La Reunión del Cercle d’Economia siempre es un muy buen termómetro de lo que se cuece en la sociedad civil de Catalunya, con la mirada puesta en España y Europa. Tanto es así que durante tres días de mayo —con más o menos lluvia— aparecen casi todos los platos habidos y por haber: el mandato de Trump y la política de los aranceles, el despertar de la Unión Europea, la OPA del Banco Sabadell y el BBVA, los movimientos en el universo de CriteriaCaixa, la muerte del Papa Francisco y el cónclave o incluso el Barça de Hansi Flick, entre otros. No me gustaría repetirme sobre todo aquello que ya habréis podido leer durante estos días, pero dejadme hacer solo una breve pincelada de algunas reflexiones que me han parecido especialmente interesantes en esta 40 Reunión Anual del Cercle d’Economia, celebrada en el Palau de Congressos de Catalunya.
Empecemos con reflexiones citadas con especial foco en el ámbito empresarial y económico:
- “Es totalmente crítico entender los riesgos, las oportunidades y los círculos de influencia”
- “En la vida no hay decisiones, sino transacciones”
- “En verdad, nunca hay una versión definitiva o last-call”
- “¿Donde hay que invertir? Donde hay mercado; si no hay mercado, no hay negocio”
- “El derecho a leer no se puede eliminar”
- “Tenemos que escapar del síndrome de la hormiga fumigada: todo el mundo corre, sin saber dónde va”
- “La gestión de la incertidumbre formará parte de nuestro ADN empresarial”
- “El fútbol pone las ciudades en el mapa del mundo”
- “El reto exterior es la defensa y el reto interior es la vivienda”
- “Si no hay prosperidad compartida, ¿todo el mundo puede vivir con libertad?”
Y también en clave geopolítica:
- “Si Europa quiere autonomía estratégica, necesita escala y, por lo tanto, hay que crear campeones tecnológicos europeos”
- “Europa es un herbívoro en un mundo de carnívoros. Tenemos que ser omnívoros, es decir, ser líderes sin perder el ADN, porque tenemos un mercado de 450 millones de consumidores”
- “Quizás la UE es un poco como la Sagrada Família, que es un proyecto enorme, idealista, de dimensiones históricas, con una arquitectura compleja y perpetuamente inacabado, donde cada generación pone su granito de arena para afrontar los retos de su tiempo”
- “Hay un dicho que dice que los Estados Unidos inventan, China copia y Europa legisla”
- “Esto de Donald Trump es la crónica de una Administración anunciada”
- “La guerra se ha convertido en el principal modelo de negocio de Vladimir Putin”
- “Lo que sucede en Ucrania determina los límites entre Estados Unidos y Rusia y los equilibrios geopolíticos en Europa”
- “Las materias primas y el comercio se han convertido en una arma de guerra. ¿Y qué sucede con la clase media?”
Capítulo a parte merece la conversación por partida doble de Josep Oliu y Carlos Torres como máximos responsables del Banco Sabadell y BBVA, respectivamente, justo después de que la CNMC aprobara las condiciones de la OPA y pasara así la pelota al Gobierno. Pedro Sánchez, que es un auténtico especialista en resiliencia política, lo ha dejado en stand by con una consulta pública abierta hasta el 16 de mayo. Ir al banco es votar.
Mientras tanto, la música del baile de sillas de altos directivos sigue. Sin duda, el más sonado ha sido el fichaje de Francisco Reynés como vicepresidente ejecutivo de CriteriaCaixa, después de la flagrante salida de Àngel Simón, que cogió a más de uno por sorpresa. Dicen que, más allá de una cuestión de sintonía o piel con el todopoderoso Isidro Fainé, se trata sobre todo de “desavenencias” en el plan estratégico de Criteria en cuanto a la potencial entrada en el capital de Celsa.
Otro nombre clave es el de Rafael Vilaseca que, a partir de ahora, compaginará su cargo como presidente de Celsa con el de presidente no ejecutivo de Veolia en España, que es la propietaria de Agbar, en la que precisamente Àngel Simón había hecho carrera directiva de alto nivel. Ya veis que en el mundo empresarial catalán está casi todo conectado y cualquier movimiento, por pequeño o grande que sea, desencadena un buen efecto dominó entre directivos. Otra operación de eco en el ámbito barcelonés ha sido la compra de la consultora Lead To Change, a manos de Sarah Marlex con Xavier Marcet y Marc Francès al frente, con la premisa de aplicar el sentido común al management, compartir el talento y crecer haciendo crecer.

Apuntaba el presidente de Barcelona Global, Ramon Agenjo, después de 46 años en la empresa familiar de los Damm, que “Catalunya es un país de mecenazgo y asociacionismo”, y que “trabajar mucho no es siempre sinónimo de que un negocio funcione bien”. Por cierto, Damm ronda los 2.000 millones de euros de facturación, tiene una plantilla de 6.000 personas y puede presumir de tener una fábrica líder en Europa y de no haber perdido nunca dinero, ni siquiera en la pandemia, cuando tuvieron que reinventarse. Agenjo tiene muy claro que, para llegar a la cumbre, hay que trabajar mucho, estar enamorado de la empresa, asumir riesgos, adaptarse a los tiempos y pensar mucho en las personas que trabajan. “Cuando la empresa va bien, la familia va bien. Todo funciona si hay dividendo. Estamos acostumbrados a comer poco y digerir bien”, asegura.
Menudas vueltas que da la vida. Colvin ha pasado de ser la mejor startup del año a despedir gran parte de su plantilla y quedarse con unos veinte trabajadores. Era una de las grandes promesas del ecosistema barcelonés, levantó más de 60 millones de euros y algunos, incluso, la floreaban como posible unicornio (valoración superior a los 1.000 millones de euros), pero apenas acaba de salir del concurso de acreedores cortesía de Claret Capital. Parafraseando una entrevista que hice años atrás con su cofundador y entonces CEO, Andrés Cester, “la historia de Colvin no ha sido un cuento de rosas y emprender no es nada fácil”.
Me quedo también con la reflexión del fundador de Startups Institute, Miguel Angel Díez, que dice así: “Es el último caso de la maldición de la gran ronda. Muchos piensan que, cuando levantas una ronda de más de 25 millones, ya tienes el éxito garantizado, y nada más lejos de la realidad. Escalar e internacionalizar (no es lo mismo, pero comparten problemas similares) son los dos momentos más peligrosos para cualquier empresa, y los ejemplos de startups que caen por errores evitables en momentos así son múltiples”. A pesar de que el fracaso no es plato de buen gusto para nadie, que al menos en este caso sirva de aprendizaje para todos aquellos que quieren emprender.
Y hay fumata blanca. Habemus Papam, llamado León XIV. El cónclave ya ha escogido nuevo Papa, del que todos ahora hablaremos. Y dado que el mundo a menudo va demasiado deprisa, acabemos esta columna con un sentido homenaje al Papa Francisco: “Cuando pienso en líderes empresariales, la primera palabra que me viene a la cabeza es el bien común. Pero los empresarios son actores clave del desarrollo y del bienestar. Son un motor esencial de riqueza, prosperidad y felicidad pública. Los medios hablan poco de las dificultades y del dolor de los empresarios que cierran sus negocios y fracasan sin culpa. El éxito no es directamente sinónimo de virtud y bondad, y la desgracia no es sinónimo de culpa”. Descanse en paz y gracias por su legado.