En el centro, Sergio Durany, fundador de Natura, con Pol Castells y Benito Escat, de Quintana Partners.

Natura celebra su 30 aniversario, con una red de 235 tiendas y unas ventas de 135 millones

La cadena barcelonesa estrena un nuevo concepto de establecimiento en L'illa Diagonal diseñado por Quintana Partners y prevé alcanzar los 20 puntos de venta en Italia en dos años. En diciembre empezará las obras de remodelación de las oficinas corporativas que posee en la calle Ecuador, un proyecto que ejecutará la interiorista Pilar Líbano.

Sergio Durany es un empresario atípico. No le gusta fijarse grandes objetivos de crecimiento ni hablar mucho de cifras. “Los objetivos y las proyecciones frustran, no queremos ser codiciosos, es mejor ir paso a paso y poder dormir tranquilo”, comenta el fundador y propietario de la cadena Natura, que este año celebra su 30 aniversario con la satisfacción de haber podido consolidar en el mercado una marca que ha sabido reinventarse y adaptarse al paso del tiempo. “Lo hemos hecho sin haber pedido nunca una línea de crédito o un préstamo a ningún banco, no nos ha hecho falta porque hemos podido financiarnos siempre con recursos propios”, asegura.

La nueva tienda de L’illa Diagonal se ha vestido de color terracota y se inspira en una cueva.

“En Natura nunca ha habido un plan, nos hemos dejado llevar, por eso me hace mucha ilusión conmemorar los 30 años de apertura de mi primera tienda de la calle Consell de Cent, ojalá podamos llegar también a celebrar los 50″, afirma Durany en el renovado establecimiento que la cadena de venta de ropa y objetos de regalo y decoración acaba de inaugurar en L’illa Diagonal. Se trata de una tienda icónica que supone un cambio radical de diseño para Natura y que es obra del estudio Quintana Partners, de los interioristas Pol Castells y Benito Escat, autores también de la librería Finestres de Barcelona.

 

Tras años de fuerte expansión, Natura cuenta actualmente con una red de 235 tiendas y prevé cerrar 2022 con una facturación de 135 millones de euros, recuperando los niveles prepandemia y el crecimiento a doble dígito. Durany se resiste a efectuar proyecciones de futuro y asegura que a partir de ahora el plan de aperturas será tranquilo, con un máximo de diez tiendas por año, como las inauguradas recientemente en Vitoria y Santander. También habrá recompras de franquicias para recuperar la gestión directa de determinados territorios. De las 235 tiendas, solo unas sesenta son propias, con grandes franquiciados que cubren la zona centro de España, Levante y Canarias. El grupo cuenta con unos mil empleados.

Natura opera también en Andorra y Portugal (40 tiendas) y ha llegado recientemente a Italia de la mano de un socio local que ha abierto ya cinco puntos de venta en Torino (2), Milán (2) y Bérgamo. “En Italia iremos poco a poco, de norte a sur; prevemos tener 20 tiendas en el país en un plazo de dos años”, avanza Durany, que descarta llevar Natura a otros países. “Salir fuera es muy complicado; tiene mucho mérito la expansión internacional que han realizado otras cadenas españolas, pero Natura ha sido siempre una empresa muy prudente y nos gusta vivir bien. Ir a más países nos haría perder la calidad de vida y no queremos quemar a nuestro personal. Apostamos por un crecimiento tranquilo y muy sostenible”, reflexiona el empresario.

Según Durany, “la gran lucha” consiste en “poder mantener viva la marca” a lo largo del tiempo y, a su vez, “conservar el ADN”. “Siempre hemos tenido el guion muy claro, lo importante es no desviarnos”, aunque admite haber cometido errores en el pasado, como la decisión de iluminar demasiado sus tiendas y vestirlas de blanco en uno de los cambios de imagen que se hizo. “Nos equivocamos, fue un error que nos llevó a perder la identidad y que nos vulgarizó”, señala. En este sentido, destaca que la nueva tienda de L’illa Diagonal es un claro ejemplo de la voluntad de Natura de “recuperar la identidad” y resintonizar con sus valores. “En esta tienda se respira paz, armonía y tranquilidad. Supone un cambio radical, pero sin perder la experiencia que queremos ofrecer en Natura”, apunta.

 

La empresa ha invertido cerca de 400.000 euros en la remodelación de la flagship de L’illa Diagonal, una tienda emblemática para la cadena, ya que fue la segunda que se abrió, en 1994. Pol Castells y Benito Escat han trabajado seis meses en el proyecto, inspirándose en el concepto de “cueva” que caracterizaba las primeras tiendas Natura en sus inicios. Destacan las formas curvas y el color terroso que envuelve todo el establecimiento, construido con materiales sostenibles. Así, se ha empleado una arcilla natural de color rojizo para revestir las paredes y el suelo es un parquet fabricado con corcho.

“Fue mi hija Sandra quien me convenció de encargar el proyecto a Quintana Partners. Yo no quise hacer ninguna visita de obras para no entrometerme, pero estoy superencantado con el resultado, es un giro 360º, justo lo que queríamos”, cuenta con satisfacción Durany. Al dueño de Natura le gustaría implantar este concepto en las tiendas que posee en los aeropuertos (en ciudades como Barcelona, Málaga, Ibiza o Sevilla), auténticos motores de la cadena.

El olor es el protagonista del establecimiento, con un espacio destacado para las velas y productos aromáticos.

En el renovado local de L’illa se ha dado un especial protagonismo al olor, con un espacio destacado para exponer la amplia oferta de velas, ambientadores y difusores de aromas. Destacan los bancos con cojines que hay para sentarse a lo largo de la tienda y una zona dedicada a la venta de productos de la marca Patagonia, de la que Sergio Durany siente una gran admiración. Exceptuando los libros, el resto de la ingente oferta que conforma el universo Natura es de diseño 100% propio.

Precisamente, quien está al frente del departamento creativo y de diseño de Natura es Sandra Durany, una de las cuatro hijas del empresario, que se incorporó a la compañía hace ocho años. Sus hermanas no trabajan en la empresa. La mayor, Paula, es psicóloga, mientras que las gemelas Claudia y Sayana Durany han creado su propia firma de moda, Gimaguas, un proyecto totalmente independiente a Natura.

La cadena tiene como directora general a Esperanza Martín, a quien Sergio Durany atribuye buena parte del éxito de la marca y la solvencia financiera. El grupo también es propietario de las tiendas Tierra Extraña y Be, que utilizan como campo de pruebas y para ensayar nuevos conceptos. El empresario asegura que “nunca ha pensado en vender” la compañía y que su vocación es que siga siendo 100% familiar, descartando totalmente la entrada de fondos o socios financieros.

La tienda de L’illa se abrió en 1994 y fue la segunda de la cadena barcelonesa.

Tras la reapertura en L’illa, Natura ya tiene otro proyecto a punto de arrancar que hace especial ilusión al fundador. Se trata de la reforma integral de la sede central de la empresa, situada en la calle Ecuador de Barcelona. Las nuevas oficinas corporativas supondrán una inversión de 700.000 euros y se han encargado a la interiorista Pilar Líbano. Se prevé que las obras empiecen el próximo mes de diciembre.

Durany también ambiciona encontrar un local de 500 metros cuadrados en el centro de Barcelona al que trasladaría la tienda de Consell de Cent, convirtiendo el establecimiento en el buque insignia de la marca en la ciudad. “Hace años que busco un local de estas características, pero no lo encuentro”, concluye.