Los más de 45.000 asistentes al partido amistoso que se celebró en Tokyo hace unos días entre los veteranos del Barça y el Real Madrid recibieron un folleto de una gran retrospectiva que se realizará en la capital nipona sobre Joan Miró. La muestra en el Tokyo Metropolitan Art Museum será una de las grandes citas para la Fundación Miró en el 2025, año en el que celebrará su 50 aniversario, efeméride con la que se quiere reivindicar el legado del artista y hacerlo llegar más allá de Montjuïc, hasta países lejanos que marcaron su trayectoria. Francia es la primera referencia que se le ocurriría a muchos sobre las influencias que tuvo, pero la fundación quiere ampliar el foco y fijarse en otros lugares que también son clave para entenderlo, como Japón y Estados Unidos.
Japón fue una clara fuente de inspiración para la obra de Miró, quien se pasó décadas queriendo visitar el país. Fue en 1966 cuando los museos nacionales de arte moderno de Tokyo y Kyoto le dedicaron una primera exposición y pudo viajar hasta allí. “Es uno de los artistas más queridos del país”, remarca el director de la fundación, Marko Daniel, tanto que puede codearse con los forofos del Clásico y robar algo de su atención. A Japón también volvió con motivo de la exposición universal de Osaka en 1970, para la que realizó un mural, en el mismo año en el que también había hecho uno para el Aeropuerto de Barcelona. Coincidencia o no, este 2025 está prevista una nueva exposición universal en Osaka, en la que se está trabajando para que Miró vuelva a estar presente. “Queremos devolver a Japón todo lo que le aportó a Miró”, señala Ester Ramos, jefa de proyectos internacionales de la fundación.
Un centenar de obras viajarán hasta Japón para nutrir la exposición que se organizará en Tokyo, prevista entre los meses de marzo y julio de 2025. La fundación será la principal prestadora, con una cincuentena de obras, pero también contribuirán el Reina Sofía, el Museo Picasso de París o el MoMA de Nueva York, así como equipamientos nipones como el Ohara Museum of Art de Okayama o el Pola Museum of Art de Hakone. Se cubrirá toda la trayectoria artística de Miró, desde sus inicios en Barcelona hasta el final de su vida, pasando por su estancia en el París de las vanguardias y los aprendizajes que obtuvo en sus viajes a Japón. Composition avec personnages dans la fôret incendiée (1931) volverá al país nipón, donde ya se pudo ver en 1932, y también viajará Personnage devant le soleil (1968), permitiéndola salir de la fundación por primera vez en 40 años por su conexión con la cultura oriental.
Después de estar en Japón, la fundación explorará el diálogo que Miró tuvo con Estados Unidos, país esencial para la consolidación de su proyección internacional, con un papel destacado de su marchante, Pierre Matisse. La muestra estudiará las relaciones que el pintor catalán desarrolló con artistas estadounidenses y cómo se enriquecieron mutuamente, delimitada en el tiempo por las dos retrospectivas que tuvo en Nueva York, en 1941 y 1959, así como las siete veces que visitó Estados Unidos, entre 1947 y 1968. Unas 160 obras se desplegarán en la fundación entre octubre de 2025 y febrero de 2026, para luego viajar hasta The Phillips Collection de Washington en marzo de 2026. También será una oportunidad para poner en valor a aquellas artistas contemporáneas que no recibieron la suficiente atención en su momento como Louise Bourgeois, Helen Frankenthaler, Lee Krasner o Alice Trumbull Mason. Se incluirán sus obras, así como las de homólogos masculinos que acapararon más los focos, como Jackson Pollock y Mark Rothko.
Pero no todo será viajar a destinos lejanos. La propia historia de la fundación, nacida en 1975, será la protagonista de una muestra que dará el pistoletazo de salida a la celebración del 50 aniversario, que se inaugurará oficialmente en junio de 2025. Un relato poliédrico repasará todo lo que ha pasado desde la puesta en marcha de la fundación, también conocida como Centro de Estudios de Arte Contemporáneo (CEAC), fijándose en episodios clave para entenderla como la Guerra Civil y el franquismo, así como la construcción del edificio diseñado por el arquitecto Josep Lluís Sert, la muerte de Miró en 1983 o el impacto de la Barcelona olímpica. Se hablará de Joan Prats, una figura necesaria para la fundación del CEAC, originado en el refugio clandestino para el arte que supuso su tienda de sombreros de Rambla Catalunya. A Prats también se le rendirá homenaje en una exposición fotográfica organizada entre mayo y noviembre de 2025 en el vestíbulo de la fundación, espacio dedicado a la fotografía amateur desde hace años.
Un regalo de aniversario que se quedará en Barcelona más allá del 50 aniversario de la Fundación Miró serán las diez nuevas obras que ha incorporado a su colección, formada por miles piezas aunque solo unas 70 estén expuestas permanentemente. Según ha indicado la jefa de colección, Teresa Montaner, algunas de las novedades ya se pueden ver en su interior, como un cuadro de Matisse que forma parte de la exposición que traza la admiración mutua que se tuvieron ambos artistas y una de las pocas pinturas objeto de Miró que ha sobrevivido. El resto se irán revelando gradualmente. Los depósitos han sido de dos prestadores anónimos de fuera de España.