Juno House ha cerrado su primer año de vida comprobando que había muchas profesionales que buscaban un espacio en el que poder trabajar y hacer networking, además de desconectar y cuidarse, encontrando en Barcelona una demanda por un tipo de club social para mujeres muy típico en Estados Unidos. “Juno House ha demostrado que es un caso de éxito”, ha valorado una de las tres socias fundadoras, Natalie Batlle, “el mercado es mucho más grande de lo que pensábamos”. El equipo impulsor lo completan Liana Grieg y Eva Vila-Massanas.
No solo está el crecimiento que ha registrado en el número de socias, sino también los proyectos que ya han nacido en el seno de este club social solo para mujeres, como FemmeUp, una startup dedicada a mejorar el bienestar femenino con la comercialización de suplementos nutricionales. “Juno House es un trampolín para el talento femenino. Y, además, aquí se hace hard business“, ha remarcado Batlle. Así se ve también con las empresas que han decidido presentar productos o colaborar con el club social, como Bumble, Andbank y Shiseido, generando una nueva vía de ingresos, por ahora marginal, más allá de las cuotas mensuales que pagan las socias.
“Es un proyecto vivo”, ha defendido la cofundadora Liana Grieg. En ese sentido, el club social prevé abrir una tienda online en el que vender los productos de sus socias, así como de marcas emergentes lideradas por mujeres. Esta nueva área de negocio surge de la pequeña tienda física que ubicaron en la entrada del edificio con ese mismo fin, viendo ahora que tienen que darle más visibilidad. También se plantean empezar a producir un podcast. No descartan expandir su modelo a otras ciudades, como ya tenían en mente cuando nació Juno House. El foco está puesto en el sur de Europa, pero, antes de ello, prefieren consolidar primero el negocio aquí y luego ir más allá.
Con todo, la propuesta de Juno House celebra su primer año con más de 500 socias, creciendo respecto a las 300 con las que se echó a andar. En un principio, la cuota de membresía se situó en los 100 euros mensuales, cantidad que supone un desembolso de 1.200 euros por año. Más tarde, se aumentó hasta los 150 euros mensuales, lo que se traduce en unos 1.800 euros anuales. A la cuota mensual que se paga, hay que sumar una matrícula de entrada de 475 euros.
Las fundadoras contemplaban cuando crearon Juno House crear becas para permitir la entrada a profesionales que no pudieran asumir el precio de formar parte del club social. Un año después, esta intención se ha transformado en crear una cuota más baja que permitirá acceder a las actividades de networking que se organizan, pero no dará derecho de uso de los espacios de coworking ni de clases organizadas. Esta membresía arrancará con un precio de 65 euros mensuales —780 euros al año—, cantidad a la que habrá que sumar los 475 euros de tarifa.
Para poner en marcha Juno House, se cerró una ronda de dos millones de euros, dedicados a las obras para adaptar el edificio y a la compra de mobiliario, así como a la contratación de personal. El family office de la familia Elías —accionistas de referencia de la cadena Veritas y exsocios de Caprabo— fue quien lideró la ronda, que se completó con aportaciones de las tres fundadoras. Según ha detallado Silvio Elías, un año más tarde, el proyecto ha sido capaz de generar los recursos suficientes para cubrir los costes y no ha hecho falta inyectar más capital. Con una plantilla de 20 trabajadores, la empresa no desglosa la cifra de facturación conseguida.
Ubicado en La Farinera de Aribau, una joya arquitectónica escondida en el interior de manzana entre Aribau, Travessera de Gràcia, Tuset y Moià, Juno House solo se intuye discretamente desde la calle Moià, justo detrás del Instituto Francés. Se trata de una antigua fábrica del siglo XIX, con una superficie de más de 1.400 metros cuadrados repartida en una torre de cinco plantas y una nave industrial, que ha llegado a ser un taller mecánico. Fue restaurada hace unos años por el estudio de arquitectura barcelonés Bogom y Juno House ha sido el primer uso que ha tenido desde la reforma. La arquitecta Merche Conca del estudio BCA y la interiorista Meritxell Ribé de The Room Studio fueron las encargadas de ponerla a punto para su estreno en abril de 2022.
El club está dividido en dos zonas. Por una parte, en la antigua nave industrial, se ubican los servicios profesionales, con salas para trabajar, tener reuniones y hacer videoconferencias. También hay un escenario en el que se realizan las charlas y mesas redondas, así como se programan conciertos. En esta zona también está la tienda de Juno House que ahora se digitalizará. Por otro lado, el edificio anexo está dedicado al bienestar, con un bar, un servicio de guardería, una planta para hacer acupuntura y recibir un masaje, y otra para asistir a clases de meditación, yoga y fitness.