En el primer minuto de las más de tres horas que duró el debate electoral celebrado en TV3, la televisión pública ya recibió la primera coz. Carlos Carrizosa, el candidato de Ciutadans y encargado de abrir el fuego dialéctico, arrancó su turno de palabra con un “¡Basta ya!” que quería ser una enmienda a la totalidad del mismo recinto desde el cual se dirigía a la audiencia.
Una audiencia que, a lo largo de una noche de tweets incesantes y televisiva pugna dialéctica entre los nueve candidatos a presidir la Generalitat, acumuló 2 millones de telespectadores, superando el 26% de cuota de pantalla. Una película con nueve protagonistas, más Vicent Sanchís, alternando las funciones propias de un moderador con las de un sparring ocasional.
Una vez más, TV3 fue contenido y continente, demostrando la gran dimensión mediática, estratégica y simbólica de una televisión pública que, en 37 años de historia, las ha vivido ya de todos los colores.
2021 marca el undécimo año consecutivo de liderazgo de TV3 en Catalunya, mantenido de forma consecutiva durante los últimos 42 meses, un nuevo récord para la casa. Otro éxito notable, éste a nivel cualitativo, es su liderazgo en cuanto a valoración. El panel de espectadores elaborado por GfK le otorga un 8,5 sobre 10 por tercer año seguido.
Volviendo a la frialdad de los números, TV3 cerró 2020 con un 14,6% de cuota de pantalla, a tres puntos y medio de Telecinco, su inmediato perseguidor en la guerra del share. El tercero en esta carrera és Antena 3, que consiguió captar un 9% de la atención de unos espectadores huidizos, cada vez más absorbidos por otras pantallas y que demandan novedades al mismo ritmo que las obtienen en Netflix.
El estreno de la temporada ha sido Altsasu, una coproducción entre TVC, Euskal Telebista, el grup mediàtic Som y la productora Baleuko. Más allá de las polémicas sobre el pésimo doblaje de la serie o el tratamiento del conflicto que alimenta la trama, los datos señalan que la apuesta realizada por esta miniserie de cuatro capítulos ha sido un acierto: un 22% de cuota de pantalla en el estreno y un 17% en el último episodio, emitido el pasado 9 de febrero. Otros programas importantes para la cadena, a la espera de ver la evolución del recientemente estrenado Nexes, son el incombustible 30 Minuts, Polònia, El Foraster, Està Passant o Tabús, todos ellos entre los más vistos de la temporada pasada.
Pero el gran activo de Televisió de Catalunya son sus servicios informativos, que han convertido las diferentes ediciones de su Telenotícies en la piedra angular de la programación. Con cuotas de pantalla rozando el 30% en la edición diaria y el 25% los fines de semana, los datos indican que la característica cuenta atrás que precede cada “TN” es un sonido que resulta familiar a muchos catalanes. Un dato que resulta muy revelador es que en 356 de los 366 días de 2020, el programa más visto en Catalunya fue alguna de la ediciones del informativo.
El monotema Covid en 2020 tuvo en otoño un interesante contrapunto en las elecciones estadounidenses. El duelo entre Trump y Biden se convirtió durante semanas en el epicentro de la actualidad política mundial y TV3 realizó un auténtico all-in informativo; en línea con su vocación de actuar como un servicio público importante, pisando calle a muchos kilómetros del radio de acción habitual de una televisión autonómica. La apuesta de TV3 por las elecciones americanas fue ganadora, con un despliegue sobre el terreno propia de una televisión de primer orden. El esfuerzo de muchos profesionales resultó en una cobertura extensiva y permanentemente actualizada de la carrera a la Casa Blanca. Coberturas informativas de esta envergadura reafirman las palabras de Vicent Sanchis, director de TV3, cuando subraya que “tenemos vocación internacional, ni somos ni queremos ser una televisión de proximidad.”
Vicent Sanchis, director de TV3, afirma que “tenemos vocación internacional, ni somos ni queremos ser una televisión de proximidad”
El debate sobre el modelo de televisión pública es un tema central para Sanchis, que quiere diseñar un futuro viable para TVC en un contexto de restricciones presupuestarias. Tal y como recuerda “en 2005, ingresábamos 150 millones de euros por publicidad, mientras que el año pasado no llegamos a 50 millones” y en referencia al presupuesto afirma que “hace 15 años, la aportación era de 340 millones de euros y, actualmente, es de 260 millones”.
Con estas reglas del juego y con la obligación de competir con las televisiones privadas, la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA) busca fórmulas innovadoras con el objetivo de retener a su audiencia y conquistar nuevos públicos.
La creación del Laboratorio de Nuevos Formatos en el año 2017 perseguía precisamente el objetivo de detectar nuevas tendencias, buenas prácticas e innovación en televisión. Mediante la observación y el estudio de los programas emitidos por otras televisiones del mundo, se buscaba inspiración para formatos propios y a la vez tener un mayor conocimiento de la competencia.
De aquel proyecto empezamos a observar los frutos ahora, en forma de programas que no se limitan a la pantalla de televisión, sino que se estrenan en multiplataforma. Saül gordillo, director de Medios Digitales de la CCMA, advierte de la importancia para el futuro de la cadena el hecho de “proponer nuevos formatos que nos ayuden a conquistar aquellas audiencias que no miran la TV lineal”.
Saül gordillo, director de Medios Digitales de la CCMA, advierte de la importancia para el futuro de la cadena el hecho de “proponer nuevos formatos que nos ayuden a conquistar aquellas audiencias que no miran la televisión lineal”
Programas como Mood Z, dirigido a la generación bautizada con esta letra, pueden ser vistos en los perfiles de TikTok, Instagram, Twitter y Youtube de Televisió de Catalunya. Otras propuestas en el mismo sentido son La Comunitat, Cover o Jugada Mestra, una apuesta por la comedia experimental que puede recuperarse en forma de podcast en plataformas como iVoox, Spotify, Google Assistant o Alexa.
Más allá de la ramificación digital de la programación, la intención última de la CCMA es la de crear contenido en catalán en un entorno donde esta lengua es minoritaria.
¿El problema? Que en la conquista de estas nuevas audiencias no se obtienen ingresos publicitarios. De los 50 millones de euros ingresados el año pasado por la CCMA en concepto de publicidad, 45 milloes correspondieron a la televisión, 4 millones a la radio y tan solo un millón a los medios digitales. Así que una gran incógnita para la Corpo será cómo rentabilizar los contenidos que se esfuerza en publicar en la red.
Teniendo en cuenta el clima de inestabilidad política de los últimos años, poco propicio a la planificación estratégica de una TV pública, y navegando entre el cambio de paradigma del consumo audiovisual y la bajada de los ingresos publicitarios, TV3 se encuentra en un punto en el que “se deben conseguir equilibrios mágicos, teniendo en cuenta que, a día de hoy, el 85% de la producción de contenidos audiovisuales es propia (e interna) y que el 60% del presupuesto total de TV3 va destinado a gastos de personal. Un personal que, a causa del Covid, se ha visto lógicamente reducido, sumando bajas por enfermedad, cuarentenas y personas de riesgo”, tal y como explica Vicent Sanchis.
En 356 de los 366 días de 2020, el programa más visto en Catalunya fue alguna de la ediciones del Telenotícies
Con estas perspectivas, ¿puede Televisió de Catalunya volver a ser el motor del audiovisual que fue en los años 80?
La respuesta no está nada clara, pero la realidad de hoy es otra y la irrupción de las grandes plataformas de streaming como Netflix han modificado las reglas del juego.
El ente público televisivo se encuentra en una etapa de transición en la que debe afrontar cuestiones muy importantes para poder encarar el futuro con garantías: cómo adaptarse al nuevo ecosistema, seguir compitiendo con las televisiones privadas en un contexto de restricciones presupuestarias, replantear su oferta infantil y juvenil o cómo monetizar las nuevas audiencias digitales.
Mientras tratan de encajarse las piezas del rompecabezas, la sólida calidad de los profesionales de la casa y la recurrente confianza de los espectadores que demuestran las cifras de audiencia, dan validez, hoy por hoy, a un modelo de televisión pública que ha naufragado en otras aguas, pero que en Catalunya ha aprendido a navegar en la tempestad.