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La gran Barcelona se asoma a su futuro desde las Tres Xemeneies

La prestigiosa bienal europea itinerante Manifesta invita a reflexión y llama a la acción para dar respuesta a retos climáticos y sociales a través del arte como elemento transformador

Transformar las ciudades transformando sus espacios a través del arte. Con este objetivo la bienal europea Manifesta ha desembarcado en lugares emblemáticos de Barcelona y de su entorno, persiguiendo remover conciencias ante desafíos sociales y climáticos que afrontan las ciudades y quienes las habitan.

El poder transformador queda patente en el que se ha convertido en el icono de esta edición de Manifesta: las Tres Xemeneies de Sant Adrià de Besòs, que se han abierto al público por primera vez. La mole de hormigón y hierro se ha convertido en algo más que un esqueleto que evidencia el pasado industrial del entorno: se ha erigido como un lugar en el que arte y reivindicación se unen para resignificar espacios y para interpelar a los ciudadanos ante los retos del presente y futuro.

Dentro del que fue el edificio de turbinas, la monotonía del gris del hierro y el hormigón queda cuarteada con instalaciones artísticas como las coloridas esculturas amorfas de Nnena Kalu y con la verde luminosidad de la creación de Alexandra Daisy Ginsberg. La transformación y la fragilidad del planeta quedan reflejados en grandes capullos colgantes de Carlos Bunga, mientras que árboles rotos y quemados reunidos por Kiluanji Kia Henda ponen en valor el poder de la naturaleza de curarse a sí misma. Un poder de la naturaleza que también explora Ugo Schiavi mediante un ecosistema tecnoorgánico formado por plantas recogidas del solar contiguo a las Tres Xemeneies: una tierra contaminada durante años por la actividad industrial del entorno y de la propia central térmica. El enorme espacio del entonces edificio de turbinas es el que acoge ahora las instalaciones artísticas, en diversos niveles y espacios conectados por estrechos pasillos laberínticos que pueden llegar a generar cierta sensación claustrofóbica.

El ecosistema tecnoorgánico de Ugo Schiavi en las Tres Xemeneies. © TheNBP

Esta sensación se difumina con el lento vaivén de largas telas blancas vaporosas de Asad Raza que se dejan acariciar por la brisa del Mediterráneo que entra libremente por las ventanas de la planta más elevada de la estructura que acogía las turbinas. A un lado de la estructura, el mar; al otro, las tres chimeneas y los restos de la central.

Salir del inmueble por el lado que se asoma al mar puede ser incluso reconfortante, aunque la panorámica tiene cierto aire inhóspito y desolador. Y es que el extenso exterior de arena cercado de rejas metálicas no se ha quedado al margen de Manifesta: grandes estructuras que emulan erizos marinos de Choi+Shine Architects y una reinterpretación del vuelo de las aves de Niels Albers se funden con el horizonte e invitan a contemplar las tres chimeneas desde otra perspectiva y a pisar su tierra contaminada desde la conciencia.

La instalación de Asad Raza en la planta superior del edificio de turbinas. © TheNBP

La apertura al público de este emblemático espacio del skyline metropolitano se produce en el marco de la prestigiosa bienal Manifesta, que pretende reimaginar el futuro de las ciudades y la forma en la que encaran sus retos a través del arte, la arquitectura y el urbanismo. Esta bienal nómada, nacida en Rotterdam en 1996 y que ha pasado por 14 ciudades europeas antes de llegar a la capital catalana, ambiciona aportar nuevas perspectivas a través de las intervenciones de sus artistas, que han transformado espacios singulares e históricos de 12 ciudades del entorno barcelonés.

Este modelo descentralizado se estrena en esta edición de Manifesta, y la han convertido en la más grande de su trayectoria. Y es que la bienal extiende sus propuestas hasta L’Hospitalet, Cornellà, El Prat, Badalona, Santa Coloma de Gramenet, Granollers, Mataró, Sabadell, Terrassa y Sant Cugat del Vallès, además de Barcelona y Sant Adrià de Besòs, con sus tres chimeneas como símbolo de esta edición y de un futuro al que se asoman Barcelona y su entorno metropolitano a través de la potencia transformadora de la cultura.

La antigua prisión de Mataró es una de las sedes de Manifesta.

La bienal, que se alargará hasta el 24 de noviembre alcanzando 80 días de duración, tiene su campamento base en el Eixample de la capital catalana, enclavado en la antigua Editorial Gustavo Gili. Desde Barcelona y bajo la dirección de Hedwig Fijen, Manifesta se esparce a sus diferentes sedes, que pueden visitarse por 15 euros en total y que tratan de responder a preguntas en tres ámbitos: la necesidad de equilibrar conflictos, centrada en el Llobregat; la de imaginar futuros, en el Besòs, y la de cuidar y ser cuidados, en Collserola.

Los espacios por los que se expande el arte con vocación transformadora y mirada social de Manifesta van desde antiguas fábricas como la de Can Trinxet de L’Hospitalet y la de Vapor Buxeda Vell de Sabadell, hasta el Monestir de Sant Cugat, pasando por el entorno del Pont del Petroli de Badalona, la Seu d’Ègara y por la antigua cárcel de Mataró, el primer modelo de panóptico en España que ahora acoge el Mataró Art Contemporani. En el Llobregat, destaca otra ubicación escogida para generar debate: la Casa Gomis, que emerge en plena Ricarda, protagonista de la controversia sobre la ampliación del Aeropuerto del Prat.

La Casa Gomis, en el Prat de Llobregat, una de las sedes de esta edición de Manifesta. © NomadStudio

Con 83 instalaciones y más de 90 participantes, la bienal se adentra en cuestiones como el poso que dejan los sueños desde el Monestir de Sant Cugat; la solidaridad entre mujeres y la sororidad en la CIBA de Santa Coloma; la preservación del medio ambiente en la Casa Gomis, y la muerte a través de canciones para morir en la antigua prisión de Mataró.

Instalaciones que exploran el ocio nocturno, el poder y el control en Cal Quitèria de Sant Cugat, un muro fotocerámico de Joan Fontcuberta y Toni Cumell en la Fàbrica Roca Umbert de Granollers y una instalación sonora con 500 altavoces reproduciendo el zumbido de abejas al polinizar son otras de las muchas instalaciones de Manifesta, que se complementan con actividades, talleres, charlas, exposiciones y performances dentro de la Focus Week de la bienal, además de propuestas organizadas por los ayuntamientos en los que recala la cita de prestigio y foco internacional.

Esta mirada internacional representa una oportunidad para la escena artística local, así como para poner en el mapa espacios como las Tres Xemeneies y el futuro hub audiovisual y digital que albergará el complejo. Un futuro que se construirá sin olvidar el pasado industrial del recinto, y una tierra contaminada durante décadas. “Habla con la tierra y ella te enseñará”, como proclama el gran cartel que recibe al visitante de las Tres Xemeneies, mientras a pocos metros sigue humeando la incineradora del Besòs.

Instalación de Niels Albers en el recinto de las Tres Xemeneies de Sant Adrià por la bienal. © TheNBP
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Publicado por
Anna Badia López

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