El centro Alfa 5 de Barcelona.
El centro ofrece nueve experiencias deportivas a través de la tecnología.

Deportes y pantallas

El centro de 'XR Sports' ofrece nueve experiencias de deporte ampliado a través de tecnologías digitales como la realidad extendida y la realidad virtual, como volar en parapente o coronar el Everest

El espacio Alfa 5 se inaugura en el Poblenou, una actualización de las instalaciones deportivas construidas en los años 80 por el empresario Jordi Casanovas, pero ahora en forma de XR Sports: realidad extendida, realidad virtual, tecnología digital. El club deportivo se mantiene, pero en unos inmensos bajos se extiende ahora una amplia variedad de salas que permiten mover el cuerpo, la mente y la imaginación con actividades dinámicas que nunca habíamos experimentado. El más grande del mundo, dicen. Seguramente, conociendo a sus fundadores (Layers of Reality, en colaboración con Eurofitness), también el más avanzado. Veremos ahora cómo se lo hacen para gestionar la riada de adolescentes deseosos de jugar, competir y sudar la camiseta en los polideportivos del futuro.

Anna Oliveras, directora del centro, me explica que de momento han gestionado suficientemente de forma eficiente la afluencia. No quieren permitir un efecto colas de Port Aventura, sino un reparto de los tiempos que, por vía digital, te pueda avisar de cuánto te falta para poder acceder a esa sala concreta. La cosa es que vayas siempre con la pulsera, y que esa pulsera esté convenientemente cargada con la moneda del local. Una moneda con un nombre tan entrañablemente boomer como los duros.

Mi creciente escepticismo hacia la digitalización del arte, no porque no esté a favor, sino porque cuesta clavarla y a veces provoca monstruos imperdonables, en el caso de los deportes, se desvanece, porque lo táctil e inmersivo se presta mucho al juego físico. Es el espacio digital en el que le he visto más sentido a que la pantalla se relacione con el cuerpo, con la presencia humana y con su movilidad. Así, después de un vestíbulo en el que se nos permite probar los futuros lanzamientos de videojuegos de todo tipo, podemos pasar a la primera experiencia y, desde entonces, ya es todo un maratón de sorpresas para el que mi cuerpo no está preparado. Puedo, eso sí, destacar su alta calidad tecnológica y su gracia lúdica. Incluso en los juegos que, alejándose de las modalidades clásicas y cómo hacíamos en el patio del colegio, se han inventado ellos mismos.

Ésta es una magnífica ocasión para ponerse al día en los últimos gritos de la tecnología digital

Juegos de chutar la pelota contra la pared (sí, el de la escuela, pero con luces y dianas); paredes de escalada dinamizadas digitalmente; una gran pista de Flatball allí donde estaba la piscina, y que ahora es un espacio en el que hacer rebotar balones en todas direcciones; una más pausada excursión con gafas inmersivas a la cima del Everest; un trepidante vuelo en parapente no apto para gente que se marea (a mí sólo es necesario que me pregunten “¿te mareas?” para empezar a marearme); un squash luminiscente; una sala que recrea los láseres de Misión Imposible y que te reta a superarlos para alcanzar tu meta… Es decir, una ludoteca futurista muy pensada para jóvenes (“todas las edades”, pero yo lo pongo en duda) que tiene la gracia de hacer de la tecnología, por una vez, algo profundamente humano. Corporal. Físico.

Cuando empiezas a sumergirte en cualquiera de los juegos, dispuesto sólo a hacer una cata experimental, es del todo inevitable picarte y querer acertar ese disparo en esa diana caiga quien caiga y tardes lo que tardes, o cueste los duros que te cueste. Anna me dice que buena parte de los juegos son creados por ellos mismos, en el sentido que tienen el copyright, y que pretenden acabar adquiriendo todos los que aterricen en este espacio.

El centro permite participar en una expedición a la cima del Everest.

Hacen bien y, negocio aparte, ésta es una magnífica ocasión para ponerse al día en los últimos gritos de la tecnología digital. El equipo, joven y atento, vela por que nadie se pierda ni se caiga (ni se maree), y explica las instrucciones de manera tan instructiva verbalmente como ilustrativa físicamente. El barrio, todavía lejos del centro pero en ningún caso lejos de la actividad deportiva, y cada día menos lejos de la vanguardia tecnológica, pide ir bastante expresamente. Lo que ocurre es que, en este caso, el desplazamiento es merecido y mover el culo, en todos los sentidos, nunca hace ningún daño.

Otra cosa, entre nosotros, es el harto de risa que se harán todos ellos, Anna incluida, una vez nos marchamos del local y recuerdan nuestros movimientos espasmódicos entre cuatro paredes vacías, nuestros ridículos manoeuvres in the dark. Esto queda para ellos. Para nosotros, queda la flipada monumental y las ganas de llevar a los jóvenes. No es ni siquiera caro para sus bolsillos. Vale la pena gastarse, nada, cuatro duros.

Juego en el centro de XR Sports Alfa 5.
La mayor parte de los juegos de Alfa 5 han sido creados por los impulsores del centro.