El MSC World Europa ha atracado por primera vez este viernes en el Port de Barcelona, desde donde saldrá cada semana durante un año para hacer su ruta por el Mediterráneo. Con capacidad para más de 6.700 pasajeros y una oferta de casi 3.000 camarotes, el buque es una de las novedades de la temporada y ha generado tanta expectación, que, según avanza el director general de MSC Cruceros España, Fernando Pacheco, el 80% de las plazas para este verano ya están vendidas.
“El mercado de cruceros español está sano y ha regresado con fuerza”, remarca Pacheco. De hecho, con los meses estivales recién estrenados, ya han vendido un 20% más que todo el verano de 2019, el anterior antes de la pandemia. Hace cuatro años, movieron a unos 145.000 cruceristas entre abril y octubre, llegando a los 184.000 en todo el ejercicio. El directivo señala que este crecimiento se basa, especialmente, en la apuesta de la compañía por nuevos puertos, incluyendo con más oferta los de Málaga, Alicante y Santa Cruz de Tenerife. “Acercar los cruceros a la casa de los clientes está demostrando que provoca demanda”, expone.
Estos tres puertos se suman a los que ya estaban integrados de manera regular en la programación de MSC en España: Barcelona, Valencia y Palma de Mallorca. Menos en el de Palma, que ha limitado la llegada de cruceros, la empresa ha ampliado la oferta en Barcelona y Valencia respecto a 2019. Sobre la decisión que ha tomado Palma, un debate que lleva abierto desde hace años en la capital catalana, el portavoz de MSC Cruceros España pide afrontarlo “con números”, poniendo como ejemplo el informe que ha presentado esta semana la UB, y recuerda que su compañía forma parte de un grupo que también trae carga y ferrys a la ciudad, “el Port de Barcelona es tremendamente estratégico y tenemos visión de crecer”.
Con el refuerzo de Valencia y Barcelona este verano, en el caso de la capital catalana, se ha sumado un barco más, pasando de los dos a los tres. “Barcelona es el primer puerto de embarque para MSC en España”, subraya, con entre el 40-50% de pasajeros, seguido por el de Valencia, con el 30%. Para esta temporada estival, la empresa prevé 111 escalas en el Port de Barcelona, por donde harán pasar unos 550.000 turistas.
Este verano, de Barcelona, zarparán el MSC Seaview, el MSC Grandiosa y el MSC World Europa, añadiendo el MSC Divina en otoño, los cuatro con puerto base en la capital catalana, concepto entendido por la naviera como los puertos donde embarcan y desembarcan pasajeros a lo largo de la ruta que hacen los cruceros. En líneas generales, el 40% de los pasajeros de los cruceros de MSC que embarcan en el Port de Barcelona son extranjeros, por lo que, indica Pacheco, pasan al menos una noche en la ciudad antes de subirse al barco. Además, el 40% de los pasajeros de MSC embarcan en la capital catalana y el resto lo hace en los otros puertos donde atraca del Mediterráneo.
En el caso del MSC Word Europa, la capital catalana será el único puerto base en España, donde iniciará cada viernes una ruta de siete días por el Mediterráneo que parará en Marsella (Francia), Genova, Nápoles y Mesina (Italia), y La Valeta (Malta). Los precios por persona se mueven entre los 700 euros a la semana, en temporada baja, hasta los 1.400 a la semana, en temporada alta, ambas opciones para cabinas interiores, las más baratas.
Una de las principales novedades de este barco es que es el más grande que ha llegado a la capital catalana completamente propulsado por gas natural licuado (GNL), un combustible de transición que reduce la contaminación respecto a los convencionales. El primer crucero que llegó al Port de Barcelona propulsado por GNL fue el AIDAnova, del grupo Costa, en 2019. Asimismo, el MSC World Europa incorpora una pila de combustible, que permitirá adaptar el buque al uso de las fuentes de energía que acaben priorizándose como menos contaminantes en un futuro a lo largo de su vida útil —unos 30 años—.
Más allá de medidas para reducir el impacto medioambiental que provoca, el MSC World Europa incorpora novedades para el entretenimiento de sus usuarios, como una academia para aprender a pilotar drones, un tobogán de 80 metros de altura o unos autochoques. Con un total de 22 cubiertas y más de 40.000 metros cuadrados de espacio público, el buque cuenta con una amplia oferta de restauración, incluyendo un restaurante con comida hecha con los vegetales que crecen en el mismo buque y una cerveceria que hace su bebida con agua de mar.