Semana de adelantos importantes para las infraestructuras de Barcelona. Los primeros trenes de Rodalies empezaron a pasar el martes por el interior de La Sagrera. El Govern anunció el miércoles un nuevo calendario para la finalización de la L9, con 2029 como fecha tope, mientras que el Estado presentó el viernes el nuevo plan de Rodalies, con una inversión de 6.346 millones de euros hasta el 2030. Y, el sábado, el Ayuntamiento de Barcelona ha puesto sobre la mesa la fecha de inicio de las obras para conectar el tranvía por la Diagonal: otoño de 2021.
El futuro tranvía de la Diagonal empezará su conexión con obras en el tramo comprendido entre Verdaguer y Glòries, con el objetivo de tenerlas terminadas a finales del año 2023. Cuando entre en funcionamiento, los vecinos podrán hacer este trayecto en solo siete minutos y las vistas que tendrán de la Diagonal serán diferentes de las de ahora, con más espacio para los peatones, las bicicletas y los árboles, en línea con la ciudad de las supermanzanas que está impulsando el Ayuntamiento. “Queremos una Diagonal llena de personas, verde y aire limpio”, valora la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que define el nuevo tranvía como una infraestructura estratégica que marcará un antes y un después en la transformación urbana de la ciudad.
La unión del Trambesòs y el Trambaix, proyecto coordinado por el exconseller Pere Macias, servirá para conectar nueve ciudades metropolitanas y los barrios de Barcelona, sobre todo los de Poblenou, Maresme y Besòs, además de dinamizar la parte baja de la Diagonal y beneficiar al comercio, según remarca el primer teniente de alcalde de Barcelona, Jaume Collboni. Las diferentes universidades y centros de investigación que se encuentran por el camino, como la Universitat de Barcelona (UB), la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) y la Universitat Pompeu Fabra, también encontrarán una nueva manera de conexión para sus estudiantes. “El tranvía cambiará la vida de la gente”, resume la teniente de alcalde de Urbanismo y Movilidad de Barcelona, Janet Sanz, que señala que solo la primera fase de las obras permitirá sacar a 4.000 coches de la calle.
El acuerdo presentado este sábado, cerrado entre el Gobierno municipal y ERC, ha permitido fijar el convenio de colaboración con la Autoritat del Transport Metropolità (ATM), repartiéndose entre ambas administraciones qué hace cada una. El Ayuntamiento de Barcelona se encargará de la urbanización del tramo Verdaguer-Glòries, con una inversión de 56 millones de euros, y la ATM de la construcción de la infraestructura tranviaria y la compra de los trenes, con 61 millones de euros. En paralelo a esta primera fase para la conexión del tranvía, se continuarán desarrollando las obras del colector de la avenida Diagonal, paso previo y necesario para poder unirlo, dado que una vez implantada la nueva infraestructura no se podrán hacer obras de alcantarillado de tal magnitud.
Pero, para llegar a ver esto y que las obras empiecen el próximo otoño, primero se tiene que superar un obstáculo. El acuerdo ha determinado qué hace el Ayuntamiento y la ATM, pero no ha negociado todavía con la empresa concesionaria del tranvía. Esto será lo que acabará marcando que las obras arranquen o no el año que viene. El consistorio y la ATM tienen que definir con la concesionaria quién se quedará con los beneficios del servicio que unirá los dos actuales tranvías. La apuesta del consistorio es que se los queden las administraciones, teniendo en cuenta que serán ellas las que esta vez hagan la inversión para desarrollar la infraestructura. “Toda negociación es compleja”, remarca Sanz. A pesar de ello, la intención del Ayuntamiento es empezar a hacer ya las licitaciones para llegar con todo preparado a otoño de 2021, a la espera del acuerdo con la concesionaria.