Más de 200 toneladas sobre ruedas avanzan lentamente por las vías de la que será la futura estación del AVE de La Sagrera. Es la primera vez que vehículos ferroviarios de ancho estándar circulan por el interior de la infraestructura de alta velocidad, y lo hacen a distintas velocidades y frenando y arrancando, con un objetivo: verificar la resistencia del forjado de la vía para que los trenes del AVE empiecen a circular a finales de año.
Esta resistencia se prueba con trenes en marcha y parados, en diversos puntos, con el fin de monitorear la estructura y comprobar si los movimientos que se registran son los previstos con los cálculos. Más de 200 puntos de medida verifican que la estructura es estable y mantiene su elasticidad durante las numerosas pruebas que requiere la estación. Y es que, por increíble que parezca, la mole de la estructura de alta velocidad no descansa sobre el suelo, sino que se eleva por encima de lo que será el vestíbulo, el aparcamiento y los túneles de Rodalies, por los que ya circulan trenes desde 2020.
Dentro de este complejo entramado de túneles y niveles, se incluirán también conexiones con el Metro y autobuses urbanos e interurbanos, que conformarán una estación de estaciones llamada a convertirse en el gran nodo multimodal de la capital catalana. Las obras avanzan con un nivel de ejecución de entre el 70 y el 75% de lo contratado actualmente, que excluye el posterior proyecto arquitectónico de la estación. “Hemos ejecutado casi mil millones, a un ritmo de 100 millones anuales”, ha detallado el jefe de construcción de la obra, Alberto Alcañiz, entre el ruido de los frenos de los vehículos probando las vías.
La zona logística de la futura estación ejercerá de “pulmón de capacidad de la red ferroviaria”, lo que convertirá La Sagrera en un punto estratégico también en la operatividad de trenes
La complejidad de la estructura requiere llevar a cabo estas múltiples pruebas en las vías de alta velocidad, con el foco puesto en superar el tercer gran hito de la construcción de La Sagrera: el paso de los trenes del AVE por el interior de la estructura. Para llegar a ese punto y una vez superada esta primera fase de pruebas, Adif iniciará la verificación del sistema europeo de gestión y control del tráfico ferroviario, conocido como ERTMS. Los sistemas ya están instalados, al igual que el resto de elementos necesarios para la circulación, desde la catenaria hasta los equipos de telecomunicaciones, electrificación, señalización y seguridad.
Con todos estos sistemas preparados, los trenes empezarán a pasar por la estación después de que la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria dé su visto bueno a los resultados de las pruebas. A partir de ese momento, los trenes de alta velocidad que circulan entre Barcelona, Girona y la frontera francesa dejarán de transitar a cielo abierto y pasarán a hacerlo por debajo de la estructura de la futura estación, lo que beneficiará a los vecinos del entorno, que se asoman desde hace años sobre un socavón que va tomando forma.
Así, los trenes empezarán a pasar, que no parar, en la estación. Para que se detengan en La Sagrera y que se convierta en una parada operativa, todavía quedan muchas páginas de calendario por pasar. De hecho, aún no hay una fecha prevista para que la estación entre en funcionamiento como tal, ya que dependerá del proyecto arquitectónico que se está diseñando para la futura estación. Previsiblemente estará listo este año y permitirá estimar cuándo podrá abrir al público la estación, dentro de un edificio de más de un kilómetro de longitud que estará cubierto por que será el parque más grande de la ciudad.
Además de la puesta en marcha de una de las dos vías generales por las que circulará el AVE en el futuro, también entrarán en funcionamiento a finales de este año cuatro de las diez de vías de estacionamiento para trenes, como espacio independiente de las vías generales. La previsión es que toda la estructura de la estación y sus vías estén terminadas en 2026, con las dos vías generales; otras seis para trenes que acaben su recorrido en Barcelona, y diez de la zona técnica. A partir de 2026, pese a que todavía no estará finalizada la obra arquitectónica y la estación todavía no estará operativa para los pasajeros, sí lo estará para su vertiente logística. “Será determinante para que Barcelona tenga más capacidad”, ha destacado Alcañiz.
Y es que la Sagrera es una estación de estaciones no sólo por su intermodalidad e interconexión entre diferentes transportes, sino también por su zona de estacionamiento y tratamiento técnico de trenes, en la que se limpiarán y prepararán los convoyes, desde el cátering hasta la gestión de tripulaciones, pasando por el vaciado de aguas residuales. Pese a que estos servicios no se prestarán hasta 2026, este año los trenes ya podrán estacionar en las cuatro vías que se abrirán en la zona logística de la estación. Actualmente, esta gestión logística de los trenes se realiza sobre todo en Sants, por lo que la apertura de estas cuatro vías permitirá liberar espacio y descongestionar la estación.
La Sagrera estará conectada con el futuro taller de mantenimiento de trenes de alta velocidad que se ubicará en Sant Andreu
La zona técnica de La Sagrera no sólo incrementará la capacidad de Sants, sino que “permitirá mejorar la capacidad ferroviaria de toda Barcelona”. Así, la zona logística de la futura estación ejercerá de “pulmón de capacidad de la red ferroviaria”, lo que convierte La Sagrera en un punto estratégico también en la operatividad de trenes, más allá del transporte de pasajeros.
La importancia logística de La Sagrera irá más allá: no sólo dará cabida a trenes fuera de servicio y a su mantenimiento, sino que estará conectada con el futuro taller de mantenimiento de trenes de alta velocidad que se ubicará en Sant Andreu. La cercanía de este taller, que actualmente ya opera como taller de trenes regionales, será determinante para el sistema de alta velocidad a nivel estatal. Y es que los trenes deben pasar revisiones cada 5.000 kilómetros, lo que se traduce en cada dos o tres días en el caso del AVE, como ha detallado el coordinador de las obras de la estación, Luis Ubalde, que destaca que actualmente estos talleres de mantenimiento están ubicados únicamente en el entorno de Madrid.
Disponer de este taller a escasos minutos de La Sagrera dará a la ciudad “músculo” en el ámbito ferroviario, según Ubalde. De este modo, La Sagrera avanza en su construcción como estación estratégica más allá del transporte de pasajeros, con unos trabajos que representan actualmente las obras con más inversión en Catalunya y la operación en curso en estación ferroviaria más grande a nivel estatal.