delante de la sociedad, de las administraciones y de la regulación. Decidimos distribuir productos menstruales gratuitos en los supermercados”

—No washing

—La confianza es el activo más preciado que tenemos y solo se consigue si eres muy riguroso y tomas decisiones que no se enfocan sólo a la venta o al rendimiento inmediato, sino al largo plazo. Es parte del éxito y del peaje de ir un poco más lentos porque queremos llegar más lejos.

—¿Qué le pediría a la Administración?

—La alimentación ecológica es la mejor solución frente a la emergencia climática y de salud pública. De hecho, es la única alimentación reconocida por la Unión Europea que es capaz de mitigar el cambio climático. El objetivo de la UE de cara a 2030 es que el 25% de los cultivos europeos sean ecológicos. Ésta es la estrategia From farm to fork.

“La alimentación ecológica es la mejor solución frente a la emergencia climática y de salud pública, por eso propongo que tenga un IVA al 0%”

—De la granja al tenedor.

—Hoy estamos al 11% y debemos llegar al 25%… Será muy difícil porque el consumo no acompaña. Las medidas de la UE están muy enfocadas a la producción y muy poco a la cadena de valor. Así pues, hay que incentivar la producción, la regulación, la transformación, la distribución y el consumo.

—¿Cómo?

—IVA al 0% para los alimentos ecológicos, como se hará pronto en Alemania. El IVA es un impuesto que premia o incentiva el consumo, así que los productos indispensables para mitigar el cambio climático deberían tener un IVA superreducido, o cero. El IVA educa mucho y permitiría reducir la diferencia entre el producto ecológico y el que no lo es.

—¿Qué impacto tendría un IVA al 0%?

—Si analizas el consumo de producto ecológico en España existen 2.500 millones de euros, es decir, un 2,5% del total de 100.000 millones de euros del mercado de distribución de alimentos del hogar. Así pues, el impacto sería mucho menor para las arcas de Hacienda que lo que ya se ha hecho con el IVA de los aceites, los huevos o las frutas.

—¿Alguna otra medida?

—La financiación y los créditos bancarios. Pides un crédito en el banco y todas las empresas tienen las mismas condiciones, da igual que tu negocio sea ecológico o de combustibles fósiles. Se podría bonificar medio punto el coste del crédito de las empresas que favorezcan el objetivo de la UE. Hay que incentivar toda la cadena de valor, no sólo la producción o al campesino. ¿De qué sirve hacer una manzana ecológica si después no existe mercado para venderla?

—¿Cómo ve la ciudad de Barcelona?

—Estoy enamorado de Barcelona, pero me preocupa que la ciudad no sepa encontrar su sitio. Hemos estado un poco despistados. Me gustaría que se escuchara un poco más al mundo del comercio y del servicio al público. Necesitamos que Barcelona sea una ciudad de continuidad comercial y no una ciudad de barrios o guetos. De la movilidad también podríamos hablar bastante…

—Hablemos.

—Estamos a favor de una movilidad no contaminante, pero sin aislar los barrios. ¿Por qué no hacemos una política de motos eléctricas como la de Shangai? Reduciría mucho la contaminación acústica y las emisiones. Hay que favorecer y no sólo castigar. No soy ningún experto, pero hay cosas que tienen margen de mejora.

“Me gustaría que la Administración escuchara un poco más al mundo del comercio y del servicio al público. También nos falta mayor implicación por parte de las empresas”

—¿Y el comercio?

—La Administración pública siempre va por detrás de la sociedad civil. Creo mucho en la libre competencia y en la evolución de los modelos comerciales. Siempre me han negado poner una mesa junto al supermercado para que la gente pueda tomar un café.

—Hacer un café con la Administración.

—Barcelona es la única ciudad de Europa que prohíbe tantas cosas. ¿Por qué? Para no perjudicar a nadie… Y eso nos estanca, pero vamos haciendo. Me gustaría tener una categoría especialista como las carnicerías o las charcuterías que tienen una gran posibilidad de desarrollo comercial. La ordenanza municipal considera al supermercado como un generalista pero nosotros no nos limitamos a una categoría de producto, sino a una tipología.

—Especialista vs. generalista.

—Nunca lo he conseguido. El comercio no tiene excusas con la Administración y en caso de tenerlas tienen sobre todo que ver con los plazos. ¡No puede ser que tardemos tanto para hacerlo todo! Meses y meses para abrir un supermercado… Esto no ocurriría con la declaración responsable, con interlocutores ágiles y que no tengan miedo a decir que sí.

—¿Miedo a decir que sí?

—Es la cultura del riesgo: la gente teme decir que sí. El no es más fácil. Ha habido tantos casos de imputaciones por cosas mal hechas… En cambio, la Administración de San Francisco prefiere preguntar cómo ayudarte. Dicho esto, Barcelona es una ciudad maravillosa y estamos muy satisfechos aunque haya cosas mejorables.

—¿Falta más y mejor colaboración público-privada?

—Sí, pero por ambos lados. También me he encontrado una Administración muy colaboradora en muchos sitios distintos, aunque no todos los partidos tengan la misma apertura a la colaboración público-privada. La culpa no es siempre de la Administración, también nos falta a veces mayor implicación por parte de las empresas.

El director general de Veritas, Silvio Elias
El director general de Veritas, Silvio Elias, durante la entrevista con Víctor Costa. ©Marc Llibre

El anterior entrevistado, Francesc Julià, le hace las siguientes preguntas:

1.¿Cuáles son sus máximas a la hora de construir una marca premium de referencia?

—Honestidad, consistencia, amabilidad e impacto. La consistencia es fundamental para construir una marca honesta y no se puede despistar al mercado con mensajes oportunistas o confusos. Hay que tener visión a largo plazo y seguir la brújula, aunque existan tentaciones. Soy un amante de la amabilidad.

—La amabilidad.

—El mundo es mejor con gente amable que se hace querer. ¿Y quién no quiere ser querido? Me encantaría que la gente quiera a Veritas y siga nuestro proyecto más allá de los supermercados.

—La construcción de marca y comunidad.

—Hay un reason why que acompaña los valores. Recuerdo que un día nos trajeron una ponsetia y nos dijeron que era ecológica para venderla. Pregunté: ¿qué transformaríamos colocando estas plantas de Navidad en casa de la gente? No hubo respuesta. El producto ecológico es un mínimo, pero no es suficiente porque también tiene que transformar.

2. ¿Cómo ve el futuro de la alimentación?

—Existe una frontera borrosa entre el consumo dentro y fuera del hogar, entre el supermercado y la restauración. La gente quiere cocinar menos en su casa porque tiene menos tiempo, así que necesitaremos proveedores de confianza. La confianza será cada vez más importante, a la vez que existe la tendencia del precio y del ahorro.

—¿Cuáles son las principales tendencias?

—Habrá más productos con atributos más visibles sobre responsabilidad en salud y medio ambiente. La sociedad será más exigente y lo que hoy destaca será mañana sólo un estándar. Menos greenwashing y más autenticidad.

“Antes nos disculpábamos, pero ahora estamos muy orgullosos y felices de no tener naranjas en agosto”

—Más autenticidad.

—Me sorprende mucho que una cadena de supermercados que vende menos de un centenar de productos ecológicos entre sus miles de productos tenga unas bolsas de caja donde ponga bio. Es decir, sólo vende un 1% de productos ecológicos, pero se posiciona como bio. Si esto no es greenwashing… Nosotros no queremos pasarle toda la responsabilidad al cliente.

—El juego de la oferta y la demanda.

—Sí, pero nosotros solo damos una opción que transforma y eso significa que en mi casa seguro que se hace el cambio. El resto también es muy lícito y se le da todas las opciones al cliente para que haga su elección. Antes nos disculpábamos, pero ahora estamos muy orgullosos y felices de no tener naranjas en agosto. Es un mes que toca comer sandía, melón, albaricoque, melocotón… ¡No hay naranjas! Este es el precio que pagamos por ser rigurosos con nuestro propósito. Seguro que nos equivocamos todos los días, pero tenemos voluntad de impacto. Vamos más lentos, pero dormimos muy tranquilos.


SIETE DE VIDA: 

  1. Referente: Mi padre, mi madre y Nelson Mandela.
  2. Libro: Armas, gérmenes y acero de Jared Diamond.
  3. Película: Cualquier película en la que salga Gene Hackman.
  4. Canción: Says de Nils Frahm por mi etapa actual.
  5. Rincón favorito: Cualquier rincón inhóspito del mundo en el que me sienta pequeño. Home is where the heart is.
  6. Lema de vida: Mejor iluminar que brillar. Brillar es mirar hacia el ego, e iluminar es inspirar y servir.
  7. Sueño: Tener la fortuna de que la salud me acompañe para compartir mucho con mis hijos.