Una biblioteca con volúmenes anteriores al año 1500. Una escuela de danza, y otra de música. Clases de teatro, idiomas y seminarios. Una sala de exposiciones, y una estación meteorológica de referencia. Todo ello, en un solo equipamiento: el más que centenario Centre de Lectura de Reus.
Ubicado en un antiguo edificio novocentista, el centro es un “ateneo convencional multitarea” y polivalente, que tiene su biblioteca como emblema. Lo explica Lluís Miquel Pérez, presidente del centro. Comenta que se fundó en 1859 como uno de los primeros ateneos de Catalunya, con un objetivo principal: “hacer llegar la cultura a todas las clases sociales”.
Ahora, 165 años después, acerca esta cultura a la ciudadanía a través de cursos y talleres de materias variadas que incluyen idiomas como el italiano y el alemán. No sólo eso, sino que la entidad ha ido articulando ofertas estables que se han consolidado en proyectos ya con entidad propia, como su escuela de danza, que ha cumplido 75 años, y su escuela de música, con cuatro décadas de trayectoria.
El ecléctico centro cultural no podía completar su surtida y heterogénea oferta sin un teatro y sin una reconocida sala de exposiciones. El Teatre Bartrina, construido por el propio centro en 1905, y la Sala Fortuny, centrada especialmente en el arte contemporáneo, son protagonistas también del equipamiento. Sin embargo, la joya de la corona del centro es, sin duda, su biblioteca, y los tesoros que colman sus estantes.
La del centro es una de las bibliotecas patrimoniales más imponentes de Catalunya, con más de 320.000 documentos. Entre ellos, destacan especialmente los más de veinte incunables que conserva el ateneo. Son volúmenes impresos antes de 1500, encuadernados en su mayoría en pergamino, sin portada ni foliación. Los pecados en Cuaresma son los protagonistas del volumen más antiguo que custodia el centro. El documento El Sermonarium de peccatis per adventum et per dues quadragesimas fue impreso en Venecia en 1476 por tipógrafos alemanes. El valioso catálogo del centro reusense incluye también libros de los siglos XVI, XVII y XVIII.
Solamente los investigadores pueden consultar estas históricas joyas. El equipamiento los traslada hacia atrás en el tiempo a través de estos antiguos volúmenes y mobiliario de época. Sus salas, aulas y espacios de tránsito conservan el aura de los años que vieron nacer el centro cultural. Su atmósfera persiste mientras sus usos han ido evolucionando para adaptarse a una sociedad cambiante.
Para ello, el centro ha sumado propuestas a su oferta cultural hasta tal punto que “se solapan actividades, es un no parar”. El perfil de los socios ha ido cambiando a lo largo de los años, lo que ha llevado a diversificar la oferta. En este contexto, el centro dispone de unos 1.700 socios, mientras que cuenta con más de 460 alumnos inscritos.
Ante esta situación, el Centre de Lectura ha hecho una apuesta por ampliar sus instalaciones, construyendo un nuevo edificio. El nuevo inmueble, cuya estructura ya está construida, está pendiente de una segunda fase para ultimar la adecuación de instalaciones.
En este escenario, el centro ha contado con el el apoyo del Institut Català de Finances (ICF) que, a través de su línea de Crèdit-Inversió, ha concedido un préstamo de 500.000 euros para la histórica entidad. Así, ha adelantado a la institución recursos para hacer frente a subvenciones concedidas por el Ayuntamiento de Reus, la Diptuación de Tarragona, la Generalitat y el Ministerio de Cultura, algunas de ellas pendientes de cobro.
El presidente de la institución avanza que la intención del centro es poder empezar el próximo curso ya con el nuevo edificio operativo. La ampliación, con 1,5 millones de presupuesto, sumará 1.000 metros cuadrados a los cerca de 5.000 de los que dispone el Centre de Lectura. Más espacio para proseguir la labor de acercar la cultura a la ciudadanía desde todos sus ángulos y concepciones.