La calle Enric Granados se ha convertido en el epicentro de las nuevas tendencias de restauración en Barcelona, con diversidad de establecimientos adaptados a distintos públicos y bolsillos. Uno de los últimos conceptos en estrenarse en este eje nocturno de referencia es Jacqueline, un glamuroso local de tres plantas ubicado en un edificio de nueva construcción y en el que conviven tres propuestas de ocio, gastronomía y música en vivo.
A primera vista, lo que más destaca del local es su asombrosa decoración y no es para menos, ya que el interiorismo de Jacqueline, inspirado en el art nouveau, es obra del prestigioso estudio estadounidense Rockwell, que se estrena con este proyecto en el sector de la restauración en Barcelona. Para la apertura de este exclusivo multiespacio, que se ha ido abriendo por fases, se ha destinado una inversión de 2,5 millones de euros, según explica a The New Barcelona Post el impulsor de Jacqueline, el joven empresario Toni Cano.
Hijo de Antonio Cano, director y propietario del Grupo Sutton, Toni Cano es un gran conocedor del sector del ocio nocturno barcelonés y tiene ya experiencia en locales que combinan la restauración con las copas y el espectáculo gracias a Gatsby, perteneciente también al grupo de su familia. Jacqueline, sin embargo, es un proyecto personal, desvinculado accionarialmente de Sutton y que impulsa en alianza con tres socios de Nueva York vinculados al sector inmobiliario.
“Jacqueline es mi primer proyecto fuera de la familia; empecé a impulsarlo antes de la pandemia, con la idea de hacer algo distinto dentro del segmento de los restaurantes de alto nivel, donde hay mucha competencia. Con este local, lo que queremos es diferenciarnos con un espacio único donde prima la experiencia”, explica Cano.
Según el empresario, Jacqueline no acaba en el restaurante de Enric Granados, sino que es una nueva marca de restauración concebida en Barcelona con la voluntad de expandirla internacionalmente, especialmente en Estados Unidos. “Mis socios de Nueva York han creado Jacqueline Fund, un vehículo inversor que tiene como misión expandir la marca y crear un nuevo concepto mundial que permita replicar Jacqueline en varias ciudades”, avanza.
Según Cano, Jacqueline ya ha empezado a buscar un local para abrir en Madrid y, posteriormente, saltará a Estados Unidos, con una inauguración, previsiblemente, en Miami y con la idea de poder llegar también algún día a Nueva York.
“Por culpa de la pandemia y el retraso en el suministro de algunos materiales, hemos tardado mucho en poder abrir este primer establecimiento en Barcelona. Arrancamos de forma discreta en noviembre y, realmente, estamos muy contentos de cómo han ido estos primeros meses. Hemos sufrido, pero ahora Jacqueline ya es un éxito: estamos creciendo entre un 30% y un 40% cada mes y con los nuevos espacios que abriremos, como el Champagne Bar, la actividad aún se disparará más”, destaca Cano.
Jacqueline dispone de una superficie de 500 metros cuadrados distribuida en tres pisos que acogen el restaurante principal, un restaurante con música en directo (The Dinner Club) y una coctelería bautizada como Champagne Bar y que abrirá después de Semana Santa. Externamente, el local llama la atención por disponer de una gran portalada de madera y cristal de estilo modernista. Nada más entrar, uno se encuentra con una sinuosa escalera de caracol y con una gran barra de bar que da acceso al restaurante, cuya decoración no deja indiferente. Llama especialmente la atención la barra del fondo del local, coronada por una estructura con forma de palmera realizada en metal bronce y vidrio espejado verde.
“El concepto de diseño de Rockwell Group para Jacqueline es un deslumbrante homenaje al siglo XX, la alta cultura y el mejor entretenimiento. En él se mezclan detalles de art nouveau y formas espontáneas, gráficas y surrealistas con elementos clave de la pintura de este siglo”, explican desde la firma de diseño y arquitectura fundada en Nueva York por David Rockwell. Con oficina en Madrid, Rockwell trabajó también en Barcelona en el diseño del Hotel Nobu y en la capital de España acaba de firmar el interiorismo del nuevo hotel JW Marriott situado en la céntrica Plaza Canalejas.
El restaurante principal tiene capacidad para 80 comensales y, además, esta barra del fondo funciona como una barra de sushi para ocho personas que aplica el concepto omakase, que en la cocina japonesa significa ponerte en manos del chef, es decir, dejar que sea él quien elija y prepare un menú personalizado en función de los productos frescos que tenga en cada momento.
En la planta subterránea se encuentra el The Dinner Club, donde se ofrecen cenas con música en directo de artistas emergentes e internacionales, aunque el espacio se convierte también en un bar de copas con sesiones de DJ hasta las tres de la mañana. La carta del Dinner es la misma que la del Jacqueline, pero es un espacio más animado, especialmente pensado para parejas, ya que las mesas son para dos personas. “Cada planta está pensada para un momento en concreto; el Dinner es un espacio más íntimo y romántico“, explica Toni Cano, que advierte que la consumición mínima para disfrutar del show de música en vivo es de 65 euros. Las actuaciones se realizan de miércoles a domingo, con dos pases, es decir, dos turnos, a partir de las 19:30h.
Finalmente, en la planta superior se encuentran unos lavabos de diseño y que también son carne de Instagram y el Champagne Bar, una coctelería que abrirá este mes de abril y que quiere posicionarse como las mejores del mundo. “Queremos entrar a formar parte del ránking The World’s 50 Best Bars“, asegura Cano, en referencia a la clasificación internacional que, precisamente, lidera la coctelería barcelonesa Paradiso. Al frente del Champagne Bar estará Sergio Pardo, “una joven promesa” en el mundo de los barman, curtido en la también barcelonesa Dr Stravinsky. “El hilo conductor del Champagne Bar será que todos los cócteles contendrán como ingrediente el champán y que tendremos marcas de champán de todo tipo, algunas elaboradas por pequeños productores”, avanza el propietario.
A los fogones del restaurante Jacqueline, que ofrece una carta de inspiración internacional, se encuentra el chef Dani Padró, formado en la escuela Hoffman de Barcelona y que había trabajado en el Hotel Palace. Para empezar, hay entrantes fríos, desde ostras y caviar a un tartar de gamba roja y stracciatella o de atún rojo, sin olvidar el jamón ibérico de la dehesa extremeña o un humus con anguila ahumada y aceitunas de Kalamata. La causa limeña de pulpo, el ceviche de corvina o el steak tartar de carne madurada con un toque de yema curada y mayonesa de anchoas son otras de las propuestas que ofrece Jacqueline.
También son muy recomendables las croquetas de cecina sobre cremoso de foie gras, las zamburiñas a la plancha o la alcachofa confitada en salsa verde con almeja fina y kokotxas de merluza. Como platos principales, hay pasta, atún bluefin, rodaballo asado, cochinillo confitado, espalda de cordero o carne de wagyú a la brasa, entre otras propuestas, que pueden combinarse con distintas guarniciones, como las patatas fritas Jacqueline, con parmesano y trufa. Próximamente, el local ofrecerá también un brunch cada domingo de una del mediodía a cinco de la tarde.