Barcelona empieza a prepararse y transformarse para ejercer de Capital Mundial de la Arquitectura en 2026. Como primer paso hacia esta capitalidad y con la intención de empezar a construir el legado que el evento dejará en la ciudad, el Ayuntamiento reconvertirá una gran pared medianera de cada distrito en una fachada singular y diferencial, con proyectos que van desde jardines verticales hasta fachadas de cerámica colorida, pasando pasarelas entrelazadas por una frondosa vegetación colgante y espacios diseñados para fomentar la biodiversidad.
Los diez proyectos, que transformarán espacios interviniendo en un total de 17 medianeras, parten de las diez propuestas ganadoras del concurso que el Ayuntamiento convocó en junio enfocado a jóvenes arquitectos de todo el mundo. A través de la Fundació Mies van der Rohe y realizado conjuntamente con la Unesco y la Unión Internacional de Arquitectos, el concurso recibió 439 propuestas de 590 arquitectos de 51 países de todo el mundo. De ellos, el concurso ha premiado 30 propuestas y ha concedido dos menciones sin dotación económica. Las 30 propuestas premiadas, presentadas por equipos cuyos integrantes han sumado 12 nacionalidades, han recibido un total de 52.500 euros en premios, con 3.000 para los diez ganadores, 1.500 para los segundos, y 750 para los terceros.
Después de la resolución del jurado del concurso, integrado por arquitectos de prestigio del ámbito internacional, ahora toca “aterrizar las propuestas, que servirán de base para los proyectos ejecutivos para transformar estos espacios”, ha destacado la teniente de alcalde de Urbanismo, Laia Bonet. Para materializarlas, el Ayuntamiento invertirá 5,3 millones de euros, con la previsión de que las medianeras reconvertidas en fachadas se vayan terminando a lo largo de 2026, como ha avanzado Bonet ante una de estas medianeras, que sustituirá sus anodinos ladrillos por un recubrimiento de cerámica, vegetación y balcones.
Para aterrizar estas propuestas, el Ayuntamiento iniciará conversaciones con los propietarios de las viviendas en las que se prevén modificaciones, y es que las ventanas y balcones previstos sólo se abrirán en el caso de contar con el acuerdo de los propietarios, que deberán asumir el 50% del coste de la apertura, mientras que el Ayuntamiento sufraga el resto de la intervención con estos 5,3 millones. “Ahora empiezan las conversaciones y se irán ajustando los proyectos; es un tipo de diálogo que ya forma parte de trabajo diario de los arquitectos”, ha remarcado la arquitecta jefa del Ayuntamiento, Maria Buhigas. Este diálogo se llevará a cabo entre el Institut Municipal del Paisatge Urbà i la Qualitat de Vida, los vecinos y los arquitectos autores de cada una de las propuestas.
La transformación de estos espacios formará parte del legado de la Capital de la Arquitectura 2026, que tiene la voluntad de extenderse por toda la ciudad, motivo por el que se ha escogido una ubicación de cada uno de los diez distritos. Con este propósito de maximizar su alcance, la iniciativa descentralizará su programación para ofrecer un amplio abanico de actividades en toda la ciudad y con la colaboración de entidades e instituciones.
En concreto, Ciutat Vella sustituirá dos medianeras de la plaza Martina Castells por cubiertas con aperturas y espacio para fomentar la biodiversidad, especialmente de plantas y pájaros. En el Eixample, la finca del número 103 de la calle Nàpols se asomará a los jardines de la Carretera Antiga d’Horta con una nueva estructura de pasarelas y vegetación colgante, mientras que la Avenida Madrid con la calle Lluçà, en Les Corts, se sustituirán los ladrillos por balcones y ventanas.

Los jardines de Marià Manent, en Sarrià-Sant Gervasi, transformarán dos grandes medianeras en balcones verticales de un característico azul que contrastará con el verde de la vegetación, mientras que grandes balcones protagonizarán la fachada que ganarán los jardines Caterina Albert, en Gràcia, y un bosque vertical tomará la medianera ubicada en el parque de la Sagrera, en Sant Martí. En Horta-Guinardó, dos grandes paredes pasarán a recubrirse de bloques de tierra para reivindicar las técnicas del pasado como opciones aún más que válidas y eficientes energéticamente.
La Placeta de Charlot, en Nou Barris, ganará color y vegetación con la propuesta, mientras que la de Grau, en Sant Andreu, utilizará diversos materiales para fomentar la biodiversidad y la sostenibilidad, incluida la cerámica. La cerámica será también la protagonista de las dos grandes medianeras de la calle Quetzal, en Sants-Montjuïc, ante la que Bonet ha reivindicado que las propuestas “son muy diversas, pero tienen todas ellas un punto en común: la voluntad de embellecer la ciudad y de mejorar la calidad de vida de las personas que residen en ella”.

Para avanzar en esta dirección, el Ayuntamiento tiene identificadas otras 50 paredes medianeras en las que se propone intervenir durante este mandato, al margen del concurso y dentro del plan de transformación de medianeras que ya está en marcha. Y es que, como ha destacado Buhigas, “las medianera están concebidas para ser tapadas por un edificio contiguo que en ocasiones no llega”. En estos casos, “no nos podemos conformar con dejarlo así; lo que hacemos ahora es dignificar estos espacios y embellecerlos”.