Barcelona despertó este viernes con cientos de refugiados ucranianos a las puertas del Palcio de Victòria Eugènia, en el pabellón 7 de Fira de Barcelona en Montjuïc, uno de los espacios elegidos por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones para atenderles en las tareas administrativas. Buscaban asesoramiento y soluciones para iniciar, aunque sea temporalmente, una etapa de su vida en Barcelona o Catalunya, después de verse obligados a abandonar su casa, a causa de la guerra iniciada por Rusia contra su país.
Son ya 8.000 los ciudadanos ucranianos –que se tenga constancia, aunque pueden ser más– que han llegado por varios medios a Catalunya desde el estallido del conflicto bélico, el 24 de febrero. Por el momento, también han llegado 151 menores no acompañados, 132 de ellos con una entidad de Terrassa, Tanu, que ya ayudaba a menores ucranianos desde la tragedia de Chernóbil. El departamento de Drets Socials tiene registrada la predisposición de 10.000 familias con la intención de poder acoger a un menor no acompañado proveniente de Ucrania.
En Barcelona y por extensión en toda Catalunya se encuentran con una buena acogida por parte de la población catalana, acostumbrada a ser una sociedad hospitalaria. Así, con una respuesta rápida, han surgido iniciativas solidarias y voluntariosas de la sociedad y las entidades civiles durante los primeros días del conflicto, pero las administraciones y organizaciones humanitarias insisten en que es necesario canalizar todos los esfuerzos a través de las instituciones [portal Catalunya con Ucrania] o del Consulado ucraniano en Barcelona.
Por tanto, organizaciones humanitarias, entidades sociales y el conjunto de las instituciones se han volcado en centralizar todos los esfuerzos en la acogida de las familias que llegan —muchas madres y abuelas con sus hijos y nietos; los hombres de entre 18 y 60 años no pueden salir de su país–-. El espacio de 6.000 metros cuadrados en Fira de Barcelona, es un ejemplo.
En el pabellón, gestionado por Cruz Roja, el Gobierno y la Generalitat han desplegado un conjunto de servicios para simplificar los trámites administrativos para que los ciudadanos ucranianos (de todas las nacionalidades) obtengan la llamada “protección temporal” en menos de 24 horas y que da acceso a derechos sociales por un período de un año, ampliable a tres. Esto implica permiso de residencia, trabajo y el acceso a todos los derechos sociales, tales como la atención sanitaria —incluidos servicios de atención psicológica con una cincuentena de expertos— o la escolarización, que dependen de la Generalitat.
No se trata de un centro para alojamiento, aunque contará con 200 camas para el descanso temporal en caso de desplazados que acaben de llegar a la ciudad. Pero tanto Cruz Roja, como la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona informan de sus espacios y servicios de alojamiento de emergencia y de acogida (atención a la infancia, logística, manutención, acompañamiento). Por no hablar de la llegada de niños que padecen enfermedades y están con tratamiento médico y que son trasladados a diferentes centros hospitalarios de Catalunya para recibir la atención necesaria.
Los ayuntamientos, herramienta imprescindible
El Ayuntamiento de Barcelona a través del Pla Ciutat Refugi de Barcelona ha puesto en marcha una nueva página web para facilitar la acogida. Tiene el objetivo de hacer llegar a la población de forma comprensible la información más actualizada posible sobre los diferentes servicios municipales implicados: una primera acogida que ofrece el Centro de Urgencias y Emergencias Sociales de Barcelona (CUESB) durante 24 horas y 365 días al año; y el Servicio de Atención a Inmigrantes, Emigrantes y Refugiados (SAIER) para orientar sobre los trámites necesarios para obtener asilo y refugio.
Muchas más administraciones locales están contribuyendo en la medida de sus posibilidades. Es el caso del Ayuntamiento de Guissona, una de las poblaciones con más residentes ucranianos desde hace años y donde ahora, por lazos de parentesco, han llegado ya unas 300 familias. Este consistorio ha recibido 50 ordenadores, donados por la ONG Labdoo.org, que se entregarán a las unidades familiares.
El tejido empresarial y deportivo
Cabe decir que, en paralelo, la disponibilidad de la ciudad se ha traducido en ofrecimientos de multitud de entidades y empresas. En alojamiento, el Gremi d’Hotels de Barcelona ha habilitado alrededor de 3.000 plazas de acogida en una veintena de establecimientos de la capital catalana y sus alrededores, en coordinación con Cruz Roja para resolver las necesidades de las personas desplazadas. Además, el gremio ha puesto al Hotel Derby a disposición para actuar como punto de aterrizaje de los desplazados y también sopesa llevar a cabo acciones para ingresar laboralmente en el sector hotelero a algunas de las personas que lleguen a la capital catalana.
El Port de Barcelona ha cedido un espacio de 1.800 metros cuadrados en la Zona de Actividades Logísticas (ZAL) para almacenar ayuda humanitaria para Ucrania. La Asociación de Voluntarios de CaixaBank moviliza dos convoyes de autobuses para trasladar a 400 refugiados de Ucrania a España. También el RCD Espanyol y la Associació ‘És per tu’ han enviado material y han trasladado a familias ucranianas. El FC Barcelona, a través de su Fundación, recogerá productos para bebés y niños pequeños conjuntamente con Cruz Roja, animará a socios y peñas a acoger a familias ucranianas y organizarán actividades socioeducativas y deportivas para los niños refugiados que lleguen a Catalunya. El Club Natació Barcelona se ha puesto a disposición del consulado con un plan que contempla que cualquier deportista desplazado pueda participar en las dinámicas y entrenamientos de los distintos equipos del club, en función de su edad y nivel competitivo, de las disciplinas de natación, waterpolo, triatlón, natación artística y kárate.
Entre las muestras de solidaridad, infinidad de donaciones de material sanitario, productos de alimentación y limpieza, tecnológicos… Destacar proyectos como el de la startup Adtende, una empresa catalana que ofrece sin coste alguno su tecnología Platoon a los ayuntamientos para traducción simultánea y poder atender telefónicamente a los refugiados de guerra.
Los niños de Chernóbil y la guerra de los Balcanes
Los vínculos de Barcelona con Ucrania son intensos desde hace años: ha sido refugio temporal de personas perjudicadas por el accidente en la central nuclear de Chernóbil en Ucrania, en 1986, y que con un intento de ayudar e introducir algo de normalidad en la vida de los niños afectados, actúan entidades como la citada Tanu de Terrassa o la organización Osona amb els Nens, que acoge a familias de los llamados niños de Chernóbil durante el verano.
Más tarde, la capital catalana se volcó con los refugiados de la guerra de los Balcanes. El 21 de noviembre de 1995 se firmaron los acuerdos de paz de Dayton para acabar con la guerra de los Balcanes. Ese año, el Ayuntamiento de Barcelona declaró Sarajevo undécimo distrito de la ciudad para apoyar la reconstrucción de la capital bosnia. Fue el inicio de los proyectos de cooperación internacional impulsados por la ciudad. Actualmente, la cooperación del consistorio con la capital de Bosnia continúa a través de un programa conjunto con Medicus Mundi para la prevención de la violencia de género en Sarajevo, con el mantenimiento del Centro de Información de la Mujer, en Sarajevo, y la creación de pisos de transición para las mujeres que dejan este recurso y comienzan a hacer una vida autónoma.
Más recientemente, Barcelona ha sido el punto de llegada y acogida de personas perjudicadas por los conflictos bélicos en Oriente Medio. En verano de 2018, con los migrantes rescatados por Open Arms en medio del Mediterráneo, Barcelona también fue puerto de entrada para muchos refugiados de Libia, en un año en el que la actividad de la ONG fue muy intensa y se topó, a menudo, con la negativa de los muchos países europeos por desembarcar a personas rescatadas.