El presidente de Derby Hotels Collection, Jordi Clos, ante la nueva colección de cristal de Art Nouveau del Hotel Bagués. ©Arduino Vannucchi

El Hotel Bagués se apuntala como polo modernista con una colección de cristal de Art Nouveau

Ubicado en La Rambla, el establecimiento del grupo Derby Hotels Collection refuerza su vinculación con el modernismo, con una exposición permanente de 27 jarrones del prestigioso Émille Gallé y de artistas contemporáneos

Desde su apertura en 2010 en plena Rambla, el Hotel Bagués se ha erigido como tributo al modernismo. Esta ambición del establecimiento no partió de una decisión o voluntad, sino que le vino dada por el pasado del inmueble que ahora alberga sus 30 habitaciones. En la confluencia entre la emblemática avenida barcelonesa con la calle del Carme, se alzaba la joyería-taller Bagués-Masriera, referente del modernismo hecho joya. Este pasado del inmueble llevó a Derby Hotels Collection, presidida por Jordi Clos, a convertir el modernismo en el eje transversal del hotel, que ahora da un paso más allá con la incorporación de una nueva colección de cristal de Art Nouveau. 

Los 27 jarrones de cristal de la colección son las nuevas protagonistas de la sala-museo del hotel. Cerca de la mitad de las piezas son del renombrado artista Émile Gallé, mientras que el resto son de artistas contemporáneos. Pese a la diversidad en la autoría de las piezas, todas ellas se caracterizan por la abundancia del color y por complejas técnicas que emplean el uso de capas de cristal y de ácidos para hacer emerger grabados de formas caprichosas, mayormente vinculados a la naturaleza. 

La mayor parte de las piezas proviene de una subasta en la que participó Clos personalmente, y en la que “arrasó” con el objetivo de conseguir todas las piezas que se ofrecieron, provenientes de una “familia noble” de la que no trascendieron detalles. Sobre detalles, tampoco se han concretado en cuanto al precio de la nueva colección: “No importa el dinero, importan las historias que hay detrás de las piezas”. Y también importa otro elemento, y es que Clos ha puesto en valor la importancia de que Barcelona, referente del modernismo, cuente con esta colección de cristal de Art Nouveau, que Clos no descarta ampliar. 

Los jarrones ocupan un espacio en el que se exhibían joyas de Bagués-Masriera, que estaban cedidas al hotel. Ahora vuelven a sus propietarios y al establecimiento del que disponen en los bajos de la también modernista Casa Ametller del Paseo de Gràcia. El pasado joyero del hotel se cuela en el establecimiento y sus habitaciones, con antiguos moldes y joyas del histórico taller. Las referencias al modernismo también atraviesan sus instalaciones, desde el mobiliario de las habitaciones hasta el diseño de los espacios, con curvas sinuosas, líneas fluidas y asimétricas, ornamentación floral y detalles inspirados en la naturaleza. 

Las nuevas piezas se suman a las más de 5.400 que han reunido Clos y su equipo a lo largo de los años. Están distribuidas en el Museu Egipci de Barcelona, fundado también por Clos, y por los establecimientos de Derby Hotels Collection. Fundada en 1968, la cadena cuenta con 22 establecimientos de lujo en edificios emblemáticos en Barcelona, Madrid, Londres y París, que albergan colecciones y piezas de estilos y procedencias tan diversas como el Antiguo Egipto, la cultura clásica, civilizaciones precolombinas y arte tribal africano. “No sabemos si somos museísticos u hoteleros”, ha proclamado Clos junto al director del hotel, Greg Behn. 

Terraza del Hotel Bagués, con vistas a Barcelona desde La Rambla.

La nueva colección de Art Nouveau tendrá como visitantes no sólo a los clientes del hotel, ya que el establecimiento la abrirá al público en días puntuales. Además, desde el hotel no impedirán la entrada a quien se acerque expresamente a contemplar el minucioso trabajo sobre cristal que reúne la colección. Así, contemplar estas piezas puede ser el motivo y la excusa para adentrarse en este entorno modernista, pero no es la única razón para hacerlo. El hotel esconde en su azotea una terraza con vistas privilegiadas que dan una perspectiva inusual de Barcelona y del Gòtic. Presididas por la l’Església de Betlem de la calle del Carme, representan un balcón sobre La Rambla desde el que contemplar pausadamente la avenida sin ser partícipe del bullicio y del incesante paso de visitantes y barceloneses. Un oasis que de mayo a octubre pone su bar y coctelería al servicio de cualquier visitante, mediante una invitación discreta, casi secreta, que aspira a mantener un ambiente exclusivo como mirador oculto de la avenida más visible de la ciudad.