El Paseo de Gràcia va de celebración en celebración. Si hace unas semanas fue el 70 aniversario de la Associació del Passeig de Gràcia, la vía se prepara ahora para festejar su bicentenario. Con el lema 1 Paseo 200 gracias, la programación empezará con la Mercè y se alargará durante tres años, hasta 2024. La Associació del Passeig de Gràcia, la Fundació Barcelona Promoció y el Ayuntamiento serán los encargados de definir los eventos de tipo cultural, histórico y lúdico que se prevén organizar.
Se ha decidido alargar la efeméride en el tiempo teniendo en cuenta que ha sido considerada como evento de excepcional interés público por el Gobierno. Esta distinción comporta ventajas fiscales para hacer actividades, pero también supone mucha planificación y la coordinación entre las diferentes administraciones y entidades implicadas.
“Los tres años en los que se enmarcará el aniversario servirán para recuperar el pulso en el centro de la ciudad, una vez superada la pandemia”, defiende el presidente de la Associació del Passeig de Gràcia, Luis Sans. Curiosamente, los orígenes de esta vía estuvieron ligados a otra pandemia, la de la fiebre amarilla de 1821, proyectando su desarrollo urbanístico como un motor de recuperación para la ciudad.
A pesar de esta coincidencia histórica, el Paseo de Gràcia empezó a perfilarse muchos años antes. Hay que remontarse hasta el siglo XIV, cuando se prohibió la construcción de más edificios religiosos dentro de la ciudad amurallada. Como consecuencia, se erigió un convento franciscano en el espacio que actualmente ocupa la Casa Batlló. Este nuevo edificio sirvió como referencia geográfica: desde el Portal de l’Àngel hasta el convento era el Camí de Jesús, y desde aquí hasta Gràcia era el Camí de Gràcia.
El convento sobrevivió hasta la invasión de las tropas napoleónicas, que lo destruyó en 1813. Años más tarde, en 1821, se decidió arreglar el camino y dedicar la zona al ocio y al recreo. El proyecto se fue atrasando y no fue hasta 1827 cuando se pudo inaugurar, apunta Sans.
Del ocio y el recreo, con edificios que se tenían que construir solo con madera hasta que se derribaron las murallas, se pasó al establecimiento de los palacetes de las familias acomodadas de la ciudad. No fue hasta los años 40 cuando el Paseo de Gràcia se empezó a reivindicar como la principal arteria comercial de Barcelona. Santa Eulàlia, Loewe y Furest fueron algunas de las primeras tiendas que se establecieron en él.
El impulso definitivo vino con la llegada del turismo y las Olimpiadas de 1992. Fue entonces cuando todas las grandes marcas apostaron por establecerse prioritariamente en esta vía. “Se convirtió en una calle del mundo”, remarca Sans. A modo de ejemplo, apunta, Louis Vuitton y Desigual primero se ubicaron en la Avenida Pau Casals, para después focalizarse en Paseo de Gràcia.
Proyectar la imagen de Barcelona
En el periodo largo de construcción que tuvo el Paseo de Gràcia durante el siglo XIX será cuando se encajará la celebración de su bicentenario. “Se trata de un proyecto ilusionante”, defiende Sans. “Será un escaparate y una oportunidad de proyección de la imagen de Barcelona a través de sus ejes comerciales y culturales más reconocidos en todo el mundo”, agrega la presidenta de la Cámara de Comercio de Barcelona y la Fundació Barcelona Promoció, Mònica Roca.
Aún se tienen que definir los eventos que se organizarán a lo largo de 2022, 2023 y 2024. Sans avanza que se crearán nuevas actividades, así como se acogerán algunas que ya se hacen en la ciudad. El presidente de la Associació del Passeig de Gràcia señala que contemplan organizar conciertos del Festival Pedralbes o el Primavera Sound y competiciones deportivas. De momento, se arrancará con la Mercè.