Vermut en Barcelona
Tomar el vermut en Barcelona es ya todo un fenómeno social. © @iolimoli

Barcelona: ¡es la hora del vermut!

Una bebida a base de vino, ajenjo y hierbas, un sifón, piel de naranja y mucho hielo forman el aperitivo perfecto a mediodía en la Ciudad Condal. El vermut ha recobrado plenamente el protagonismo tras algunos años de olvido y así, y aquí, comienza su liturgia.

Cuenta la leyenda que a principios del siglo XX el italiano Flaminio Mezzalama introdujo el vermut en España y concretamente aquí, en Barcelona, en el hoy desaparecido Café Torino, una verdadera joya del modernismo catalán. La exótica bebida no tardó en popularizarse (la burguesía catalana fue de las primeras en ensalzarla) y pronto se convirtió en lo que es hoy en día, uno de nuestros principales atractivos gastronómicos y sociales.

Porque el vermut, además de ser una bebida a base de vino, ajenjo y hierbas, es todo un acontecimiento social, de charla, de compartir. Servido solo, —para mí con un poquito de piel de naranja, por favor—, o bien acompañado por unas tradicionales patatillas o sencillas tapas, la bebida más popular entre las 12 y las 2 del mediodía regresa con fuerza a nuestra mesa.

El desaparecido Torino, el palacio del vermut, estaba en la esquina de Passeig de Gràcia con Gran Via.
El desaparecido Torino, el palacio del vermut, estaba en la esquina de Passeig de Gràcia con Gran Via.

Recuperando tradiciones

El vermut recuperado por Castell del Remei.

Bien lo saben esto en Castell del Remei, ya que acaban de relanzar al mercado uno de sus productos con más solera, su vermut clásico, recuperando, además, una receta histórica. La bodega de crianza más antigua de Catalunya recupera así una receta ancestral en este vermut con botánicos como el cardo bendito o la hierba santa y especias como el azafrán o la piel de naranja. En los años 20, Castell del Remei era conocida, además de por sus vinos tranquilos, por la elaboración de aromatizados como el Licor de camomila del Castell del Remei y destilados como el brandy del Castell del Remei, y es, precisamente, una receta antigua de esa época la que ahora se rescata para sacar a la luz este vino aromatizado. La base del vermut clásico Castell del Remei la forman vinos blancos de macabeo y, por otro lado, se maceran las hierbas aromáticas entre uno y tres meses para conseguir el potencial deseado de aromas que en una tercera fase se unen al vino base, consiguiendo un vermut de aproximadamente 15% vol de alcohol.

La etiqueta de la botella de este vermut clásico es también un homenaje a aquella época de principios del siglo XX en la que Castell del Remei elaboraba no solo vinos, también licores y vermuts, una tradición que ahora se recupera en esta botella.

Vermut, ¿con o sin sifón?, ¿con aceituna y piel de naranja o solo con hielo?
¿Con o sin sifón?, ¿con aceituna y piel de naranja o solo con hielo?

Para los hermanos Virgili Bros la nueva era vinícola pasa por la creación de conceptos más disfrutones, creativos y atractivos dirigidos a un consumidor joven con el objetivo de llamar su atención y ser para él su primera experiencia, no solo dentro del vermut en particular, sino también del mundo del vino en general. ¿Y cómo? Pues bien sea probando la sangría de diseño La Sueca, el vermut artesano El Bandarra o la gama de vinos orgánicos Organic and Orgasmic.  Ellos han vestido de actualidad el vermut y los vinos a granel de toda la vida, embotellándolos y concediéndoles nuevas oportunidades dentro del mercado, un mercado, por cierto, que se encuentra más receptivo que nunca debido a que la pandemia ha disparado la tasa de compra online y consumo en casa.

Los Virgili Bros lo tienen claro: hay que practicar el “bandarrismo”, y lo plantean como tal, una terracita, jaleo y buen rollo. Esta es la actitud bandarra y la filosofía de su vermut, una bebida popular hecha para ser compartida con alegría. El Bandarra es un vermut de 15 grados de color caoba con reflejos anaranjados, intenso y canalla. Una botella llena de color para una bebida llena de vida. ¡Larga vida al vermut!

El vermut El Bandarra, creado por los hermanos Àlex, Albert y Jordi Virgili Bros.
El vermut El Bandarra, creado por los hermanos Àlex, Albert y Jordi Virgili Bros.

Y si la leyenda cuenta que el vermut vino de Italia, es de recibo regresar hasta el país vecino para conocer, y esto es una frase hecha porque nos remontamos al siglo XVIII, la gama de vermuts creada por Giovanni & Carlo Cinzano, maestros destiladores desde la fundación de Casa Cinzano en 1757. Fue aquí, desde su pequeña tienda en Torino, donde los dos hermanos comenzaron una nueva tendencia con sus vinos aromáticos únicos elaborados a partir de una receta secreta que combina hierbas, especias y vinos locales. La gama Cinzano Vermouth es extremadamente versátil, de ahí que su presencia no solo se limite a la hora del aperitivo, sino que también es la base de muchos cócteles clásicos y creativos que se elaboran con vermut blanco, rojo o extra seco.

Las patatas fritas y las aceitunas no pueden faltar en la hora del vermut. © Montsesalou
Las patatas fritas y las aceitunas no pueden faltar en la hora del vermut. © Montsesalou

Vermut a pie de calle

En la calle Rosselló 442 se encuentra Casa Mariol, donde van más allá de una simple etiqueta en un local sin pretensiones que prima lo bueno y lo sencillo, como su vermut y sus tapas. Aquí no se pretende adoctrinar a nadie, será por eso que siempre hay cola en su puerta para probar cualquiera de sus especialidades entre las que destaca su Suau, la versión actualizada de su famosa bebida. Una buena idea para que la liturgia resulte perfecta es acompañarlo con con una buena clotxa, una especie de pan relleno de sardinas, tomate, cebolla y ajo.

Pero Casa Mariol es mucho más que un local a pie de calle en el Eixample, es una bodega cuyo corazón sigue latiendo con fuerza en un pueblo medieval de la Terra Alta de poco más de 2.000 habitantes llamado Batea. Aquí la viña y el vino son una religión y Casa Mariol un hogar de devotos feligreses. Los habitantes del pueblo habitan en casas construidas desde hace siglos para almacenar vino, cuidan los campos como si se tratara de sus jardines y ni, tan siquiera, su patrón, San Miguel, es festejado en su mes, septiembre, el mes de la vendimia. Aquí, el vino en general y el vermut en particular son una cosa muy seria.

Detalle del interior de la bodega Casa Mariol, en Barcelona. © Annebethvis
Detalle del interior de la bodega Casa Mariol, en Barcelona. © Annebethvis

Cuando Barcelona vuelva a ser Barcelona, que volverá, es posible que haya que ir a celebrarlo a un lugar donde se cumple a rajatabla la tradición del vermut, Quimet & Quimet donde no hay que ir en domingo porque está cerrado. Falta espacio, de verdad, para contar todo lo que se cuece en este pequeño local del barrio de Poble Sec. Y es que el Quimet tiene fama de muchas cosas, pero sobre todo de servir el mejor vermut de grifo de la ciudad. Del país. Del mundo. Aquí también fabrican su propia cerveza y su variedad de vinos llega hasta el techo. Literalmente. Su cocina nunca se caracterizará por la vanguardia pero a quién le importa la vanguardia cuando sirven su combinado de quesos o un montadito de salmón, yogurt y miel trufada. Acompañado de un vaso de vermut, claro.

Quimet & Quimet, uno de los principales templos del vermut en Barcelona. © Kent Wang
Quimet & Quimet, uno de los principales templos del vermut en Barcelona. © Kent Wang

Que el vermut está de moda es indudable, por lo que no dejan de multiplicare las marcas que salen al mercado y que se suman a otras muchas enseñas que fueron pioneras, como Yzaguirre, Miró o Espinaler.  Priorat Lab, dueña del vermut Dos Déus, es otra de las empresas que se ha consolidado en los últimos años, con propuestas tan innovadoras como sus vermuts Nordic y Mediterranean, que son muy versátiles, ya que no solo se pueden tomar con hielo, sino que están diseñados para tomar calientes, como los vinos especiados (Mulled wine) que se toman en el norte y centro de Europa. Lo dicho: ¡Larga vida al vermut!