Paul Klee Viene el invierno
Viene el invierno de Paul Klee, uno de los cuadros que pintó en sus últimos años de vida, ya enfermo, usando los dedos.

La Fundació Miró regresa a la figura de Paul Klee a través de su fascinación por la naturaleza

La exposición enseña hasta febrero de 2023 más de 200 obras del artista inclasificable que fascinó a Miró  

Joan Miró y Paul Klee nunca llegaron a conocerse en persona, pero se influenciaron mutuamente. El pintor catalán llegó a decir que su homólogo germanosuizo había sido para él un encuentro fundamental en su vida. Consecuentemente, cuando nació la Fundació Miró, una de las primeras exposiciones que organizó estuvo dedicada a su figura. Era el año 1999 y el museo presentó la obra del artista por primera vez en Barcelona. Más de 20 años después, Klee (1879-1940) vuelve a la capital catalana, demostrando que él también bebió del influjo de Miró. Se puede ver en Esta estrella enseña a inclinarse (1940), donde el pintor presenta una estrella muy mironiana que se replega sobre sí misma.

Se trata de una de las más de 200 obras expuestas desde este viernes hasta el 12 de febrero en la Fundació Joan Miró, entre pinturas, dibujos, libros y objetos naturales procedentes, principalmente, del Zentrum Paul Klee de Berna. “Es una exposición que está entre el bosque y el gabinete de curiosidades”, sostiene su comisaria, Martina Millà. La muestra Paul Klee y los secretos de la naturaleza, con un título “un poco de Harry Potter”, según Millà, sirve para presentar “una fascinación continuada” por la observación de los paisajes, las plantas, los animales y los fenómenos naturales en la obra del pintor que surcó entre el surrealismo, el expresionismo y la abstracción.

La segunda muestra que la Fundació Miró dedica a Klee, con el patrocinio de la Fundación BBVA, es también un ejercicio de activismo cultural, defiende su comisaria, rompiendo el relato monográfico de grandes nombres masculinos e incluyendo a artistas que el patriarcado hizo desaparecer de la Historia del Arte. Entre ellas, está la pintora surrealista gallega Maruja Mallo con Protozoarios (1981), rescatando del olvido su interés por las formas naturales y orgánicas, como también hizo este verano en la Sala Parés la artista madrileña Carmen Alvar.

Maruja Mallo Protozoarios 1981
La muestra de la Fundació Miró quiere reivindicar a artistas olvidadas, y con relaciones simbólicas con Klee, como Maruja Mallo.

Paul Klee y los secretos de la naturaleza sigue un relato cronológico, dividido en cuatro etapas. En la primera, se ve como un joven Klee de cuatro años y zurdo ya desafía la tradición del dibujo científico haciendo aparecer un caracol en su primer dibujo documentado. La muestra recoge su aprendizaje del dibujo normativo, retratando animales diseccionados, flores y partes del cuerpo en dibujos tempranos (1883-1911), acompañándolo de sus bocetos y apuntes de estudiante. También están sus primeros paisajes, captados cuando salía a pasear y perfilando la atmósfera de cada sitio.

La muestra avanza con óleos, acuarelas y dibujos de su mítico viaje a Túnez y su participación en la Primera Guerra Mundial, teniendo en cuenta que continuó su formación en Múnich y, teniendo la nacionalidad alemana, fue reclutado. La Fundació Miró ha planteado este espacio como una rueda de colores, en homenaje a una de las principales influencias de Klee, Goethe y su Teoría de los colores. Asimismo, se incluyen objetos del estudio de Klee, pruebas físicas de su obsesión por conocer y descifrar la naturaleza, como mariposas disecadas, piedras o fósiles. Todo ello, como reitera constantemente la muestra, poniendo en valor el dibujo en la trayectoria del artista vanguardista.

La tercera parte de la exposición proyectada por Millà se centra en sus años de docente en la Bauhaus, mostrando otra de sus caras, así como lo fue la de cocinero o músico. Esta última se palpa en el óleo sobre tela que retrata un paisaje del río Aare, dividido en cinco partes verticales, dándole ritmo. Según remarca Millà, Klee tuvo que hacer un gran esfuerzo para traducir en conocimientos sus prácticas, armándose con apuntes y más apuntes, algunos de los cuales están expuestos. Su admiración por la naturaleza se entiende más con la réplica de acuario que ha creado el museo, similar a la que utilizaba el artista en sus clases, cuando hacía que sus alumnos observaran a los peces, aprendiendo de sus movimientos y viendo como el agua influye en la representación pictórica.

Klee nunca se llegó a sentirse cómodo en la Bauhaus, por lo que en 1931 se marchó a la Academia de Düsseldorf. Acabó siendo despedido por el acoso nazi a los representantes del arte de vanguardia y se tuvo que exiliar a su Suiza natal, pese a su clara contribución a la cultura alemana. De regreso a casa, fue diagnosticado de una enfermedad degenerativa que le fue quitando destreza y le acabó provocando la muerte, a la edad de sesenta años.

Paul Klee también fue docente en la Bauhaus, así como cocinero y músico

En esta última zona de la exposición, se ve como su trazo va perdiendo precisión, lo que, a su vez, le permite ser más libre y conectar aún más con la naturaleza, su principal campo de estudio, modelo pedagógico y fuente de inspiración a lo largo de su vida. Se acaba transformando en un resguardo vital, cuando abandona el pincel y empieza pintar con sus dedos, identificándose íntimamente y rotundamente con las formas y atmósferas que tanto había admirado, rompiendo, al fin, con la separación entre objeto y sujeto. Esa liberación se puede ver, casi tocar, en Viene el invierno (1939).

El epílogo también cuenta con fotografías que Francesc Català-Roca hizo del estudio de Miró, abundando en la sensación de encontrarse en medio de un gabinete de curiosidades. También volviendo a recordar los vínculos latentes entre ambos artistas, viendo cómo el catalán atesoraba muestras naturales. Una relación que se ahondará en la muestra que el museo de Berna organizará de cara a 2023, centrada en las obras de gran formato que hizo Miró en su estudio de Palma de Mallorca.

'Esta estrella enseña a inclinarse' 1940
Esta estrella enseña a inclinarse de Paul Klee, muy mironiana.