Gonzalo Calvo es un empresario al que le va la marcha. A comienzos de 2013 su cadena de agencias inmobiliarias quebró, pero lejos de hundirse por el fracaso, con 48 años, decidió empezar de nuevo y hoy vuelve a ser una persona de éxito, al estar al frente del grupo de restauración Saona, que este año prevé facturar 30 millones de euros y que se ha marcado el objetivo de alcanzar los cien restaurantes en toda España los próximos años.
Su nueva aventura empresarial no se hizo esperar. Sólo dos meses después de presentar concurso de acreedores por la crisis inmobiliaria, en marzo de 2013, se quedó con una cafetería que había en el centro de Valencia y que estaba en traspaso y abrió el restaurante Bianco Latte. Esta marca, sin embargo, ya estaba registrada por una empresa milanesa y el registro europeo de marcas le obligó a buscar otro nombre. Fue en ese momento cuando decidió adoptar la marca Saona, que es el nombre “de una cala de Formentera que me trae muchos y muy buenos recuerdos personales”, explica Calvo, presidente y socio fundador del Grupo Saona, en una entrevista con The New Barcelona Post.
“Siempre me había gustado el sector de la restauración, yo soy un cocinillas, y también me gusta mucho la decoración; opté por enlazar estos dos hobbies y creé Saona”, explica el empresario valenciano, que acaba de inaugurar sus dos primeros restaurantes en Barcelona, ciudad donde prevé tejer una red de ocho o diez locales. El primer Saona se abrió hace unas semanas en el centro comercial La Maquinista y el segundo abrió puertas por San Juan en la calle Aribau 131, entre Córcega y Rosselló.
Los restaurantes Saona se distinguen por su cuidada decoración —donde predomina la madera y el mimbre— y por ofrecer una cocina mediterránea casual con buena relación calidad-precio. Saona ha tenido éxito gracias a una fórmula de menús a precio cerrado, con once primeros y once segundos para escoger. El precio incluye los postres, pero las bebidas se pagan aparte. Hay cuatro tarifas, según el día de la semana y de si es mediodía o noche. Puedes comer entre semana por 10,95 euros, mientras que el precio del menú asciende a 15,95 euros las noches del fin de semana. “Con este formato de carta cerrada, los clientes de Saona ya saben, antes de venir, cuánto se gastarán”, dice Calvo.
Pero volvamos a Valencia y a los inicios del grupo. “Los inicios fueron duros, la gente nos veía como una cafetería, que era el negocio que había antes en el local, y nadie entraba a comer. Hacía que mis hijos se sentaran en la terraza a comer para que la gente se animara”, recuerda. Todo cambió, sin embargo, radicalmente el verano de 2014, cuando Calvo abrió un Saona en un chiringuito de la playa de Jávea. El local se puso muy de moda aquel verano y aprovecharon para explicar que ya había otro Saona en Valencia. El tercer restaurante no tardó en llegar y desde ese momento ya no han parado.
Hoy, el Grupo Saona tiene 28 restaurantes y otros siete están pendientes de apertura en ciudades de más de 50.000 habitantes como Madrid, Elche, Albacete, Alcalá de Henares, Sevilla y Sagunto. “La idea es abrir entre diez y doce nuevos locales este año y repetir la misma cifra de cara a 2022”, adelanta el presidente de la cadena, que aspira a implantarse también en Portugal a partir de 2023.
¿Hasta dónde quiere llegar Gonzalo Calvo? “¡Hasta donde podamos! No me fijo límites, pero mucho más lejos de donde estamos ahora seguro. Cuando vea que la gente no sale contenta de mis locales dejaré de abrir nuevos”, asegura. “En España calculo que podemos llegar a tener cien restaurantes”, explica el empresario, que se muestra muy contento de haberse implantado en Barcelona, donde podría crear una red de hasta ocho establecimientos. En Madrid, ya tiene diez; es su principal ciudad, junto con Valencia.
Aunque la mayoría de locales del grupo lucen la marca Saona (24), la empresa es también propietaria de los restaurantes Turqueta (1 en Valencia), Tagomago (en Valencia y Madrid) y Quick Saona (en el centro comercial Bonaire), con los que ha querido explorar nuevos conceptos. Saona es la marca con la que se ha decidido concentrar el plan de expansión, pero también se abrirá algún local nuevo de Tagomago, los restaurantes de más alta gama del grupo.
El 100% de los 28 restaurantes son propios, ya que hasta ahora Calvo no ha contemplado para su estrategia de expansión hacerlo mediante franquicias, aunque es una puerta que no cierra para el futuro. Durante los seis primeros años, el fundador de Saona hizo todo este camino solo, pero en 2019 decidió vender el 49% de las acciones del grupo a Miura Partners, la gestora barcelonesa de capital riesgo liderada por Luis Seguí. “Miura es un buen compañero viaje, hubo muy buena empatía con su equipo y estoy satisfecho de tenerlos como socios, no me he equivocado”, reflexiona Calvo.
Miura es también el accionista de referencia del Grupo Tragaluz, pero los dos grupos de restauración se gestionan de forma totalmente independiente, aunque se han empezado a explorar sinergias, como una negociación conjunta para la compra de cerveza.
El Grupo Saona da trabajo actualmente a 650 personas y, antes de la pandemia, registraba crecimientos anuales del 40%. En 2019 facturó 19,5 millones de euros, una cifra que bajó a 16,5 millones en 2020 y que este año prevé casi duplicar, hasta los 30 millones, gracias a la recuperación de la normalidad y a las nuevas aperturas.
La covid también ha hecho retrasar un año la llegada de Saona a Barcelona. En La Maquinista la marca se ha instalado en la zona del centro comercial que acaba de ser ampliada. La cadena también ha optado por ubicarse en el centro del Eixample, en la calle Aribau, con una inversión conjunta cercana al millón de euros. El restaurante de Aribau tiene capacidad para 150 comensales, emplea a 18 personas y dispone de dos plantas donde se pueden diferenciar hasta cuatro zonas o ambientes que suman 450 metros cuadrados. “Para nosotros Barcelona siempre ha sido un reto especial. Nos hace mucha ilusión poder ofrecer un concepto diferente a la ciudad; esperamos tener una buena acogida por parte de los barceloneses y gustar tanto como gustamos en Valencia o Madrid“, concluye el propietario Saona.