Los más de 4,8 millones de visitantes a la Sagrada Família en 2024, la cifra más alta jamás alcanzada, seguro que se preguntan cuándo se acabará su construcción. Ahí está la diferencia entre los turistas y los locales, con los segundos habiendo dado por perdida la esperanza de tener una concreción y algunos prefiriendo que las cosas se queden como están. En la rueda de prensa de balance del año pasado, no extraña que el primer periodista que ha preguntado por la fecha de finalización sea de un medio internacional.
Hecha la pregunta, empieza el baile de cifras, con la junta constructora de la basílica poniendo el horizonte temporal de aquí a diez años, como ya hizo hace un año y también hace dos. Por lo tanto, ahora se habla de 2035, pero es una fecha dudosa y, además, tiene matices. En primer lugar, porque no incluye la polémica escalinata que proyectó Antoni Gaudí para la fachada principal, la que da a la calle Mallorca, pensada muchos años antes de que existiera una constructora llamada Núñez y Navarro. Y, según ha concretado el presidente delegado de la junta constructora, Esteve Camps, tampoco contempla la decoración de esta última fachada pendiente, en la que se tendrán que definir más de 100 figuras —contará la historia de la humanidad desde Adán y Eva hasta el juicio final— y se tendrá que encontrar a los artistas responsables, algo que tampoco nunca está exento de polémica en la ciudad, y ver cuánto tardan en hacerlo. Se prevé convocar el concurso de artistas a finales de este 2025.
Eso sí, los fundamentos de esta fachada, la de la Glòria, ya están hechos, tanto los del baptisterio como los de las cuatro torres, por lo que los andamios no tardarán en aparecer, a la espera de que el Ayuntamiento apruebe el trámite correspondiente. La previsión es colocarlos este mes de febrero, como muy tarde, en marzo. Para construir la verticalidad, entendida como las cuatro torres de la fachada, se calculan los diez años que va diciendo la junta constructora, pero, aún, falta ver qué se hará con la escalinata, pensada para salvar el desnivel existente entre Provença y Mallorca, de cuatro metros. La estructura saldrá del interior del templo, pasando por encima del tráfico. Su ejecución choca de pleno con los bloques de pisos que se construyeron en Mallorca, a sabiendas de los planes que había en marcha para el templo.
Las negociaciones con el Ayuntamiento para conseguir la autorización de la escalinata han empezado y la junta constructora de la Sagrada Família confía en poder llegar a un acuerdo para poder realizar la totalidad del proyecto de Gaudí. “La Sagrada Família no renunciará jamás a la escalinata. Es la obra de Antoni Gaudí y nosotros somos sus herederos, tenemos que velar por el cumplimiento del proyecto. La negociación puede ser larga, pero nosotros estamos siempre abiertos al diálogo”, ha sostenido Camps.
La junta constructora suele recordar que en el plano que el arquitecto presentó en 1915 ante el Ayuntamiento quedaba patente la escalinata y estaba firmado por él. El conflicto está en que, sesenta años después, el consistorio concedió la licencia de obras a la constructora Núñez y Navarro para que edificara un bloque de pisos en la calle Mallorca, frente a la fachada de la Glòria, por lo que los ahora residentes sostienen que la expropiación es ilegal. Con conversaciones con los vecinos desde la alcaldía de Xavier Trias, está sobre la mesa la posibilidad de reducir la anchura de la escalinata para tener una menor afectación, algo que la junta se abre a valorar.
A falta de este último capítulo que se prevé largo, el templo cumplirá nuevos hitos constructivos este 2025. Además de empezar las obras en la fachada de la Glòria, se completará la construcción de la Torre de Jesús, con la inauguración prevista para junio, cuando se celebrará el centenario de la muerte de Gaudí. Eso sí, solo estará lista su apariencia exterior, que medirá más de 170 metros y será la edificación más alta de la ciudad, teniendo que esperar hasta el 2027 para la apertura de su mirador. A lo largo de este 2025 también quedará terminada la capilla de la Asunción, ubicada en la calle Provença.

Se superan los visitantes de 2019
Ha costado pero, finalmente, la Sagrada Família ha conseguido dejar atrás la pandemia. Cuando ya el turismo ha vuelto con fuerza a la ciudad, especialmente con el regreso de los visitantes asiáticos, su principal monumento ha superado los registros de un lejano 2019. Más de 4,8 millones de visitantes se adentraron en su interior en 2024, unas 100.000 entradas más en comparación a las de 2019, cuando se vendieron casi 4,7 millones. Fija así su récord de asistencia, acercándose a su aforo máximo, unos 5 millones anuales, con una capacidad de crecimiento ajustada a los meses de temporada baja como enero y febrero, aunque, paseándose un día cualquiera de invierno, tampoco parece que haya mucho margen.
“Ha sido un año excepcional”, ha defendido el director general de la basílica, Xavier Martínez. Dentro del público asiático, han destacado los provenientes de Corea del Sur, colocándose en la quinta posición de los principales mercados, así como el crecimiento registrado de los que han venido de China, con una subida de más del 4% y situándose al nivel de Reino Unido y Alemania. Sobre el protagonismo coreano, Martínez ha explicado que, durante la pandemia, las autoridades locales preguntaron a sus ciudadanos qué querían hacer cuando pasase la emergencia, y la opción preferida era viajar, con Barcelona como primer destino. Estados Unidos continúa siendo el principal país emisor, representando casi el 19% de los visitantes.
Estos buenos resultados han permitido incrementar la facturación de la Sagrada Família hasta los casi 140 millones de euros, con el 97% de los ingresos aportados por la venta de entradas. Con ello, casi 45 millones de euros se han destinado a la construcción del templo, cifra que se prevé que suba hasta los 60 millones de euros este 2025.